Los romeros vuelven a Biville

La parroquia sarriana recuperó la fiesta de San Marco, que tuvo lugar ante el santuario del mismo nombre, de origen medieval. La romería contó con la asistencia de numerosos vecinos

La procesión de San Marco durante la romería celebrada en Biville. PORTO
photo_camera La procesión de San Marco durante la romería celebrada en Biville. PORTO

SARRIA. La capilla de San Marco, en Biville (Sarria), volvió el domingo a abrir sus puertas como cada mes de abril para celebrar su festividad. Sin embargo, el domingo fue especial porque se recuperó la romería desaparecida hace una década y que reunió a numerosos vecinos de esta parroquia sarriana y de otras del entorno.

El viento que sopló durante la jornada no impidió que numerosas decenas de romeros se acercaron a la capilla para disfrutar de la fiesta y de las impresionantes vistas de la comarca.

Los actos dieron comienzo con una misa ante el templo, la cual fue oficiada por el sacerdote Julio Fernández Doval y cantada por el Coro Interparroquial. Estuvo seguida de la procesión en el entorno de la ermita, la cual es de origen medieval y está asentada sobre un castro. Como en toda romería no faltó la gastronomía y se instaló una pulpería. La actuación del grupo Tribal y una queimada completaron el programa de la fiesta, promovida por tres vecinos, José Manuel Torres, Javier Taboada y José Manuel López.

Para dar a conocer la historia de la capilla de San Marco se entregaron unos dípticos, en los que se explica que este templo fue en sus inicios una iglesia-eremitorio de Santo Adrao, según recoge el investigador Xaime Félix López Arias, del Seminario de Estudos Sarriaos Francisco Vázquez Saco. De esta advocación queda recuerdo en la Fonte de Santo Adrao, en la vecina parroquia de Belante.

DOCUMENTACIÓN. A la ermita de Biville hacen referencia varios documentos que forman parte del Tumbo de Samos y otros textos de los fondos catedralicios de Lugo, indica el estudioso sarriano.

Entre ellos se encuentra una escritura de 897, en la que el rey Alfonso III confirma las posesiones de la iglesia de Lugo, entre las que cita la capilla. También está un testamento de 976 por el que un padre hace donación de este templo a su hijo, quien era presbítero y abad de Barbadelo. Ya en 1009 este concede al abad de Samos "Santo Adrao no monte (do Páramo) co seu castro todo darredor", según los textos recogidos por Xaime Félix López Arias.

El templo de Santo Adrao acabó perteneciendo al obispado lucense y hay referencias a él en el siglo XVII. Posteriormente pasó a la advocación de San Marco, aunque se desconoce cuándo lo hizo, señala el sarriano en su estudio sobre esta capilla, quien destaca que, dentro de las festividades religiosas de la comarca, la de San Marco ocupó un lugar importante. Junto a este templo se ubican tres sarcófagos excavados en la roca.

La ermita fue rehabilitada hace dos décadas

La capilla de San Marco fue restaurada en los años 1996 y 1997, como se indica en el propio templo. En este se exhiben varias fotografías con el antes y el después de las obras en la ermita, la cual estaba muy deteriorada.

Imagen
También se restauró la imagen de San Marco, que data del siglo XVIII. La talla estava totalmente desfigurada y su rehabilitación fue realizada por Segundo López Méndez