''La esperanza para Palestina es ser la Sudáfrica blanca''

Alberto Arce fue el único periodista español que se quedó en Gaza durante la 'Operación Plomo Fundido'. Entro por mar, porque las fronteras estaban cerradas para él, que ya había sido deportado en una ocasión por el Gobierno hebreo. Con su cámara, la única no palestina que sirvió de 'ojo del mundo' en Gaza durante las cinco semanas de ataque, grabó más de 40 horas con las que ha elaborado el documental 'Borrados del mapa'.

En 46 cintas de vídeo, que tuvo que proteger tanto como su propia vida para abandonar la Franja, no se ve ni un charco de sangre. Arce cree que el discurso de que el telediario haga que el mundo se atragante a la hora de comer viendo cuerpos descompuestos ya no es útil. El Derecho Internacional, el único que puede derrotar a Israel, pide a gritos pruebas de que está siendo violado a golpe de bombardeos de fósforo blanco para mover al boicot a la sociedad internacional civil.

Sólo si el mundo se da cuenta de que el problema es la mano del hombre y no la catástrofe natural, y decida dejar de curas su heridas con compasión en vez de con acción política, podrán paralizar la goma que intenta que la huella del pueblo palestino sea totalmente borrada del mapa.

P: Fue deportado de Israel, su nombre aparece en páginas web que piden su cabeza ¿Qué le lleva a seguir arriesgándose y a entrar en Gaza clandestinamente?

R: Si te cierran una puerta y te dicen que no entres, ¿qué haces?

P: Es lo mismo que la desobediencia de los niños pequeños...

R: La lógica es esa. Si te dicen: ''no mires ahí detrás''. Hay personas que son obedientes. Yo no lo soy. Si me dices ''no entres'', yo entro. Lo vas elaborando y te das cuenta de que eso es un tipo de periodismo.

Cuando alguien no quiere que se sepa lo que está haciendo, es que no es demasiado correcto. Alguien tiene que entrar por la puerta de atrás y decir lo que está pasando. Eso se llama periodismo.

Por otro lado, cualquier ser humano que siga manteniendo una cierta idea de Justicia sabe que lo que le está ocurriendo al pueblo palestino es injusto. Si existe una profesión que puede poner su granito de arena para que esto acabe es el periodismo y eso es lo que estamos ahciendo, yo y muchos otros.

P: Los que se van, ¿por qué aceptan que les pongan la mordaza?

R: Yo no soy nadie para hablar por los demás. Cada uno tiene su modo de trabajar, sus prioridades y sus deudas. Cada uno elige cómo se ubica ante el mundo y yo lo último que tengo que hace es perder el tiempo criticando lo que hacen compañeros.

En todos los conflictos hay la posibilidad de saltarse las prohibiciones militares. En el caso de gaza, si entras sin el permiso de Israel, lo único que te puede pasar es que pierdas tu acreditación como informante en Israel. Cada uno valora y tiene que posicionarse para saber desde dónde quiere informar.

Pero existen vías, yo no fui el único en entrar por barco en Gaza. Entré con un equipo de Al Yazeera y otro del Canal 2 de la televisión israelí. ¿Tenía yo más dinero, experiencia o valor que los que lo cubrieron desde Jesrusalén? No, sólo tenía un enfoque diferente. Todos los enfoques son respetables. El mío es diferente.

P: ¿Pesa la responsabilidad de ser uno de los pocos que tiene la mirada desde dentro de Gaza?

R: Nosotros – y hablo en plural, no estaba solo- desde el momento en que entramos allí y empezamos a ver que no hay periodistas empezamos a sentirnos de un determinado modo. Yo era el único que tenía cámara de vídeo potente y era como ''chaval, no hay elección. Camina''. Y a caminar.

La validez de una imagen
P:
La cámara es una ventaja...

R: No, es una desventaja, muy grande.

P: ¿Por qué?

