La memoria de los antepasados en una carpintería de Laiosa

Un vecino de la parroquia, perteneciente a O Incio, conserva intacta la carpintería de su abuelo, con casi un siglo de historia, y la fragua en la que trabajó su padre, la cual data de los años 40
La zona de la fragua conserva el fuelle y demás útiles empleados para el oficio.
photo_camera La zona de la fragua conserva el fuelle y demás útiles empleados para el oficio. VILA

El vecino de Laiosa, en el municipio de O Incio, José Luis Gallego mantiene viva la memoria de sus antepasados, no solo en su recuerdo y en los documentos que ha ido recopilando con esmero, sino también a través de los oficios que practicaron durante décadas y que hoy aportan un valioso testimonio. Así, conserva intactas la carpintería de su abuelo, con casi un siglo de historia, y la fragua de su padre, donde trabajó desde 1944 hasta principios de los 80.

"Isto non é un museo, porque está operativo", explica. De hecho, si hoy quisiera fabricar un tornillo tendría manera de hacerlo, del mismo modo que emplea las herramientas de la carpintería para dar rienda suelta a su gusto por moldear la madera.

Carpintería de los años 20 que conserva intacta un vecino de O Incio

Su abuelo, Eulogio Pérez, dedicó toda su vida a ejercer de carpintero. Estuvo emigrado en Cuba y de allí trajo herramientas que le acompañarían el resto de sus días. A finales de los años 20, tras contraer matrimonio con Josefa Castro, instaló su taller en el bajo de la casa que ambos construyeron en Laiosa. De sus manos salieron muchos carros para vecinos de este municipio y otros próximos, además de cubas para el vino o pilones para la matanza del cerdo.

La carpintería se mantiene tal y como la dejó su abuelo, congelada en el tiempo al igual que la fragua en la que tantas veces vio trabajar a su padre, Pedro Gallego, en una imagen que quedó grabada en su retina. Un simple vistazo a las gajas y al delantal con el que se protegía el herrero dan fe de las muchas horas que invirtió repararon útiles de labranza o fabricando bisagras o aperos. "Eléctrico non había máis que a bombilla, o resto era todo a base de brazo", comenta José Luis Gallego.

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Este vecino, que ejerció durante cuatro década como profesor, confiesa que su gran "teima" consiste en "recuperar". Tanto es así que, cuando se hizo necesario sustituir la portada de la casa debido a su antigüedad, no dudó en aprovechar la madera para crear lámparas o el marco con el que realzar un árbol genealógico muy especial.

Este interés por dejar constancia de la historia familiar le ha llevado también a buscar documentos antiguos y dedicar una parte de la vivienda a fotografías, escritos y objetos relacionados con la emigración que le tocó vivir a varios de sus antepasados.

También se implicó hace ya unos años en la recopilación de fotos antiguas de Laiosa, en una iniciativa que permitió reunir 500 imágenes que constituyen la memoria de toda una parroquia.

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