El primer coche argentino tiene corazón gallego

Manuel Iglesias, natural de Vila de Cruces, tardó cuatro años en fabricar un vehículo que llegó a alcanzar los 12 kilómetros hora, toda una proeza a principios del siglo XX
Réplica del coche fabricado por Iglesias, desfilando por el Paseo del Bicentenario, en Buenos Aires
photo_camera Réplica del coche fabricado por Iglesias, desfilando por el Paseo del Bicentenario, en Buenos Aires

La historia de Manuel Iglesias no es la de un emigrante gallego más que partió hacia Buenos Aires por un "futuro mejor", la suya es la de un hombre que con su ingenio y solo algunas herramientas artesanales confeccionó el considerado "primer automóvil argentino".

Llegó a Buenos Aires con catorce años y, tras un pequeño periplo aventurero por diversas localidades bonaerenses, se estableció en Campana, a 80 kilómetros al norte de la capital del país.

Carpintero y trabajador del taller de ferrocarril del lugar, su inquietud y limitaciones económicas lo llevaron en 1903 a ponerse manos a la obra con la mencionada hazaña, poco a poco, sin prisa pero sin pausa, "primero en el taller en el que trabajaba" y más tarde desde su casa y "en su tiempo libre", explicó a Efe el nieto de esta celebridad gallego-argentina, Juan Carlos Iglesias Pelliza.

Con lima y martillo, dio forma Manuel Iglesias a cada una de las piezas de este bólido y después de muchas cadenas de error y acierto, el 20 de noviembre de 1907, coincidiendo con el aniversario de su esposa, pudo presentar su gran obra, un vehículo que llegó a alcanzar los 12 kilómetros hora, toda una proeza para aquella época.

"El mérito fundamental es que está hecho absolutamente a mano", apunta con orgullo Iglesias Pelliza sobre esta reliquia de metal y madera, con una única marcha, adelante y atrás, y un motor de vapor, que era apodado el "mataperros" justamente por los daños que causaba a los animales que se encontraba a su paso.

"Era (Manuel) un hombre inquieto y de gran valía, y al no tener la capacidad económica para comprar un automóvil propio, decidió hacerlo con sus propias manos", desvela su nieto.

Pero Iglesias no llegó a visualizar el reconocimiento que tendría con el tiempo su original creación, "jamás se lo imaginó", asegura su descendiente; y, de hecho, tras unos años de uso, el bólido quedó relegado al gallinero de la casa familiar, ubicada en Campana. Fue el hijo de este inventor, Juan Carlos, el que lo acondicionó para volver a dejarlo igual que en sus días de gloria.

En la actualidad, está considerado, por ley, como el primer automóvil argentino de la historia y sitúa al municipio bonaerense de Campana "en el mapa" como la cuna del automovilismo argentino.

La localidad austral cuenta, no en vano, con una réplica a escala real del coche, así como con diversas copias de menor dimensión que dan viva muestra de la vinculación entre la ciudad y el auto del emigrante gallego.

La singularidad del coche ha llamado la atención de algunos de los principales presidentes latinoamericanos de la historia, como el brasileño Lula da Silva o el venezolano Hugo Chávez; así como de la más insigne figura del automovilismo argentino, Juan Manuel Fangio.

Y, tras una visita a Argentina del alcalde de Vila de Cruces Jesús Otero Varela, surgió la posibilidad de hermanar las dos localidades más importantes del ilustre inventor cruceño.

Desde entonces, Vila de Cruces y Campana cuentan con diversos lazos comunes, asegura la intendente del municipio bonaerense, Stella Maris Giroldi, como "intercambios" educativos o gestiones empresariales.

Giroldi sostiene que "es una satisfacción y una alegría" que Campana cuente en su historia con un hito tan relevante y confiesa que les llena de "orgullo" poder "compartirlo" con la villa natal de su creador, situada en Galicia.

Está previsto que el hermanamiento viva un nuevo capítulo antes de finales del año en curso, con la colocación de una réplica de 50 centímetros a la entrada de Vila de Cruces, que honrará a uno de sus vecinos más célebres. 

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