El mes del Ramadán, término latino de 'sawm' que significa ayuno en árabe, comienza también para los fieles musulmanes en Galicia. El Islam cuenta con cerca de 5.500 fieles de la religión islámica gallegos que celebrarán el mes de ayuno, que empezó el día 12 en toda Europa.
La comunidad islámica en Galicia cuenta con dieciséis mezquitas, con proyecto de construír dos más en Ordes y Ferrol, que llenarán su aforo durante estos días. La mayor parte de los fieles musulmanes en la comunidad gallega se concentran en las grandes ciudades y alrededores. Arteixo posee una mezquita que acoge a 500 fieles, la mayoría de origen marroquí; mientras que en Santiago, donde se abrió en los años 70 el primer centro de rezo musulmán, se encuentran tanto fieles de origen argelino, como senegaleses o mauritanos.
El calendario musulmán se rige por el ciclo lunar. De este modo, los festejos del Ramadán comienzan el noveno mes del año islámico y se inicia exactamente cuando se visualiza el primer cuarto creciente después de la luna nueva. "Todo musulmán adulto en estado de normalidad debe cumplirlo", afirman las autoridades islámicas, pero están exentos los ancianos, enfermos, los niños y las mujeres embarazadas, en período de lactancia o durante la semana de la menstruación. En el caso de las mujeres y los enfermos leves el ayuno debe ser recuperado en cuanto sea posible.
Sin comida, sin agua y sin sexo
El ayuno consiste no sólo en abstenerse de agua y comida desde la salida del sol hasta el atardecer, sino que prohibe las relaciones sexuales durante el día. Es a la noche cuando las familias musulmanas celebran la comida del día juntos. Es una celebración que, tal y como afirman los fieles, ayuda a la comunicación entre los miembros de la familia, que tras la vigilia diurna se reúnen para compartir la cena y los rezos.
El Ramadán responde a una renovación espiritual mediante el rezo y la oración pero tambien hay quien apunta a sus beneficios para el cuerpo humano y el sistema digestivo. Al mismo tiempo es una etapa de reflexión moral, ya que el fiel se solidariza con el acto del ayuno, con todas aquellas personas menos favorecidas que pasan hambre en el mundo, no sólo musulmanes.
Sin embargo, todos los años, surgen críticas ante esta celebración, que se considera en algunos círculos, extrema y negativa para la salud del trabajador. Este es el caso de algunos empresarios que no ven con buenos ojos que sus trabajadores musulmanes estén sin ingerir agua y alimentos durante toda la jornada. Es duro para un obrero que trabaja en el sector de la construcción o un trabajador en la recogida de la fruta pasar sed y hambre; hacer ayuno mismo puede ocasionar daños en su salud. Ante esto, las autoridades islámicas aconsejan acuerdos entre patrones y trabajadores para reducir la jornada laboral temporalmente durante este mes sagrado.
