"Llegar a Roma fue increíble"

El sarriano José Ferreiro recorrió en unos cuatro meses más de 2.600 kilómetros entre su municipio y la ciudad eterna, una experiencia "intensa" que le dejó momentos emocionantes
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photo_camera El sarriano José Ferreiro Caneda a su llegada al Vaticano. EP

El sarriano José Ferreiro Caneda completó su sueño de recorrer a pie los más de 2.600 kilómetros que separan su municipio de Roma, en lo que invirtió algo más de cuatro meses. Descansando ya en su casa rememora esta "intensa" experiencia.

Salió de Sarria a principios de enero y llegó a la ciudad eterna el pasado día 14, después de 113 días caminando y cruzar España, Francia e Italia. A esto hay que sumar unas diez jornadas en las que hizo un parón en su peregrinación para descansar, ya que tuvo problemas con el talón de Aquiles, y aprovechó también para visitar algunas ciudades. A pesar de estar tantos meses lejos de su casa, dice que el viaje "se pasó muy rápido" y ahora, al llegar a su hogar, es cuando está asumiendo todo lo que vivió.

Caminó para estar consigo mismo. "Tienes mucho tiempo para pensar las cosas, para darte cuenta de la sociedad en que vivimos. Te sirve como terapia. Al final te pasan todo tipo de cosas por la cabeza porque es mucho tiempo. La sensación es muy gratificante", resume. También fue "duro" y con "momentos difíciles".

Al inicio de su viaje le metía miedo cruzar Francia al no conocer el idioma, aunque al final este país le quedó dentro del corazón por, sobre todo, la acogida de sus gentes. Lo recorrió durante 50 días, entre febrero y abril, y se encontró con "todo cerrado". "No ocurre como en España, que los Caminos están preparados para el peregrino. No sabía dónde iba a dormir. Portaba la tienda pero no sabía dónde la podría montar, si me multarían...", relata el sarriano, quien con el paso de las jornadas decidió dejar de pensar en esto y "disfrutar".

En Francia se encontró con "sorpresas", como personas que lo acogieron en sus hogares sin conocerlo de nada. Así le ocurrió en una localidad situada en una de sus primeras etapas en Francia, donde un joven le ofreció su casa para dormir y comer. Algo parecido le pasó en otra población gala, donde se encontró con todo cerrado y la propietaria de una pensión le propuso comer con su familia. "Al peregrino lo acogen, siempre con una sonrisa, te preguntaban sobre el viaje..", recuerda.

Turismo

Las sensaciones fueron muy diferentes en Italia, país al que accedió por la región de Liguria, la continuación de la Costa Azul francesa, donde todo eran turistas y le costó "muchísimo" encontrar alojamiento. "Fue pasar de que la gente te pregunte cómo estás a que te miren, no raro, pero no era la misma sensación", explica Ferreiro, "el único peregrino" por la zona. Sin embargo, en Italia también vivió la hospitalidad de sus gentes. Fue el caso de Imperia, donde lo acogió un sacerdote, un hombre en apariencia "muy serio, pero muy agradable y de muy buen corazón".

Cuando llegó a la Vía Francígena todo cambió. "Ya me encontré con infraestructuras y peregrinos y empezaron a cambiar las sensaciones", apunta. El fin del viaje en Roma "fue increíble, una satisfacción, alegría, tristeza... Se acumularon un montón de cosas", señala el sarriano, quien llegó con un joven que recorrió 2.000 kilómetros con su perra. Fue "emocionante y espectacular, unas sensaciones increíbles", añade.

José Ferreiro disfrutó de todo el Camino, en el que no estuvo completamente solo. En las primeras etapas de su viaje conoció a Antonio, un gallego que peregrinaba de Roma a Santiago. Luego estuvieron siempre en contacto por teléfono, conviertiéndose así en "un gran compañero" de aventura. "Fuimos hablando todo el Camino , él en su casa y yo andando, y lo revivió conmigo", indica.

Ya en Sarria, el joven está "volviendo a la realidad", aunque es "difícil". "Es un contraste", apunta el peregrino sobre el regreso a la monotonía frente "a la libertad" de la ruta, donde "desconectas totalmente de todo y lo único que tienes que hacer es caminar".

No piensa ahora en una nueva peregrinación, aunque cuenta con otros proyectos. "Los sueños tienes que cumplirlos, no puedes guardarlos para otra vida porque no la hay", concluye animando a cada uno a seguir sus sueños.

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