Ondas frente a emergencias

El samonense Manuel López Sánchez es aficionado al mundo de la radiocomunicación y, desde hace tres décadas, colaborador de Protección Civil. Forma parte del Remer, una red para ayudar en el caso de que se produzca una grave emergencia
El samonense Manuel López, con dos de sus radios. L.P.
photo_camera El samonense Manuel López, con dos de sus radios. L.P.

En este mundo de internet y la telefonía móvil todavía hay aficionados a antiguas formas de comunicación, como la radio. Este sistema serviría para contactar en caso de una emergencia y caída de las líneas de telefonía, por lo que se creó a principios de los 80 la Red Nacional de Radio de Emergencia (Remer). De ella forma parte Manuel López Sánchez, un vecino de la parroquia de Estraxiz (Samos) aficionado a las ondas.

Comenzó en este mundillo hace más de 30 años con "emisoras de banda cidadá, como pode ser as dun camión". Entonces decidió sacarse la licencia, para lo que "había que aprender uns códigos e facer un exame", recuerda. Se adhirió a la Unión de Radioaficionados de España y a través de ella se sumó a la Remer, en la que se integró hace tres décadas para ayudar en el caso de una catástrofe. Por este tiempo al servicio de la red, la Dirección General de Protección Civil le hizo entrega, junto a otros compañeros, de un diploma de reconocimiento.

La Remer, que depende de este organismo del Gobierno central, nació para actuar en caso de emergencia y no disponer de comunicaciones. "Se cae todo, a radio manteríase. Sería imposible que a comunicación non se dera feito, se non é a través de repetidores sería doutro modo, sempre habería forma. Por exemplo, hai mallas e se desde Sarria queres falar cun de Lugo, falarías con el a través dun da Pobra", cuenta. Serían activados por la Subdelegación del Gobierno. Por ahora nunca tuvo que actuar con la red y "oxalá" continúe así, pero "non é imposible que caia a telefonía".

Para formar parte de la Remer, los miembros tienen un distintivo y deben indicar los medios propios que ponen a disposición en una emergencia, como radios o generadores. Opina que la administración debería organizar una vez al año un simulacro para saber cómo actuar. Entre las directrices a seguir en una urgencia está ponerla en conocimiento del centro de coordinación operativo, proporcionarle información "clara, concisa e precisa", y coordinarse con otros corresponsales de la red.

Manuel López lamenta que no haya más aficionados a las radiocomunicaciones, lo que achaca a la existencia de nuevas tecnologías como internet. "Á xente nova non lle gusta, agora colles un teléfono e tes todo", opina. Hace unas décadas, apunta, no había móviles ni internet y a través de las ondas se hacían numerosos servicios. Recuerda un caso de hace años que siguió con su emisora. Un radioaficionado solicitaba un medicamento al que no tenía acceso y terminó consiguiéndolo. "Foi como se fora unha rede social, podes contactar con xente de todo o mundo", indica. Él mismo, cuando trabajaba de camionero y no había móviles, se valió de este sistema para dar aviso de un grave accidente de tráfico en Madrid. "Un coche chocara contra o panel da autopista e había un señor ferido", rememora.

El mundo de las ondas también sirve para contactar con personas de otras partes del mundo como ocio. Él mismo se comunicó con radioaficionados de distintos países de Europa, como Reino Unido, Suiza, Italia o Austria. "Facía ilusión falar con alguén de fóra de España a través da emisora. Agora xa falan coas redes sociais e non se lle dá moita importancia", dice.

POSTALES. El idioma no impide estas comunicaciones, pues "cos códigos vas entendéndote aínda que non saibas a lingua". Después recibía y enviaba las tarjetas QSL, que son documentos con los detalles de las conexiones, como fecha, hora y frecuencia. Estas se remitían a través de correo ordinario y algunas le llegaron acompañadas de postales del país, las cuales conserva con cariño.

Antes de las nuevas tecnologías había "moitos" radioaficionados y pone el ejemplo de Sarria, donde a mediados de los 80 existía la agrupación Radio Flavia que encabezaba Manuel Rodríguez Díaz (Rodim). Estaba formada por más de una treintena de personas, calcula el samonense, quien era el número 21. A través del colectivo organizaban actividades, como el concurso "caza do zorro", en el que uno de los miembros "escondíase e emitía de vez en cando", teniendo los demás que adivinar dónde se encontraba.

El mundo de las emisoras también va evolucionado, siendo las primeras de mayor tamaño, mientras que ahora son como un teléfono móvil. Recuerda, por ejemplo, una de base de válvulas, que ya se quedó "obsoleta", pero algunos continúan conservándola al "gustarlle, é como ter un coche clásico". También fue cambiando su coste, "antes eran caras e agora telas polo prezo dun teléfono", cuenta el samonense, quien espera que esta afición no se pierda.

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