R: Israel utiliza aviones espía 'de mosquito' para fotografiar constantemente el territorio. La cámara de vídeo desde los aviones puede aprecer un arma. Cuando caminabas con ella por la calle y veías al avión siguiéndote había escenas 'de película de risa'. Le decías: ''dispárame, pero déjame en paz''. Le grababas por si te disparaba, por lo menos quedaba tu trabajo.

P: Pero desde el punto de vista del testimonio, quizá las palabras no muestran tanto la crueldad como una imagen. ¿Es partidario de mostrar las imágenes más cruentas de la guerra para despertar conciencias?

R: No. Ahora mismo estoy empezando a tener problemas serios y, a la vez, empezando a servir para algo, porque se está empezando a hablar de las violaciones israelíes de la Convención de Ginebra. La Media Luna Roja, Naciones Unidas y otras organizaciones internacionales pueden documentar fehacientemente ataques directos contra ambulancias y centros médicos con imágenes que grabé yo.

Es eso lo que puede llegar a modificar el comportamiento de Israel algún día. Es mucho más válida esa imagen que demuestra el ataque contra un médico y que además no es truculenta, o las que demostraban que atentaban contra las casas directamente con fósforo, o en las que se veía cómo quemaban toda la harina del almacén de Naciones Unidas, o cómo quemaban el hospital de la Cruz Roja. Eso es mucho más útil que ver niños destripados.

Hay ciertas cosas que un ser humano no debería ver nunca. Sería muy egoísta por mi parte decir: como yo lo he visto, ahora te obligo a ti a que lo veas. Ya se ha visto. Todos sabemos que la gente cuando muere sufre y que hay mil modos posibles en los que se puede desencajar un cuerpo. Son otras cosas las que le dan el valor al trabajo, no la violencia gratuita.

La objetividad cambia de sitio
P:
¿Este tipo de pruebas son las que le hacen ver que su trabajo sirve para algo y le impulsan a continuar?

R: Yo me considero una persona que es periodista y que además informa en solidaridad con la causa de los palestinos. Creo que es legítimo, honesto y lo reivindico con todo el orgullo del mundo.

Y está empezando a servir para modificar la narrativa que define dónde está la objetividad. Teóricamente viene definida por la equidistancia: este es un conflicto entre iguales, irresoluble, que viene de antes, los dos son igualmente culpables, son los dos los que tienen que cambiar su comportamiento. Nuestro trabajo, el mío y el de muchos más, está empezando a servir para que la objetividad modifique su narrativa y se sitúe en otro lugar.

Decir que Israel bombardea con fósforo blanco y quema vivos a civiles, que el comportamiento israelí es criminal, eso es objetividad. Porque como periodistas utilizamos el enfoque del Derecho Internacional, la única forma de relaciones entre naciones civilizadas que existe. Mi enfoque es legal.

P: ¿La comunidad internacional todavía está en esa otra objetividad?

R: Hay dos comunidades internacionales: la oficial y la de la sociedad civil. Nuestros gobernantes están cada vez más contra las cuerdas, cada vez les es más difícil darse abrazos con líderes israelíes.

El próximo ministro de Asuntos Exteriores de Israel será Avigdor Lieberman, que una persona racista a favor de unas políticas de expulsión absolutamente lamentabbles. Creo que va atraer efectos colaterales positivos. Estoy esperando a la primera gira de Lieberman como ministro, para ver la reacción de Zapatero y Moratinos, porque creo que no se van a sentir tan cómodos sentados a su lado como lo estaban con Tzipi Livni.

P: El futuro con Netanyahu y Lieberman parecía 'pintar aún más negro'. ¿Su postura podría acabar siendo un revulsivo?

R: Que las cosas pinten aún más negras es difícil, prediero no pensarlo. Pero en algún momento alguien dentro de la comunidad internacional tendrá que decir algo contra Israel, porque si no Israel puede pensar que lo que hace queda en la impunidad, y la situación puede ir a más. Prefiero no imaginarme lo que puede pasar si nadie les para los pies.

