El alcoholismo afecta a enfermos cada vez más jóvenes y ya de carácter crónico

Los parámetros de consumo de alcohol están cambiando en nuestro país y con ellos los problemas que derivan de esta práctica. Es el caso del alcoholismo, una grave adicción que afecta a personas cada vez más jóvenes, muchas de ellas ya enfermos de carácter crónico. Así lo apunta Domingo de Miguel, médico adjunto del servicio de Psiquiatría del Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña (Chuac).

El doctor explica que en el alcoholismo sigue prevaleciendo lo que llama perfil típico, "el de toda la vida". Se caracteriza por un consumo basado en los parámetros culturales mediterráneos, centrados en el vino. Se trata de pacientes de mediana edad, principalmente varones y de todos los ámbitos sociales, que, según aclara De Miguel, no son enfermos "especialmente deteriorados".

Sin embargo, en los últimos años está surgiendo un nuevo perfil, el de los "alcohólicos jóvenes". Y es que la edad de inicio en la ingesta de bebidas graduadas se ha rebajado a los 14 años. Esta tipología está "muy asociada al patrón actual de consumo de alcohol nórdico", dice De Miguel, que explica que esos enfermos beben grandes cantidades los fines de semana.

HÁBITOS MÁS PELIGROSOS
El experto afirma que esta forma de consumo es "mucho más peligrosa", ya que, además, se suelen tomar bebidas de alta graduación. "Esto complica más la desintoxicación", comenta, "y muchas veces deriva en un alcoholismo ya crónico en edades bastante tempranas". Además, ya no predominan tanto los hombres. "Hay un poco más de consumo en los varones, pero no mucho más", matiza.

Asimismo, esta nueva tipología de alcohólicos va ligada también a otras sustancias, como el hachís o la cocaína, según afirma este médico. Un estudio sobre hábitos de consumo de drogas elaborado por la Universidade de Santiago (USC) —desarrollado durante varios años con una muestra de 1.400 estudiantes— refleja que los alumnos que beben alcohol en cantidades importantes son también los que más se automedican.

El principal autor de la investigación, Francisco Caamaño, relata que se detectó un consumo muy elevado para todos los grupos de medicamentos, especialmente aquellos indicados para la fiebre, el dolor, estimulantes, vitaminas, minerales, ansiolíticos y sedantes. El informe refleja que la prevalencia del consumo de riesgo de alcohol entre los universitarios se situaba al inicio del estudio en el 37%. A los dos años se había incrementado hasta el 53,4%.

Desde la Consellería de Sanidade indican que en las unidades de tratamiento de la enfermedad que dependen de este departamento se observa un porcentaje cada vez mayor de "policonsumidores", principalmente de aquellos que combinan alcohol con cocaína. Además, todavía siguen predominando los pacientes masculinos de entre 40 y 50 años.

El departamento autonómico resalta que un porcentaje "importante" de las personas tratadas tienen también trastornos mentales. Un estudio reciente realizado polo Servizo Galego de Saúde indica que un 24% de los enfermos analizados sufría también trastornos afectivos y otro 15%, problemas de ansiedad.

En todo caso, el tratamiento del alcoholismo pasa por dos fases. En primer lugar está la desintoxicación, que acostumbra a durar poco más de una semana y se centra en tratar los síntomas de la abstinencia, mediante medicación y seguimiento médico. Posteriormente, viene la fase de deshabituación, en la que se emplean una serie de estrategias farmacológicas y psicoterapéuticas destinadas a evitar las posibles recaídas.

INFRADIAGNOSTICADO
Domingo de Miguel explica que resulta "difícil" que los adictos acudan por iniciativa propia a tratar esta enfermedad. "El alcohol es una droga social", "que todos consumimos en algún momento", explica. Y "los pacientes tardan en percibir la sensación de que es un problema". "Aunque estén bebiendo grandes cantidades siempre se autoengañan y les parece que consumen lo normal", apunta.

Esto hace que se trate de una patología infradiagnosticada. "Cada vez la sociedad está más concienciada, pero sigue habiendo mucho consumo que no llega al circuito sanitario", apunta. De este modo, la iniciativa de los alcohólicos que deciden pedir ayuda suele partir de la familia, que es "la que sufre el problema y se da cuenta del deterioro". Otros acuden por cuestiones penales. "Es difícil tener conciencia de lo que le está pasando a uno mismo", sentencia el especialista.

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