En silla de ruedas de Almería a Santiago por una causa solidaria

Los creadores de CaMinus peregrinan para visibilizar las enfermedades raras y reunir fondos para la investigación
Los tres peregrinos, a su llegada a Sarria. EP
photo_camera Los tres peregrinos, a su llegada a Sarria. EP

José Ignacio Fernández, Rubén Zulueta y Antonio González son tres vascos que se definen como personas "muy positivas" y que no se rinden fácilmente. Su vitalidad les lleva a afrontar varios retos, el último de ellos, recorrer el Camino Mozárabe desde Almería para llegar a Compostela en silla de ruedas. Tanto José como Rubén sufren distrofia muscular, una enfermedad minoritaria por la que precisan de este medio para desplazarse. Con su peregrinación, en la que Antonio se encarga de prestarles apoyo, quieren poner el foco en las dolencias raras y recaudar fondos para su investigación.

Según explican, los tres se conocieron un verano en un camping en La Rioja y entablaron una amistad que, en 2019, les animó a recorrer por primera vez el Camino Francés desde Roncesvalles en silla de ruedas eléctrica. Tras aquella peregrinación elaboraron una guía en formato App en la que dan cuenta del tipo de suelo que se encontraron en cada etapa o de la accesibilidad en los albergues.

Pero no solo eso. Decidieron también crear la asociación sin ánimo de lucro CaMinus y destinar el dinero recaudado con sus proyectos a investigar las enfermedades neuromusculares a través de la fundación Isabel Gemio.

Tras el parón obligado por la pandemia, en 2020 se embarcaron en la aventura de cruzar el desierto de los Monegros en diez días en sus sillas de ruedas. El periplo fue recogido en un documental titulado "Persiguiendo el límite".

Este año, animados por la Asociación Jacobea de Almería-Granada Camino Mozárabe, recorrieron los 650 kilómetros de esta ruta en 14 etapas hasta llegar a Mérida, lo que les permitió comprobar que todavía queda mucho por hacer en materia de accesibilidad. Desde Mérida, su furgón de apoyo los trasladó a Sarria, a 645 kilómetros de distancia. Llegaron el sábado para pasar noche en el albergue Oasis y, este domingo, completar en sus sillas la etapa hasta Portomarín.

Según cuenta José, la experiencia está resultando "emocionante", sobre todo por la gente que se encuentran y que les infunden ánimo y les muestran afecto. "Lo hacemos con mucho sacrificio, esfuerzo y en favor de otros", comentan los peregrinos, que prevén llegar a Santiago el miércoles.

Con sus proyectos no solo quieren visibilizar las enfermedades raras y ayudar a la investigación, sino también "animar a cualquier persona con una discapacidad a salir de su zona de confort y realizar actividades al aire libre a través del positivismo y la superación".

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