Begoña Vila, la gallega "guía" del telescopio más grande del mundo

La astrofísica fue galardonada por la Nasa con la medalla al Logro Público Excepcional por su dedicación al desarrollo del telescopio James Webb ►Uno de sus principales objetivos es "ver las galaxias, las primeras estrellas que se crearon tras la explosión del Big Bang"
Begoña Vila
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Lleva diez años entregada a que la humanidad pueda ver más allá y vislumbrar los orígenes del Universo, y ella es la astrofísica viguesa Begoña Vila, quien esta semana fue galardonada por la Nasa con la medalla al Logro Público Excepcional por su dedicación al desarrollo del telescopio James Webb.

Apasionada desde siempre por las ciencias, estudió a caballo entre Santiago de Compostela y el Instituto de Astrofísica de Canarias, para después completar sus estudios doctorales y postdoctorales en Inglaterra y de ahí saltar a Canadá.

Y allí fue, según relata en una entrevista con Efe, donde comenzó sus primeros pasos con el telescopio James Webb, el más grande jamás construido y llamado a sustituir al famoso Hubble, y en el que científicos de todo el mundo llevan trabajando desde 1996.

Vila, de origen gallego, comenzó a colaborar en 2006 con uno de los cuatro instrumentos que forman el telescopio desde una empresa privada canadiense que había ganado un concurso para participar en el proyecto, pero cuando este acabó la Agencia Espacial estadounidense (Nasa) no la quiso dejar escapar y la fichó.

"Empecé a colaborar con la Nasa de apoyo y ya les empezó a gustar cómo trabajaba, y cuando entregamos el instrumento de contribución canadiense en 2012, y yo era la encargada, entonces la Nasa pidió que yo fuera a trabajar directamente para ellos, en vez de ponerse en contacto conmigo a través de la empresa privada", relata.

"Donde estaba en aquel momento había llegado a lo más alto del instrumento, que estaba muy bien, pero una vez que vienes a la Nasa con el James Webb, ese instrumento se integra con los otros instrumentos y tienes muchas más posibilidad de crecimiento y tienes muchas más cosas que puedes hacer", asegura.

La astrofísica estuvo encargada de diseñar y desarrollar el Fine Guidance Sensor (FGS), uno de esos cuatro instrumentos que llevará el James Webb y que servirá de guía y estabilizador del aparato en su periplo por el espacio exterior.

Con total dedicación y pasión en sus explicaciones, consciente de que formará parte de un legado sin precedentes y difícil de explicar a quien no es ducho en la materia, Vila cuenta cómo dirige la puesta a punto del telescopio, cuyo lanzamiento está previsto para dentro de dos años.

"El James Webb es el sucesor del Hubble. El Hubble mira desde una parte óptica, como nuestros ojos (...) El James Webb es en infrarrojo, es otra longitud de onda que te permite ver más lejos en el tiempo. Ver gracias al calor", apunta la científica.

Uno de sus principales objetivos es "ver las galaxias, las primeras estrellas que se crearon tras la explosión del Big Bang".

Según la astrofísica, para ver esa primera formación, que fue hace 13.500 millones de años, se necesita el infrarrojo, porque la luz, "a medida que viaja a través del tiempo se va estirando la longitud de onda y esa información se mueve", explica.

El otro punto clave, aunque el James Webb estará al servicio de la ciencia en muchos otros sentidos, es "buscar planetas que vayan a ser como el nuestro y ver qué composición tienen".

"Si sus atmósferas tienen composiciones similares a las que tenemos en la Tierra, en ese planeta puede haber una vida similar a la que tenemos aquí", dice sobre uno de los grandes misterios por resolver de la astronomía.

Tras diez años trabajando en el proyecto, a Begoña Vila aún le quedan unos cuantos más para la puesta a punto y coordinación de los test que tienen que realizar a las estructuras que lo componen para estar seguros de que soportarán un viaje espacial y bajísimas temperaturas (-230 grados centígrados) en el espacio exterior.

"El James Webb tiene cuatro instrumentos principales, y después tiene los espejos, que es lo que ve todo el mundo. Queríamos un espejo más grande para que coja más luz, lo hemos hecho pero no entra en el cohete de lanzamiento. Entonces lo hemos hecho con 18 segmentos individuales", detalla.

Actualmente el James Webb es objeto de pruebas de vibración en el centro Goddard, a las afueras de Washington, para ver si aguantará "lo que va a vivir en el cohete", y después de más pruebas en Houston y en Los Ángeles, será trasladado en un buque por el Canal de Panamá hasta la Guayana Francesa, para su lanzamiento en 2018.

No obstante, el trabajo de Begoña no concluirá allí, sino que durante los seis meses de calibración y apertura de los instrumentos, formará parte del equipo de supervisión, el último paso antes de ofrecer al mundo la posibilidad más real de ver los orígenes del Universo.

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