Consentir para poder reprochar
P:
¿Cómo es la situación de la ayuda humanitaria? Se acusa a Hamas de robarla para traficar con ella.

R: En una guerra casi nadie tiene la posibilidad de ser justo, incluso alguien que tiene la legitimidad de origen, como es Hamas, puede perderla de oficio. Tras un bloqueo, al ver llegar los camiones a cuentagotas, es entendible que roben para dárselo a su gente. Entra dentro de lo humano, y no tenemos por qué pensar que los palestinos son seres humanos excepcionales. Es cierto que Hamas a robado ayuda humanitaria, pero también que la ha devuelto, por la presión enorme de las Naciones Unidas.

No podemos olvidar el contexto. Hay una población entera sometida a una escasez enorme y no por un terremoto, sino por la decisión de la mano del hombre que es el Gobierno de Israel. Decide que no tengan Ventolín, ni corticoides, ni tratamiento contra la leucemia. 

El bloqueo lo que hace, en palabras del Gobierno israelí, es que el pueblo palestino adelgace sin llegar a morirse de hambre. Hay un sistema retorcidamente cruel por el que Israel sabe exactamente qué existencias hay en los almacenes de las Naciones Unidas, y no deja pasar un gramo más que los necesarios para que no se vean escenas de hambruna.

P: Israel acusa a Hamas de todos los males de Gaza. ¿No acaba haciéndolos así 'los buenos de la película' sean o no un Gobierno legítimo?

R: Hamas es una organización político-militar que ha ganado unas elecciones financiadas, organizadas y monitorizadas por la Unión Europea. Después de ganarlas, los europeos los declararon grupo terrorista, desde el exterior. ¿Quiénes somos nosotros para juzgar si el Gobierno palestino es bueno o malo y, sobre todo, si el pueblo se merece la situación que está viviendo por tener ese Gobierno? ¿Quién es Moratinos y quién es Zapatero para decidir si los niños de Gaza pueden tomar Ventolín porque sus padres votaron a Hamas?

La postura de los dirigentes españoles con los que me he reunido es que quieren llevarse bien con Israel porque ahora mismo para ellos Europa no es un interlocutor válido. Pues hasta que consigan serlo.

P: Es decir, ¿consentir todo a Israel para poder ser un interlocutor válido para poder reprocharle algo?

R: Esa es la lógica. Cuando hablé con el embajador checo en Bruselas y le pregunté sobre el tema, su respuesta fue la más estúpida que me han dado jamás. ''Si tienes un hijo que estudia bien y otro que es un rebelde, ¿a quién vas a prestarle más atención? Nosotros al que se porta mal, porque queremos encauzarlo''.

''Que el mundo lo vea''
P:
En el día a día de Gaza, ¿existe la solidaridad?

R: Si no existiese la solidaridad entre ellos, estarían muertos hace mucho tiempo. Allí el concepto de propiedad privada en cuanto a la comida y los bienes de primera necesidad no existe.

P: En 'Borrados del mapa' los palestinos hablan directamente a la cámara. ¿Se lo toman como la única forma de que no les borren?

R: Si, tienen una mentalidad diferente a la nuestra. En Gaza si cae una bomba y hay 20 cadáveres por el suelo y yo no soy capaz de grabarlo, lo grabarán ellos, me devolverán la cámara y me dirán ''Que el mundo lo sepa''.

Nuestra labor es que nadie pueda decir que no sabe lo que está pasando. Porque sí lo sabemos y, por omisión, nos estamos convirtiendo en cómplices silenciosos.

Una cuestión política, no humanitaria
P:
En otra de las imágenes del documental un palestino asegura que le da igual el bloqueo, lo único que quiere es la independencia. Viviendo el día a día de Gaza, ¿hay a quien le da igual la independencia y sólo quiere vivir en paz?

