Los trabajos para reparar un talud del barrio de O Mazadoiro de Sarria comenzaron esta semana, cuatro años después de que sufriera un derrumbe. Las obras, financiadas por el Concello, tienen un presupuesto de unos 25.000 euros y la empresa adjudicataria, Jesús y Páramo, prevé que estén finalizadas en unos 15 días.
Para arreglar el desprendimiento fue necesario instalar en días pasados un andamiaje de 17 metros de altura. La actuación consiste en la construcción de una losa de hormigón armado de diez metros de longitud, la cual se encontrará anclada al terreno por unas barras de acero y cemento, recoge el proyecto de la obra. Según contempla el documento, los trabajos conllevarán, además, la colocación de una tubería de saneamiento y una barandilla.
Se optó por esta alternativa porque no es viable construir una escollera por la proximidad de una vivienda, afirmó el concejal de obras, Diego López.
Las obras para reparar el desprendimiento obligaron a cerrar al tráfico una carretera, que da acceso a varias viviendas de O Mazadoiro, pero se habilita un pequeño paso para los peatones.
Los trabajos para arreglar el derrumbe salieron a licitación el pasado octubre en 25.500 euros y con un plazo de ejecución de dos meses. Al concurso concurrieron tres empresas de la zona de Sarria, explicó el concejal.
La junta de gobierno local las adjudicó ese mismo mes y en diciembre autorizó el plan de seguridad y salud para acometer la reparación. Para llevar a cabo las obras se aprobó el pasado marzo en pleno un expediente de modificación de crédito por 94.000 euros para varias actuaciones, entre las que se incluyeron los trabajos en el barrio de O Mazadoiro.
VIVIENDA. Con estas obras se subsana un derrumbe ocurrido en febrero de 2014 tras la caída de un árbol. El desprendimiento llevó a que toneladas de tierra y piedra acabaran en un solar en el que se levanta una vivienda, la cual se encuentra habitada.
El material se precipitó en la parte trasera de la parcela y llegó a tapar una ventana de la primera planta de la construcción. Además, causó la rotura de un cristal, aunque no hubo que lamentar daños personales.
Las piedras y tierra permanecieron durante varias semanas en los terrenos taponando la parte de atrás del inmueble. El Ayuntamiento retiró todos los restos en abril de ese año, para lo que fue preciso tirar una pequeña construcción anexa a la vivienda.
El derrumbe también afectó a la carretera que discurre por encima de la casa, aunque no fue necesario cerrarla al tráfico de vehículos. La valla de protección de la pista quedó colgando, lo que suponía un peligro tanto para los automóviles como para los viandantes.
Los desperfectos permanecieron estos cuatro años señalizados únicamente con unos palos de madera, un alambre, un cono y un triángulo de emergencias. Estos dos últimos fueron colocados por los propios vecinos ante el riesgo que presentaba.
