No se divorcia quien quiere, sino quien puede

La crisis económica une más que el amor. Las rupturas de pareja descienden, pero no por falta de conflictos, sino de dinero

Las cuestiones económicas condicionan y dificultan las separaciones.
photo_camera Las cuestiones económicas condicionan y dificultan las separaciones.

La duración media de un matrimonio en lo que va de siglo es de 16 años. Pero la pandemia, que no respeta ni la intimidad familiar, también ha metido sus garras en este aspecto. 

Los conflictos de pareja se han desatado durante el confinamiento, avivados por la convivencia ininterrumpida. Sin embargo, los divorcios mantienen la tendencia al descenso iniciada hace años. Abogados y psicólogos coinciden en el motivo: la crisis económica frena las separaciones. No se divorcia quien quiere, sino quien puede. La estabilidad económica es determinante a la hora de tomar la decisión de emprender un camino en solitario.

DÍA DEL DIVORCIO. Un estudio impulsado por abogados del Reino Unido define como "día del divorcio" el primer lunes laborable tras la Navidad, es decir, pasado mañana. Una encuesta realizada por Slater and Gordon entre 2.000 personas desvela que ese es el día del año en que más parejas se sienten desilusionadas con sus relaciones y piensan en romperlas. Esta apreciación es compatible con los resultados de otro estudio de la Universidad de Washington que dice que las demandas de divorcio aumentan tras períodos vacacionales. Concretamente, en marzo –cuando fragua esa desazón de enero– y en agosto –tras la explosión de los conflictos familiares durante el descanso estival–.

El 10 de enero es, según un estudio, el día en el que más gente piensa en divorciarse

Esto, que en tiempos podría haberse aplicado también a la sociedad lucense, ya es pasado. Los expertos dicen que la crisis económica empezó a desviar la tendencia y la pandemia acabó de rematarla. Abogados y psicólogos explican que el dinero condiciona las rupturas. Las dificultades económicas frenan las separaciones y obligan a las parejas a convivir, empujan a los cónyuges a ignorar sus diferencias o, simplemente, a vivir como compañeros de piso porque no pueden pagarse otro.

CONFLICTOS AL ALZA. Esta situación es especialmente preocupante porque el descenso de divorcios no significa que en los hogares no haya conflictos. Al contrario, la psicóloga Ana Belén Vidal (www.anapsicologia.com) lo explica con claridad. "O preocupante é que isto se dea todo o ano. Hai unha crispación e un esgotamento emocional tremendo e iso non é só tema de parella, senón que se dá en xeral na sociedade. Estamos todos irritados e hai un efecto de bóla de neve".

La abogada Ana Cristina Gómez Barrera coincide en esta apreciación. "La gente dice ‘hasta aquí’ en cualquier momento del año. Es cierto que la Navidad es tiempo de conflictos y que en las reuniones de familia se acumulan tensiones. Además, en enero llegan los cargos de la tarjeta del mes de diciembre y eso siempre es fuente de malestar y discusiones. Pero en épocas de crisis quien quiere divorciarse se lo piensa. El razonamiento es: con un sueldo pequeño podemos llegar a soportarnos, pero no conseguimos vivir por separado. En cambio, quien tiene independencia económica no espera a las vacaciones para tomar la decisión".

Las rupturas que en tiempos afloraban en época vacacional se han frenado por la crisis

El abogado Javier Latorre apunta que "un divorcio se madura. Cuando te planteas eso te paras a pensar en el tema sentimental, en los hijos, pero también en la hipoteca, en los gastos… Puede coincidir en Navidades por casualidad, pero seguro que viene ya del año pasado. Creo que atribuir una estacionalidad al divorcio forma parte de una leyenda urbana".

EN VACACIONES. Sin embargo, sí hubo un tiempo en el que las rupturas de pareja se producían en las épocas de mayor convivencia. Ana Cristina Gómez recuerda que cuando empezó a trabajar, hace 26 años, se preparaba para esas fechas. "Sabía que a partir del 3 o 4 de enero y del 15 de agosto el teléfono empezaba a sonar sin parar. Pero la crisis económica cambió esa tendencia y la gente reacciona ahora de otra forma", afirma.

Esta experimentada abogada sostiene que "la Navidad genera roces. A los problemas que pueda tener la pareja se suman las tensiones que provocan los encuentros con la familia, la cizaña que mete el cuñado, el comentario de la suegra y el estallido final que termina en recriminaciones del tipo ‘mira que mal te has portado con mis padres’". Aún así, entiende que eso no es suficiente para desatar un divorcio. "Cuando hay problemas, es más fácil que dé el paso de divorciarse quien tiene estabilidad económica, ayuda fuera de la pareja, respaldo familiar… quien no lo tiene se lo piensa y prolonga la relación mucho más antes de tomar una decisión".

Ana Cristina Gómez apunta, no obstante, que cuando la situación es insostenible la gente actúa. "Tramité divorcios hasta durante el confinamiento, on line, incluso cuando estaban los juzgados cerrados porque también se pueden presentar ante notario".

CIFRAS MODERADAS. El abogado Javier Latorre explica que durante el tiempo de inactividad de los juzgados se registró el menor número de divorcios de los ultimos años. En 2020, en España se divorciaron 80.000 personas. A falta de conocer los datos definitivos de 2021, estima que la cifra será mayor "porque las demandas de divorcio se han acumulado. En 2020 estuvieron los juzgados cerrados tres meses y la actividad fue mínima. Creo que se están ejecutando ahora decisiones que ya se venían venir".

