Los martes son para los libros

En el club de lectura de la biblioteca pública Camilo Gonsar de Sarria se lee en gallego y en castellano, se comenta a los autores y su modo de escritura y se cuelan trozos de la vida
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photo_camera El club recibió a la joven sarriana Patricia Rivas (izquierda), autora de 'La carta que nunca leerás'. JAVIER CONDE

La verdad es que no son todos los martes. Uno sí y uno no. En el primero es usual ver una película que salga de las páginas de un libro –por ejemplo, Soldados de Salamina de Javier Cercas– y el martes de dos semanas más tarde se comenta el libro seleccionado para ese mes. Que no suele versar sobre la película que se vio.

Quien quiera leer y compartir con otros lo que le dejan las palabras de un texto en su mente y sentimientos, el club de lectura viene muy bien: doce libros (o casi) al año –la mitad en gallego– y doce filmes. Y, ojo, en este tiempo en que todo sube, esto sigue igual de barato: tiempo para leer, tiempo para conversar.

El club de lectura de la biblioteca Camilo Gonsar es una iniciativa de la concejalía de Cultura apoyada en la red de bibliotecas de Galicia, para la cual la responsable de la biblioteca municipal, Esther Ramos, hace la respectiva solicitud de los ejemplares del libro que se va a leer y luego coordina la devolución. Una maravilla que funciona como un reloj suizo, aunque a veces el libro que se escoge ya está reservado por otro club en algún pueblo, villa o capital.

A pesar de ese telefonito del que no nos apartamos, hay quien disfruta leer y compartir lo que lee. Es una tremenda noticia, no tan aireada, aunque se resienta que los jóvenes prefieran el click a pasar páginas con sus dedos.

Alberto se integró al club de lectura hace cuatro años y fue su coordinador, el que hurga en el catálogo de la red de bibliotecas gallegas, selecciona y propone y también tiene tino para hallar una película amena. "Leer y ver una película me relaja, me escapo de lo cotidiano", dice.

Alberto tiene toda la colección de Las aventuras de Tintín y Milú, el periodista y su fiel perro creados por Hergé; entre los libros que le gustaron del club está La soledad de los números primo, del italiano Paolo Giordano, y sigue con deleite a Joël Dicker, joven autor suizo del género de la novela negra.

Carmen, la más joven del club, también se evade con la lectura. El ritual suele ser en las tardes, después de trabajar, en la cocina y con una taza de café humeante al lado. Tiene la colección completa de Harry Potter que comenzó a leer a los 12 años y los personajes la perseguían hasta el aula de clases.

Celsa, nacida en Francia y educada en la lengua de ese país, quería mejorar su castellano y su gallego –"adoro hablar en gallego"– y eso la empujó al club entre las primeras. "De pequeñaja, nada de nada de lectura, hasta que di con una profe que me enganchó con los libros y ahora son mi vicio", cuenta.

Esther y Marisa, siempre elegantes y curiosas, son maestras jubiladas, así que su vida transcurrió entre libros y, no solo eso, inculcaron a los pequeños el gusto por distraerse con un cuento. Esther usaba el libro Los Cinco, de la escritora inglesa Enid Blyton, para despertar el gusto por leer. Marisa lamenta que ahora se hable menos en las casas por la fulana tecnología, pero ella no se despega de un buen texto.

GARCÍA MÁRQUEZ. Randy, de Maracay, Venezuela, descubrió la lectura de pequeño en la escuela y, memorioso, recuerda que el encanto se produjo con Relato de un náufrago del premio Nobel Gabriel García Márquez. "Me gusta compartir con otros lo que leo y apreciar otros ángulos de un tema". Pilar dice ser muy realista y busca lecturas afines con su carácter, acostumbra leer en las tardes y antes de dormir. "Me encantó Aires difíciles de Almudena Grandes", dice.

El sitio para leer de Mari Carmen es la cama por la noche, como le enseñó su madre cuando era pequeña. El libro que más le ha gustado de los que ha leído en el club es Izan o da saca, de Xabier Quiroga, que trata sobre los nazis que se refugiaron en el monasterio de Samos. María descubrió en el club autores que no son famosos pero muy buenos. "Me gusta cambiar de géneros y de historias y leer escritores de otras partes para conocer otros mundos".

Eso es, conocer otros mundos sin salir de Sarria. Sintiendo que las letras vuelan. Vivir otras vidas como la de la polaca Marie Curie, contada por Rosa Montero en la La ridícula idea de no volver a verte, que fue el libro de febrero.

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