R: Un documental es la visión del autor y es subjetivo. Esta reflexión en la que se dice que ''no necesitamos agua ni alimentos, este es un problema político no humanitario'' es el mensaje que quiero transmitir con mi documental. Porque creo que lo peor que puede pasar con Palestina y con Gaza es que se humanitarice la situación.

Hay una crisis humanitaria, enviamos más dinero en cooperación y decimos que estamos comprometidos con Palestina cuando lo que hacemos es humanitarizar el conflicto. Insisto, el problema en Palestina no es un terremoto, sino que es generado por la mano del hombre y la mano del hombre lo tiene que revertir.

El Derecho Internacional dice que la potencia ocupante tiene que garantizar los medios de vida de la población ocupada. En estos momentos lo que destruye Israel lo está reconstruyendo Europa. Estamos haciendo lo que quieren.

No es un problema de subdesarrollo, no es que en Palestina no hubiese canalización de agua, sino que Israel la ha destruído. Es un problema de des-desarrollo. Aquí hay que aplicar otra norma: el que rompe tiene que pagar.

Los justos de Israel
P:
¿Hay algún sector en Israel que se dé cuenta del genocidion al pueblo palestino?

R: Claro que la hay. No hay disidencia política dentro del Estado de Israel, pero sí disidencia social. Hay justos en todas partes, allí son llamados 'judíos antisionistas'.

Hay organizaciones muy dignas como 'Breaking the silence' formadas por ex soldados que han vuelton a casa avergonzados, cuentan después de abandonar el Ejército lo que les obligaron a hacer, y eso ahora está empezando a salir en la prensa israelí.

No podemos descalificar a todo el pueblo de Israel por lo que hacen sus dirigentes. Y a estos sectores hay que apoyarlos y reforzarlos. Lamentablemente muchos israelíes que levantan la voz contra su Gobierno se han visto obligados a abandonar el país.

El futuro: el boicot
P:
Si hay un futuro para la esperanza en Gaza, ¿dónde está?

R: Si hay un futuro de esperanza para lo que está ocurriendo allí pasa por que Obama y algunos líderes europeos un día se 'caigan de la cama' y se decidan a aplicar el Derecho Internacional. Esto, hoy en día, está en el ámbito de los sueños.

Si hay un futuro para los palestinos, hoy en día, pasa por que la sociedad civil internacional, poco a poco pero viene con cada vez más fuerza, empiece a equipararse con lo que fue Sudáfrica y el 'apartheid'. Eso está empezando a darse, la gente empieza a considerar Palestina como 'la Sudáfrica blanca', y a darse cuenta de que es vergonzoso.

El régimen sudafricano cayó porque hubo una campaña internacional de boicot contra el 'apartheid'. La gente dejó de comprar, los músicos dejaron de ir a tocar y llegó un momento en que los deportistas sudafricanos no podían competir en las Olimpíadas. Los blancos sudafricanos empezaron a darse cuenta de que no eran considerados como iguales por el resto de los blancos del mundo.

La campaña de boicot de la sociedad civil internacional contra Israel es legítima, justa y está empezando a tener algunos pasos importantes. Un ejemplo, la última eliminatoria de la Copa Davis entre Israel y Suecia tuvo que jugarse a puerta cerrada porque se esperaban disturbios.

Se está empezando a poner a Israel la etiqueta de lo que es, un 'Estado Villano'. Se inventó esta etiqueta para los que violan las reglas del Derecho Internacional: Corea del Norte, Siria...

P: ¿Ya no sirve el discurso de 'lo que hemos sufrido nosotros'?

R: Quienes escharon a los palestinos de su tierra eran los mismo que 3 años antes habían sido liberados de los campos de concentración. El sentimiento de culpa europeo le dio manga ancha.

Los nietos de los supervivientes de Auschtwitz han perdido la carta blanca con la que los supervivientes echaron a los palestinos de su tierra en el año 48.

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