En todo caso, hay una tendencia a la baja de las disoluciones matrimoniales. En 2005 hubo en españa 140.000 rupturas, frente a las 95.000 de 2019, el último año prepandemia que se puede considerar de actividad normal. Para analizar este dato es importante tener en cuenta que los matrimonios también han disminuido notablemente, por lo que las parejas sin unión oficial pueden separarse sin pasar por el despacho de un abogado y no figuran en ningún registro.

Lo que los profesionales constatan es que las cifras no siempre reflejan la realidad. Bajan los divorcios, pero crece el conflicto. La psicóloga Ana Belén Vidal lo explica con claridad: "A maior convivencia xera máis roces, incluso en parellas sen problemas graves. Antes notábase estacionalidade na demanda de terapia por conflitos de parella, pero desde que empezou a pandemia é constante. Durante a corentena a xente quedou paralizada, en shock, pero en canto puidemos reaccionar notouse moito o incremento" de solicitudes de ayuda psicológica.

HÁBITOS NOCIVOS. Las restricciones se han relajado, pero se mantienen los nuevos hábitos. "Hai moita xente que segue traballando desde a casa, temos limitacións para saír, os contactos sociais son reducidos" y todo esto deriva en una convivencia familiar más estrecha y en la desaparición de las actividades de desconexión que ayudan a oxigenar las relaciones. Ir a trabajar, salir con amigos, tener contacto con gente fuera de casa permite distraerse y evadirse de los problemas familiares.

Ana Belén Vidal explica que "incluso as parellas que se levan ben poden ter roces por exceso de confianza. Nunha relación hai distintas etapas e nalgunhas é importante que corra o aire para botar de menos esa persoa e ter ganas de desfrutar o tempo con ela. Se estás forzado á convivencia iso non é posible. Baixa ata a libido. Durante a pandemia había xente que se metía no coche a escoitar música para estar soa. Incluso tiven que facer videoconsultas desde o garaxe para conseguir un pouco de intimidade".

Los conflictos familiares se han disparado con el estilo de vida que impone la pandemia

Pero esta situación no es exclusiva de las parejas, "senón xeralizada pola situación actual. Afecta a todos os ámbitos da vida, ata a tradicións tan arraigadas como as matanzas. Pódense facer, pero non é o mesmo. Antes había un ambiente festivo e agora a xente vai con medo".

SUICIDIOS Y TRASTORNOS. Son las consecuencias de esta nueva normalidad las que más desvelan a los psicólogos. "Detectamos un incremento moi preocupante dos intentos de suicidio de adolescentes e dos trastornos de alimentación, de imaxe ou de identidade de xénero, un conflito de indefinición que impulsa a experimentar sexualmente, pero non dun xeito natural, senón con moito sufrimento. Aumentou o consumo de drogas e de alcohol. Non hai máis que ver o que medraron os pedidos de bebidas alcohólicas a domicilio no confinamento".

Esta psicóloga considera que hay un problema de adaptación a la nueva normalidad. "Debemos asumir que o de sempre non vai volver e aprender a vivir doutro xeito. As limitacións van cotinuar ata que o noso corpo se inmunice e poidamos convivir co covid-19 como coa gripe".

La nueva normalidad empieza a ser una situación ni nueva ni normal, sino habitual y diferente. Es una realidad distinta a la que estábamos acostumbrados que ha llegado para quedarse y a la que habrá que adaptarse e incluso buscarle el lado bueno. En este proceso de evolución para asegurar la supervivencia de la especie es imprescindible asimilar que ese coronavirus que hace dos años ni existía está condicionando todo y, en especial, las relaciones entre personas.

APUNTES
Tres meses
► Los matrimonios no pueden divorciarse hasta tres meses después del enlace sin una causa justificada. A partir de ese momento no se requiere explicación alguna.

Duración media
► Aquello de ‘para toda la vida’ ha quedado anticuado. La media de duración de un matrimonio en lo que va de siglo es de 16 años, según los datos del Instituto Nacional de Estadística.

Trámites
► Las tres cuartas partes de las parejas resuelven los procesos de divorcio de mutuo acuerdo. Solo un 25% de las rupturas necesita la mediación de un juez.
► Los temas económicos son los más conflictivos a la hora de buscar un acuerdo entre los miembros de la pareja (pensión alimenticia de los hijos, reparto de bienes), seguidos del régimen de custodia de los hijos.
► Cuando el matrimonio tiene hijos menores de edad, el proceso de separación lo supervisa un fiscal y el juez debe anteponer el bienestar de los niños en sus determinaciones.
► En el 41% de los divorcios que se registran en España, el régimen de custodia de los hijos es compartido. Esto lo pueden determinar los padres de mutuo acuerdo o, en caso de no haber consenso, será un juez quien sentencie.
► Un proceso de divorcio cuesta más cuanto más conflictivo sea. Los acuerdos entre los miembros de la pareja, sean ante notario o en un juzgado, siempre resultan más baratos que un procedimiento contencioso. El abogado, el procurador y las instancias judiciales fijarán sus honorarios en función de los servicios que tengan que prestar.

En China
► La política de vivienda del Gobierno chino ha impulsado procesos de divorcio incluso entre parejas bien avenidas. Las autoridades han detectado un incremento de rupturas matrimoniales en períodos en los que se rumoreaba que las ayudas a la compra de vivienda iban a favorecer a los solteros.

 

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