"No es una situación fácil", confesaba el alcalde de Burela, José María González Barcia, tras la segunda reunión con las asociaciones en las que, contra todo pronóstico, no apareció nadie decidido a encabezar la comisión organizadora de las fiestas de Burela.
El tiempo apremia, aunque "todavía estamos a tiempo pues, por ejemplo, el pasado año se empezó más tarde y las fiestas fueron una semana antes", reconoce el regidor, quien confía en que en unos días aparezca alguien capaz de hacerse cargo de las patronales, que siempre se han caracterizado porque han sido asumidas por gente de la localidad.
Desde el Concello recuerdan que "contarán con todo o noso apoio, e tamén coa subvención", pero el gobierno considera que su papel en la comisión debe seguir siendo el de ayudar, pero no el de decidir, y descartan de plano asumir directamente su organización.
Los representantes de las asociaciones que acudieron al encuentro -Ledicia, As Encaixeiras, familiares de enfermos de alzhéimer, montes en manocomún, Batuko Raventolas y la asociación de comerciantes e industriales- se mostraron dispuestas a colaborar, pero no asumir directamente la gestión. De hecho, el número de asistentes fue inferior a la de la anterior convocatoria.
Sumidos en una sentida preocupación, las entidades temen que la localidad se quede sin fiestas, algo que nunca ha ocurrido y apelan al resto de colectivos, y a los vecinos en general, para aunar esfuerzos. La misma petición que cursan desde el gobierno local donde no ocultan que hay "sectores económicos" que deberían implicarse más. Un aviso a navegantes, claramente dirigido a los que más beneficios directos obtienen de los festejos.
Si en unos días no se forma la comisión, Burela podría quedar sin fiestas "e cremos que o pobo non o merece".
Las patronales burelesas se celebran siempre el primer fin de semana de junio, fecha en la que los vecinos honran a San Juan (24 de junio) y a la Virgen del Carmen (16 de julio), citas que se adelantan en el calendario para que los marineros las disfruten, ya que se celebran en vísperas del inicio de la costera del bonito y son muchos los barcos con base en el puerto burelés los que participan en esta campaña.
El acto principal de los últimos años es la confección de la alfombra floral sobre la que discurre la procesión de la noche del sábado, en la que la Virgen sale de la iglesia parroquial hasta el puerto, donde pasa la noche en la lonja, para en la mañana del domingo salir en procesión marítima con parte de la flota local.
