Un paraíso de coleccionistas de aves en Sarria

Un sarriano cuenta con 40 loros de varias especies de todo el mundo, una afición por  los pájaros que comparte con varios vecino

Emilio Díaz cuenta con 40 especies distintas de loros. EP
photo_camera Emilio Díaz cuenta con 40 especies distintas de loros. EP

El concello de Sarria es tierra de coleccionistas de aves, una afición que comparten varios vecinos, como Emilio Díaz, quien cuenta con 40 loros de 16 especies distintas de todo el mundo.

Guacamayos, loros amazónicos, caiques, aratingas, cotorras del sol o eclectus son algunos de los ejemplares que forman parte de la colección de este sarriano, con la que comenzó hace unos 20 años. Este vecino nació en Sarria, aunque siendo un niño se trasladó a Venezuela. En el país sudamericano inició su pasión por estas aves exóticas.

Abandonó la afición en su regreso a España, aunque un tiempo después decidió retomarla al ver "un loro solitario" en una tienda. Poco después le compró una pareja y la familia fue creciendo hasta lo que es hoy en día, para lo que intercambia especies con amigos con los que comparte esta pasión. Afirma que tiene una colección "modesta" y llegó a contar con más especies, pero por su trabajo, en un gimnasio de la villa, la redujo al "no tener tiempo suficiente".

Se decanta por los loros porque son unas aves "superinteligentes y muy afectuosas con quien los cuida, excepto en época de reproducción". Emilio Díaz destaca el colorido de los plumajes de estos pájaros y los de mayor tamaño pueden llegar a medir, dice, cerca de un metro, como es el caso de los guacamayos.

Los loros llevan peor soportar el calor que las bajas temperaturas, pues les gusta restregarse en el agua helada, explica

Otros loros de Emilio Díaz. EPLos loros pueden llegar a decir palabras, aunque para ello es preciso trabajar con los ejemplares. "El hijo de una pareja que tenía, que me robaron, se lo regalé a un familiar y debe decir cerca de 1.000 palabras. Trabajando se consigue", explica.

El sarriano asegura que estos pájaros son su único "vicio". "Es un escape. Me encanta mi trabajo en el gimnasio, pero de vez en cuando necesito escaparme un poquito. Es mi terapia. Mientras estoy allí mi cabeza vuela", afirma.

Los animales se adaptan perfectamente al clima de Galicia. Aunque pueda sorprender, "llevan peor aguantar el calor". "El frío lo aguantan bien", apunta el sarriano, quien pone de ejemplo que en invierno, cuando se hiela el agua que tienen para mojarse, los loros "se restriegan" en ella. "La inmensa mayoría nacieron aquí, casi el 100%", señala.

El sarriano asegura que la cría de una pareja de aves que tenía, que regaló a un familiar, dice "cerca  de 1.000 palabras"

El vecino no participa con sus aves en exposiciones porque los animales "pueden coger enfermedades" y "se estresan" por el transporte. "Son aves resistentes, pero a la vez delicadas", aclara.

Cuidar a los animales supone un importante trabajo y Emilio Díaz le dedica "una hora a la mañana y hora y media al mediodía". Cada una de las parejas de aves dispone de su propia jaula, de gran tamaño. Todas ellas están instaladas en una parcela, en la que las aves conviven con otros animales, tales como pavos reales, gallinas de guinea, cabras enanas o perros. También cuenta con caballos gallegos de monte o unas gallinas de Piñeira. Estos últimos ejemplares proceden de la comunidad porque también siente predilección por los animales autóctonos.

Sufrió el robo de cuatro ejemplares
Emilio Díaz sufrió la pasada semana el robo de cuatro ejemplares, dos de ellos son loros africanos, una especie "muy valorada". "Antiguamente se importaba en grandes cantidades de África, ahora no y escasean los reproductores", explica.

El autor o autores fueron directivamente por estas cuatro aves, que son "especies protegidas, está regulado su comercio y penado por ley su tenencia ilegal". Para robar los pájaros, que están microchipados y anillados, "durmieron o entretuvieron" a dos perros, afirma.

Cree que probablemente "fue una persona o personas que estuvieron antes en la finca". "Conocían el sitio, sabían por donde entrar", asegura Díaz, quien denunció los hechos.

 

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