Una sarriana se hace pasar por su hija menor y destapa al presunto acosador

La progenitora se hizo cargo del móvil de la niña, de 13 años, para seguir los mensajes de tipo sexual que le enviaba ▶ El juzgado archivó el expediente porque era la adulta la que manejaba el teléfono y ahora piden que se reabra el caso

Una madre sarriana, alertada por unos extraños mensajes que su hija de 13 años de edad estaba recibiendo por parte de un vecino, decidió hacerse cargo del móvil de la niña y seguir la conversación. Descubrió así que esta persona supuestamente intentaba ganarse la confianza de la menor hasta llegar a enviar imágenes explícitas de contenido sexual y pedirle otras a cambio.

La mujer denunció los hechos y el presunto autor estuvo detenido, pero el asunto fue archivado provisionalmente. El juez entiende que el delito de abuso sexual a una menor de 16 años que se le imputaba no pudo haberse cometido en ningún caso porque era la madre quien estaba haciendo uso del móvil de la adolescente. Los progenitores han presentado un recurso en el que argumentan que el hombre actuaba en la creencia de que se dirigía a la niña.

El asunto tiene su origen el pasado 9 de junio, fecha en la cual el vecino contactó con la menor a través de la red social Instagram. A la niña le resultó curioso que esta persona le preguntase si alguien controlaba su móvil y se lo comentó a su madre.

El juzgado autorizó en su día un registro policial en el domicilio y el negocio del hombre investigado

A partir de ahí, en un afán de "proteger" a su hija, la progenitora se hizo cargo del teléfono, de forma que era ella quien respondía a los mensajes del varón, "sin incitarle en ningún momento en el desarrollo de la conversación", aclara en su denuncia.

A petición del hombre y ante su "insistencia", la madre instaló en el móvil la aplicación Telegram con la opción de autodestrucción de mensajes en cuestión de segundos. No obstante, y para evitar que el contenido de la conversación se perdiese, hizo capturas de pantalla cada poco tiempo valiéndose de otro teléfono.

Los mensajes se sucedieron durante más de una semana, tiempo durante el cual el hombre le preguntó en reiteradas ocasiones si estaba sola y fue derivando la conversación hacia una temática sexual, hasta resultar cada vez más explícito preguntándole si había estado con chicos, cuál era su talla de sujetador o si "se las enseñó a alguien". En uno de los chats le propone: "yo te enseño mi polla y tú las tetas?" para, acto seguido, enviar hasta dos veces fotografías de su miembro.

Tras estos hechos, la madre se persona de inmediato en el cuartel de la Guardia Civil para presentar una denuncia, ampliando así la comunicación que ya había realizado ante los agentes el mismo día en el que comenzaron los contactos de esta persona con su hija menor.

A partir de ahí, el presunto acosador fue detenido e incluso se solicita una orden judicial de registro en su vivienda y su negocio para incautar diverso material.

Los agentes observan una conducta o patrón típico que correspondería con un "depredador sexual" que intenta ganarse la confianza de la menor para tenerla controlada y obtener fotos de contenido sexual.

Por la forma de actuar y de dirigir las conversaciones incluso llegan a plantearse si sería la primera vez que mantiene este tipo de conductas.

El juzgado autorizó el registro y los agentes intervinieron varios dispositivos informáticos. Además, se le prohibió al investigado mantener cualquier tipo de comunicación con la adolescente.

En su declaración, el hombre reconoció haber tenido conversaciones de contenido sexual y enviado archivos de ese carácter, pero alegó desconocer que se dirigía a una menor. Por el contrario, defendió que nunca le pidió que le enviara fotos y que actuaba en la creencia de que estaba ante una mujer de 25 años de edad porque ella se lo había dicho.

Tras varios meses, el asunto acaba de ser archivado de forma provisional después de tomar declaración a la niña (la madre no fue llamada en este procedimiento), que explicó que ella no había llegado a ver las imágenes remitidas porque al detectar que el investigado formulaba preguntas extrañas le pasó el teléfono a su progenitora. El juez señala que no pudo producirse un delito de abuso sexual a una menor de 16 años al ser la progenitora quien usaba el móvil de la niña y al no haber pruebas incriminatorias en los dispositivos incautados.

Los padres han presentado un recurso en el cual argumentan, entre otros aspectos, que el hombre conocía a la perfección que era menor porque en un conversación ella (es decir, la madre) le preguntó si sabía que edad tenía, a lo que él respondió que 14 y ella le aclaró que 13. Además, aseguran que en otro mensaje le dice: "la que me está vacilando eres tú a mí con todo lo pequeña que eres".