"Galipizza precisa cociñeiro/a con experiencia en prancha para o Resurrection Fest 2016; os interesados poden enviar o seu currículo a [email protected]". Este anuncio de empleo se podía leer esta semana en Facebook. La persona seleccionada será una de las 500 que consigan un puesto de trabajo al calor del festival de músicas extremas que se ha erigido en uno de los signos de identidad de Viveiro. La organización calcula que el Resu generará en tres días un impacto de más de 6 millones de euros en A Mariña y que en una década habrá reportado beneficios por más de 30 millones.
El más grande de cuantos festivales de música se celebran en Galicia por volumen de asistentes tendrá lugar el jueves, viernes y sábado de la próxima semana. Los viveireses hace ya unos días que han visto a los primeros resus —así se conoce a los fieles del festival— y, hoy mismo, los hoteles comenzarán a recibir al primer contingente de los 80.000 festivaleros que se aguardan.
El Resu comenzó en la más absoluta modestia en 2006. El número de asistentes, la importancia de las bandas y la repercusión económica de la marea negra de metaleros y hardcoretas crece en progresión geométrica año a año, al igual que los escenarios, las zonas de acampada o toda la parafernalia que acompaña al festival. Con la boca pequeña, casi la totalidad de los hosteleros de la ciudad del Landro reconocen que hace mucho tiempo que es más rentable que la Semana Santa, pero añaden a renglón seguido que no se ponga en su boca, por aquello del qué dirán. "Y lo cierto es que pueden convivir perfectamente ambas citas", apuntan.
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