El científico más pop

Stephen Hawking fue divulgador, científico brillante y fan de la ciencia ficción. Quizás por eso su figura fue  asidua en Big Bang Theory o Los Simpson y  su vida de película quedó reflejada en La teoría del todo.

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photo_camera Stephen Hawking, con el reparto de 'Big Bang Theory

No está datado en ningún libro de historia el momento en que los nerds, los gafotas y los cerebritos dieron el salto de la invisibilidad permanente a la popularidad icónica en los pupitres y pantallas del mundo. No aparece en ningún manual de historia contemporánea, pero sí se adivinan sus trazas en la representación de la cultura pop de los últimos veinte años, desde películas hasta series de televisión, donde Stephen Hawking ocupó uno de los lugares fundamentales. 

Su aparición en programas de gran audiencia, a veces como divulgador científico y otras como personaje de metaficción, potenciaron la imagen simpática, amable y cercana del físico teórico más famoso del universo. Era conocida su pasión por la ciencia ficción y su gusto por bromear con el software de voz que reproducía sus emociones y pensamientos en alto, representando, de alguna forma, la antítesis de la figura del mad doctor que se había construido en la ciencia ficción durante todo el siglo XX.

Como autor preocupado por la comprensión popular del conocimiento complejo y abstracto, y en la línea de la tradición académica británica, Hawking publicó en 1988 Breve historia del tiempo, apartando del número uno en las listas de ventas del mundo anglosajón a Moonwalk, la autobiografía de Michael Jackson editada por Jacqueline Kennedy Onassis. Así era Hawking en los años ochenta.

Breve historia del tiempo seguía la estela de divulgación científica que había iniciado Carl Sagan con Cosmos ocho años antes. Sagan y Hawking, dos bestias pardas de la transmisión del conocimiento científico y famosos a tiempo completo, compartieron estudio con Arthur C. Clarke (autor entre otras novelas de 2001: una odisea en el espacio’) en un debate sobre Dios, el Universo y todo lo demás.

El conductor presentaba a Hawking como el hombre que buscaba la respuesta definitiva al Universo elaborando una teoría que lo explicase todo. «¿Cómo le va hasta ahora?». «Lo lograremos a finales de este siglo, si no nos autodestruimos antes», contestó Hawking, fallando en todos sus pronósticos, y con la sombra del peligro nuclear presente. 

En Star Trek salía discuentido con Einstein, Isaac Newton y el teniente comandante Data

Las apariciones del astrofísico en televisión servían para reforzar su imagen de científico diferente, con un sentido del humor despierto y al que no le importaba hacer bromas sobre su enfermedad degenerativa.
En 1993 aparecía en la sexta temporada de Star Trek: La Nueva Generación discutiendo con Albert Einstein, Isaac Newton y el teniente comandante Data, mientras jugaban una partida de póker, y se convertía en el primer y único personaje que hacía de sí mismo en la historia de la serie. Sin embargo, su objetivo estaba puesto en el ‘Doctor Who’, un ente que viaja por el tiempo en su cabina de teléfonos, más conocida como la T.A.R.D.I.S., y que a lo largo de sus dos vidas televisivas acumula 39 años en la antena británica.

En 2013, Hawking fue el invitado de honor para presentar al nuevo Doctor Who, Peter Capaldi, y estuvo en el mismo plató que el físico Brian Cox: la representación de una nueva generación de divulgadores científicos en televisión que sigue su estela.

Si ahora mismo no eres nadie hasta que no haces un cameo en Los Simpson, Hawking apareció hasta en cuatro capítulos. Socarrón, pero sin pasarse, y con un guión supervisado siempre por el científico, Hawking cedía su imagen y la voz de su sintetizador, un elemento pop registrado con copyright y cuyo uso debe estar autorizado expresamente por él.

De ese control se le escaparon las esporádicas burlas que se hicieron en Padre de familia, una serie mucho menos cómoda para el cameo que la de Matt Groening. Para contrarrestar la imagen destructiva de Padre de familia, y sobre la que no podía ejercer ninguna autoridad, el científico se mostraba mucho más cínico en Futurama, donde aparecía como doctor maligno que se tomaba su revancha en un futuro hipertecnificado.

En Big Bang Theory ejerce de confidente, maestro y padre postizo de Sheldon 

Pero sin duda, su elemento natural, y en el que mejor encajó su imagen, fue en The Big Bang Theory, la serie contemporánea que pretende adaptar los nuevos roles del empollón en una cultura más favorable a su dominio. Personaje recurrente hasta en siete capítulos, Hawking ejerce de confidente, maestro y hasta de padre postizo de Sheldon, su heredero natural y una suerte de inteligencia suprema para casi todo menos para las relaciones sociales.

Como no podía ser de otra forma, su historia fue llevada al cine en dos ocasiones. Hawking’ (Philip Martin, 2002), película para televisión producida por la BBC, apenas tuvo repercusión ni visibilización fuera de las fronteras de Gran Bretaña. Pero su forma de entender el biopic fue, en realidad, muy parecido al que, años más tarde, llevó a Hawking a los Oscar. La teoría del todo (2014), nominada a cinco Oscar y que supuso para Eddie Redmayne el premio al mejor actor, limaba los elementos más controvertidos de su relación conyugal y blanqueaba a un personaje al que el mundo le iba a tolerar sus infidelidades.

Basado en la segunda biografía escrita por su primera esposa, la versión de la ruptura y de la convivencia ya no transmitía el deseo de venganza del primer libro, y La teoría del todo encajó como un guante en la fórmula del drama oscarizable.

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