Apenas un tercio de los adultos gallegos tiene un peso normal

Las tasas de sobrepeso y obesidad empeoran ► El consumo de proteína animal es muy elevado
Jaime Rio
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GALICIA ES LA comunidad con más sobrepeso de España. Es, además, la segunda en obesidad. Sumando a unos y otros, solo un tercio de los adultos gallegos tiene un peso considerado normal.

La relación entre tasa de obesidad y nivel socioeconómico está considerado ya obsoleta por muchos especialistas

Los datos más recientes se refieren al estudio Enpe, realizado por la Sociedad Española de Cardiología con población de entre 25 y 64 años, en los años 2014 y 2015. Por primera vez, un estudio sitúa a los gallegos como los españoles que tienen más problemas con el peso, dudoso honor que tendían a ocupar andaluces y canarios, aunque los gallegos nunca anduviesen lejos. En esta ocasión solo los asturianos tienen mayor prevalencia de obesidad, aunque menos de sobrepeso, lo que apunta a la seria posibilidad de que Galicia acabe arrebatándole también ese puesto en muy poco tiempo. Basta con que un pequeño porcentaje de las personas con sobrepeso engorden más y lleguen a un índice de masa corporal superior a 30, el que define la obesidad.

La situación es preocupante no solo por la foto actual sino por la evolución. El estudio Enrica, realizado por el departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública de la facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid entre 2008 y 2010, revela que Galicia no ha logrado mejora alguna en sus índices de sobrepeso y obesidad. Si acaso, empeora. Otras comunidades, como Canarias muestran un estancamiento de esos valores.

Pese a todo, no hay explicación. O más bien, no la hay al hecho diferencial. O por qué en Galicia, o en Asturias, hay más sobrepeso que en otras comunidades. Para entender por qué tienen Baleares, Cataluña, Navarra y Cantabria tasas tan bajas de obesidad se tiende a utilizar el nivel económico. Por regla general, se creía que se podía relacionar una cosa y otra por la dificultad que puede tener una persona en una situación precaria no solo para acceder a menús equilibrados sino incluso a la propia información de qué constituye una alimentación adecuada. Sin embargo, son muchos los que creen que esa regla empieza a tener demasiadas excepciones como para seguir recurriendo a ella. El País Vasco, por ejemplo, solía estar en ese grupo de comunidades con baja obesidad y sale ahora de él.

La endocrinóloga del Hula Rosa Argüeso es una de las que cree que esa tradicional relación entre obesidad y bajo nivel sociocultural ya no existe. Al menos por lo que observa en consulta, no es un problema de desconocimiento o de dificultades para adquirir comida sana.

La clave es la misma que en todas partes: se come mal y no se hace ejercicio. Cuando se considera que se debe adelgazar se hace una dieta dos o tres meses, pero acto seguido se vuelve a los hábitos de antes. Se vuelve a engordar y, con frecuencia, a superar el peso anterior. El ciclo ese se repite numerosas veces y en cada vuelta se acumulan unos kilos más.

En los errores a la hora de alimentarse se perciben problemas como comer en exceso, pero también simplemente comer de forma errónea, eligiendo mal lo que se come. Una de las particularidades que mencionan todos los especialistas consultados es la excesiva proteína animal que se tiende a comer en Galicia. Mucha carne, muchas veces en forma de embutido, que es una manera rápida de disponer de ella. Es, con frecuencia, de lo que se tira cuando se llega a casa sin tener menú para ese día. De igual forma, es esa costumbre la que se cree que pudiera tener relación con la alta prevalencia de cáncer de colon en la comunidad.

Lo que está claro es que la mayoría de los gallegos no cumplen con la dieta mediterránea, en la que el peso de la alimentación se deposita en frutas, verduras, lácteos, huevos y cereales y en la que la proteína animal que se consume viene fundamentalmente del pescado y no de la carne.

Ese abandono de la dieta mediterránea, si es que alguna vez se siguió realmente en Galicia, no es exclusivo del noroeste peninsular sino que ocurre en toda España.

Ya en el estudio Enrica, finalizado en 2010, se dejaba constancia de que la puntuación media en la escala de adecuación a la dieta mediterránea era de 3,7 y se aclaraba que eso correspondía a "una dieta mediterránea evolucionada", tras la incorporación de un alto consumo de carne y otros productos ricos en grasa animal, así como otros alimentos azucarados. La calidad de la dieta era mayor en mujeres que en hombres y en las personas de mayor edad en general, que tienden a cocinar más, planificar los menús y hacer una compra más tradicional con menos precocinados y más presencia de alimentos como, por ejemplo, las legumbres.

La población española se define además como muy sedentaria, que pasa una media de 14 horas semanales frente al televisor, 7 ante el ordenador y que dedica a otras actividades como dormir por el día, leer o escuchar música otras 8 horas a la semana. En resumen, solo el 14% de los españoles puede considerarse activo, algo que tienden a ser más los hombres que las mujeres.

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