"En Suecia jamás se recomendó el uso de mascarilla en exteriores"

Suecia recuperó la normalidad total esta semana y, salvo una vuelta atrás, da por terminada la pandemia. El sarriano Adrián Rosario, jefe de arquitectura de software en Borensberg, cuenta cómo se vive la situación en el país nórdico, donde lleva residiendo ya casi dos décadas
Adrián Rosario, en una calle próxima a su centro de trabajo. CEDIDA
photo_camera Adrián Rosario, en una calle próxima a su centro de trabajo. CEDIDA

¿En qué situación de restricciones estaba Suecia hasta el día 9?

En Suecia ha habido pocas restricciones y muchas recomendaciones, que no es para nada lo mismo. Nunca tuvimos confinamiento general ni la mascarilla ha sido obligatoria, sino solamente una recomendación desde tal vez el último cuarto de la pandemia para casos concretos como transporte público a horas punta, cuando era imposible mantener la distancia recomendada. En lugar de confinar a la población se animó a salir a hacer ejercicio al aire libre en solitario como una forma de mantenerse sano y evitar problemas cardiovasculares.

¿Qué cosas se podían o no se podían hacer y cómo fueron cambiando con el tiempo?

Hasta el 9 de febrero hubo un límite de aforo para espectáculos deportivos, conciertos, etc, así como la obligatoriedad de exigir el certificado de vacuna a los asistentes. Existe también horario de cierre y horario límite para servir alcohol en restaurantes, así como un máximo de comensales por mesa. Gimnasios, piscinas, museos, misas, parques de atracciones y tiendas tenían una capacidad máxima de visitantes en base a los metros cuadrados y otros aspectos. Se permitirán de nuevo competiciones deportivas de aficionados en lugares cerrados. La recomendación de mascarilla en transporte público (nunca fue obligatorio) también se retiró el 9 de febrero. Se sigue recomendando a los no vacunados evitar aglomeraciones y hasta el 1 de abril siguen otras recomendaciones vigentes, y entre otras cosas se recomienda que no se abandone repentinamente el teletrabajo ni la educación a distancia.

¿Cómo recibe ese levantamiento de las restricciones?

Algunas de las restricciones o recomendaciones suecas supusieron un cambio positivo en mi vida, por ejemplo el teletrabajo, que me ha permitido reducir los niveles de estrés y ser más productivo, al no desperdiciar dinero, tiempo ni energía en desplazamientos. Otras como limitar el aforo en gimnasios forzó a que se optase por implementar un sistema de reserva de hora online para controlar el número de personas al mismo tiempo: mejores aires y sin problema de espacio o esperas. Se aumentó la cantidad de comercios en los que haces todo el proceso tú mismo, sin colas ni esperas... La necesidad aceleró el progreso en algunos ámbitos.

¿Qué cosas tiene ganas de hacer que hasta ahora no podía o solo podía hacer con limitaciones? ¿Y su familia, amigos y compañeros de trabajo?

Otras restricciones supusieron un dolor de cabeza, por supuesto, como las limitaciones de aforo espectáculos deportivos, cines, conciertos, etc, que podían cambiar en poco tiempo. Esa sensación de incertidumbre y no poder planificar nada a medio o largo plazo es desde luego lo que más estaba deseando dejar atrás. Recuerdo una cita con mi prometida, planeamos ir a un restaurante un día laborable a las 19.30 para que fuese más seguro y acabamos cenando a toda prisa porque acababan de cambiar el horario de cierre. Con tantos cambios en recomendaciones y restricciones no siempre se estaba totalmente actualizado.

¿De qué manera cree que se ha vivido de forma distinta la pandemia desde allí?

Las recomendaciones no eran punibles y se intentaba siempre que hubiese una base científica suficiente antes de tomar cualquier medida, por eso la mascarilla jamás se recomendó en exteriores y se esperó a que hubiese estudios suficientes antes de recomendarla en cualquier otro caso. Veíamos que nuestro comité de expertos no era ficticio sino que eran identificables y contestaban preguntas. Siempre nos dijeron que la clave para superar la pandemia era la cooperación, lo cual requiere confianza y para ello la transparencia es imprescindible. Lo que las autoridades sanitarias suecas siempre defendieron es que un cierre total del país tendría repercusiones, entre ellas la desobediencia civil cuanto más largo fuese el cierre, que restaría efectividad a otras medidas, y diversos efectos adversos como el aumento de problemas coronarios, depresión, estrés... todo para buscar un efecto sobre el que no había suficiente base científica. El hecho de que no era un político quien daba órdenes, sino científicos quienes explicaban las recomendaciones, hizo que la mayor parte de la población se tomase en serio las medidas.

¿Qué diferencias observaba con respecto a España, a lo que le contaban su familia y amigos?

Aquí no vi la histeria colectiva y la polarización de la sociedad que veía en España. Ni nos tirábamos al cuello de nadie al absurdo grito de "negacionista", ni teníamos vicepresidentes que se saltasen a la torera las cuarentenas para hacerse fotos. Esa fue una enorme diferencia entre España y Suecia, aquí podríamos estar de acuerdo o no con las decisiones pero al menos veíamos coherencia y respeto a la ley. Un líder no impone, inspira, y eso es lo que teníamos en Suecia, líderes tanto políticos como no. Por eso, lo que nos decían lo respetábamos mayoritariamente.

¿Pudo comparar al haber viajado hace poco a España?

Una anécdota es que pasamos toda la pandemia en Suecia sin mascarilla, sin cierre y aún así sin contagiarnos, aún cuando mi prometida trabaja en un complejo hospitalario y usa transporte público. Sin embargo estuvimos España en Navidad, vacunados, nos obligaron a poner la mascarilla en exteriores y a las pocas horas de aterrizar en Estocolmo empezaron los síntomas. Mientras que en Suecia no dábamos ni la mano a nadie por muy cercano que fuese, en la provincia de Lugo veíamos a mucha gente dándose besos y abrazos

Comentarios