Jesús Vázquez, un coruñés con Ela que no quería vivir en la Edad Media

Hace cuatro años fue diagnostica y ahora, con la entrada en vigor de la ley de la eutanasia, no descarta que pueda hacer uso de ella
Jesús Vázquez, coruñés con Ela. ARCHIVO
photo_camera Jesús Vázquez, coruñés con Ela. ARCHIVO

Jesús Vázquez Conde tiene 57 años. Hace cuatro fue diagnosticado de esclerosis lateral amiotrófica (Ela) y su vida dio un giro radical. Ahora, celebra la entrada en vigor de la ley de la eutanasia porque no le gusta que su país tenga "una legislación de la Edad Media". Llegado el momento se plantea el hacer uso de ella. 

Con el impulso de su silla de ruedas automática, este vecino de A Coruña se desplaza, no sin dificultades, por el barrio de Monte Alto, en el que reside junto a su mujer y sus dos hijas, quienes le prestan los cuidados que necesita. 

"El cuerpo me falla ya bastante pero mantengo la voz, el aire, el respirar y el comer", cuenta en una conversación con Efe este hombre, que rememora cómo años atrás notó las primeras molestias cuando estaba en la playa y se percató de que le costaba levantarse. 

A partir de ahí, los médicos le dieron la noticia de que padecía esta enfermedad degenerativa e incurable, que hace que necesite dos grúas para levantarse al haber perdido en gran parte su movilidad. 


"Quiero la eutanasia porque no me gusta que mi país tenga una legislación de la Edad Media", enfatiza sin dudarlo este compostelano afincado en A Coruña, ciudad a la que se trasladó por trabajo. 

A sus ojos, la única "alternativa" a la norma era la "eutanasia clandestina". "Lo de siempre. Si tienes dinero solucionas. Si no tienes dinero te fastidias", reflexiona. 

Por eso, en este día que supone un antes y un después para muchas personas por la entrada en vigor de una ley no exenta de polémicas, Vázquez Conde sostiene que la norma significa "avanzar", ya que no entiende que se pueda aplicar el código penal a los familiares que quieren ayudar a una persona que está sufriendo. 

No piensa demasiado a futuro, pero sí remarca con coraje y a las claras que la solicitud del suicidio asistido es su "plan b". "Yo creo que me voy a morir antes de que me mate la Ela, casi seguro", afirma Jesús, aunque naturalmente no sabe "lo que va a pasar mañana". 

Él contacta con muchos médicos y otros sanitarios que le cuentan sus experiencias con otros enfermos y comparte que hay mucha gente que "no puede más". Así las cosas, espera que en su comunidad autónoma la normativa se aplique sin trabas, pues sabe que muchos políticos y autoridades discrepan de la ley.  Pide no confundir la medida con los cuidados paliativos, que "son muy buenos como lo que son".

"En Galicia dicen que les gusta la ley de paliativos, pero no meten dinero en ella. Además, la ley de paliativos y la ley de eutanasia son completamente diferentes. Si yo quiero acabar y no puedo más, no me pueden venir con historias", defiende con convencimiento este graduado social. 

Gracias a su familia y al apoyo de la asociación Agaela, Jesús sigue por ahora adelante.  Relata que por el momento puede hablar y no padece mucho dolor. 

Pero si eso cambia, agradece, al fin, el poder tener "garantías" por medio de este nuevo "derecho individual". 
Y, en una jornada como la de este viernes, sentía la necesidad de hacer algo que todavía puede: hablar, con un lenguaje claro, directo y sencillo.

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