Una ecoaldea en Samos

Cientos de personas de todo el mundo pasaron durante los últimos cinco años por O Couso (Samos), donde ya está en marcha una casa de acogida 

Visitantes que estuvieron durante la Semana Santa en la aldea de O Couso. EP
photo_camera Visitantes que estuvieron durante la Semana Santa en la aldea de O Couso. EP

Paso a paso, gota a gota, se va haciendo realidad O Couso, un proyecto que nació hace cinco años en la parroquia samonense de Freixo de la mano de dos peregrinos catalanes y que ya conocieron "cientos y cientos" de personas de todo el mundo.

¿Qué es O Couso? Se trata de una "comunidad abierta e integral". Así lo define Javier León, uno de esos peregrinos que puso en marcha la iniciativa, la cual es "un proyecto de ecoaldea, una casa de acogida y en un futuro una comunidad y una escuela de dones y talentos", explica.

Ya tienen en marcha la casa de acogida, ubicada en una antigua vivienda en ruinas. Esta fue reconstruida, solo falta "una parte del tejado y ponerlo bonito". Para León, rehabilitarlo fue "un milagro" porque "todo se hizo con donativos y el esfuerzo de la gente que estuvo en O Couso" durante todos estos años.

En la construcción habilitaron cinco habitaciones para acoger a los que se acerquen a conocer el proyecto, por el que hasta ahora pasaron personas llegadas de casi todo Europa, pero también de Brasil, Estados Unidos, Argentina, Chile, India, Japón o Corea, asegura Javier León. Llegan después de conocer el proyecto por el "boca a boca", pero también a través de la Red Ibérica de Ecoaldeas y la Global Ecovillage Network, en las que se encuentran integrados.

El proyecto, que iniciaron unos peregrinos catalanes, está integrado en la Red Ibérica de Ecoaldeas y la Global Ecovillage Network

Las razones que llevan a los visitantes hasta este núcleo de Samos son muy diferentes. Algunos lo hacen llamados "por la curiosidad y conocer un proyecto distinto, otros buscan compañía, otros una experiencia". "Hay mucha curiosidad por lo que estamos haciendo y quieren echar una mano", añade.

Los participantes -"gente de todo tipo"- comienzan a llegar en Semana Santa y hasta el invierno "no paran". Estos tienen una rutina, aunque es "voluntaria", insiste. Se levantan a las ocho de la mañana, tras lo que realizan "una meditación en silencio" y desayunan. A continuación hacen un "círculo de conciencia, una herramienta para gestionar las emociones".

Los participantes llevan a cabo "tres horas o tres y media" de actividades comunes, como puede ser trabajar en el huerto, y finalizan la mañana con un nuevo "círculo de conciencia para explicar cómo están, qué hicieron...". Después de la comida disponen de tiempo libre y pueden disfrutar de yoga o pasear, entre otras actividades.

Cinco personas viven durante todo el año en O Couso, mientras que en verano pasan a ser "de 10 a 15", a las que hay que sumar los visitantes. Todos son "voluntarios, no recibimos ninguna compensación". "Tenemos también nuestros trabajos. Es cansado, pero muy satisfactorio", apunta León, quien destaca que crearon "una especie de familia, son amigos expandidos por el mundo".

Llevan cinco años en Samos y su fin era tener lista la casa en los primeros siete, objetivo que tienen casi cumplido. En los próximos siete quieren recuperar el entorno, que son cuatro hectáreas de terreno. Ya en los siguientes esperan construir la escuela de dones y talentos, donde cualquiera pueda ir a desarrollar su talento, como, por ejemplo, autores que tengan un espacio para escribir. Un proyecto que poco a poco esperan que se vaya haciendo realidad.

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