Los agentes de un punto de verificación de la Guardia Civil en Sarria recibieron el día 15 de abril una curiosa petición de un peatón, que les solicitó que se le practicase una prueba de alcoholemia. Al ser preguntado por los motivos, alegó que los había visto desde su domicilio y que, como había tenido una comida familiar, quería saber la tasa de alcoholemia para calcular cuánto podría beber cuando tuviese que conducir.
Ocurrió sobre las 20.55 horas en el punto kilométrico 26 de la carretera LU-546, donde, para empezar, los agentes dijeron al peatón que su requerimiento no se encontraba entre los motivos reglados para la realización de la prueba. Además, le entregaron una prenda reflectante para "mejorar su visibilidad".
Le hicieron saber también que su desplazamiento hasta el lugar no se encuentra dentro de los permitidos en el estado de alarma, por lo que se pondría en conocimiento de la autoridad competente lo ocurrido al considerar que los hechos pudieran ser constitutivos de una infracción administrativa. Los agentes le invitaron a regresar a su domicilio y se cercioraron de que lo hacía.
