Graban a Rajoy 'afrontando' un baño en el Mediterráneo

El expresidente del Gobierno se mostró dubitativo antes de darse un chapuzón entre Ibiza y Formentera

Mariano Rajoy
photo_camera Mariano Rajoy afronta el salto. EP

Si algo ha definido al expresidente del Gobierno Mariano Rajoy a lo largo de toda su carrera ha sido su oratoria de tendencia hacia la tangente. No ha habido asunto espinoso que el gallego no haya sabido anular a base de refranes, chascarrillos, circunloquios, hipérbatos y todo tipo de figuras retóricas perdidas en un significado nebuloso y desconcertante, que tantas veces le han servido de salvoconducto dialéctico.

Esta semana, Rajoy, no el político sino el político retirado, ha afrontado una de esas incómodas situaciones de la vida cotidiana que suponen enfrentarse a algo nuevo en aguas desconocidas.

Rajoy fue visto en un yate entre Formentera e Ibiza pasando unos buenos momentos de ocio entre amigos.

Todo era sol y júbilo y la vida en cubierta transcurría en armonía. No obstante, el bueno de Rajoy se vio abandonado junto a la plataforma de salto. Estaba claro que aquel no era su lugar, y, de alguna manera, el bañador azul celeste que cubría su piel aún lechosa parecía gritar que tampoco el momento.

Sintió la presión. Quiso salvar la situación metiendo solo los pies en el agua, eludiendo el siempre temido impacto de choque, pero no se vio cómodo en una postura que le costó abandonar. Quiso salir del borde y se arrastró con las piernas dobladas, como sentado, que era como quería estar, pero sin estarlo.

Alcanzó de nuevo la plataforma y consiguió erguirse. Dio una vuelta sobre sí mismo, como buscando algo, esperando que alguien se fijase en él y le diese una excusa para hacer otra cosa, pero nadie tuvo esa deferencia. Finalmente, tal vez superado por la expectación y gastados sus recursos, se convenció de que no había escapatoria y asumió su destino. Dio un paso adelante para dejarse caer y sumergirse en las aguas del Mediterráneo.

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