O Inverno, un labrador señalado

Memoria histórica ▶ El vecino de Eirexalba (O Incio) Jesús Casas, conocido como O Inverno, fue asesinado por la Escuadra Negra de esta localidad el 6 de agosto de 1936. Este verano, su nieta, de mano de la Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica, ha buscado sus restos en el cementerio de Saa, en A Pobra do Brollón

Voluntarios de la ARMH realizan trabajaos de campo en el cementerio de Saa, en A Pobra do Brollón. XURXO AYÁN
photo_camera Voluntarios de la ARMH realizan trabajos de campo en el cementerio de Saa, en A Pobra do Brollón. XURXO AYÁN

"Muerto a consecuencia de disparos de arma de fuego y que según referencias fue detenido por unos falangistas". Así reza el documento enviado por el secretario del juzgado de A Pobra do Brollón al juez tras el fallecimiento de Jesús Casas González, O Inverno, un vecino de la parroquia de Eirexalba (O Incio) que el 6 de agosto de 1936 fue víctima de la Guerra Civil.

Este labrador, que en 1928 regresó de Cuba con su mujer, Anuncia Rodríguez Maceda, y sus cuatro hijas se vio arrinconado por ser considerado un problema para el bando sublevado durante la guerra. Su opinión y una visión más globalizada provocaron que este padre de familia tuviese que huir de su aldea a la cercana parroquia de Covadelas, en el ayuntamiento de A Pobra do Brollón.

Mientras su familia seguía adelante, él intentó ayudar a otras personas al mismo tiempo que se escondía, pero el 6 de agosto de 1936, poco después de su huida, Jesús Casas fue detenido, torturado y asesinado en el Alto de Santa Lucía.

El acta de def

unción, presentada el 7 de agosto de 1936 en el registro civil de A Pobra do Brollón, define la causa de la muerte de O Inverno como "una hemorragia interna a consecuencia de maltratarlo». Una afirmación que, según la portavoz de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histó


rica (ARMH) en Galicia, Carmen García Rodeja, es muy llamativa porque "non era habitual que recoñeceran a violencia".

"En mi casa no se hablaba de esto, se decía que a mi abuelo lo habían matado, pero era un tema tabú", reconoce Isabel Mao, nieta de O Inverno y la encargada de ponerse en contacto con la asociación para buscar los restos.

Su asesinato, causado. según la familia y la organización, por el grupo paramilitar la Escuadra Negra de Eirexalba, fue un modo de "implantar o terror na zona".

Jesús Casas González, 'O Inverno'- ARMH

En palabras de García Rodeja, algunos vecinos vieron como Casas pedía agua y clamaba piedad ante sus asesinos. Uno de ellos siguió al grupo y, recuerda Mao, "me contó que le tiraron el agua mientras le decían: 'Este paxaro xa comeu e bebeu bastante na súa vida".

Mao, que lleva más de dos años buscando a su abuelo, reconoce la valentía de sus antepasados que "siguieron adelante y, además, tenían que tener las cosas muy claras".

Ya en 1939, su familia cayó tras él. La viuda se fue a vivir con su madre y uno de sus hermanos a la casa de O Inverno, que servía de refugio para personas huidas. "Los vecinos me contaron que la gente se escapaba de la cantidad de Guardia Civil que apareció ese día", dice la nieta de O Inverno, y añade que después de encontrar la trampilla en la casa, estalló una granada que provocó varios muertos, uno de ellos su bisabuela.

Anuncia y su hermano Antonio fueron detenidos y trasladados a la cárcel de Lugo, en donde ella falleció en 1941. El secretismo familiar era tal que, a pesar de que Isabel Mao había oído a su madre hablar del "tío Antonio", ella jamás le contó que estuvo condenado a muerte.

El pasado mes de julio, la ARMH, a petición de la familia, buscó en el cementerio de Saa, en A Pobra do Brollón, los restos de este labrador que, según el acta de enterramiento, estaban "en una fosa abierta pegada a la pared del lado Sur y a seis metros de distancia de la del lado Oeste".

Siguiendo estas indicaciones y la tradición oral, Xurxo Ayán, director arqueológico de la exhumación, y el equipo de voluntarios que participaron en ella detectaron tres posibles localizaciones. La primera en el cementerio viejo en donde se encontraron unos restos "probablemente medievais".

Una vez descartado este lugar, se trasladaron al actual camposanto, punto señalado por los vecinos. El arqueólogo afirma que empezaron examinando "un recuncho da entrada", pero la búsqueda no resultó fructífera. La última ubicación está bajo nuevos nichos y en este caso la exhumación no se puede llevar a 

cabo.

Es un problema habitual porque "a menudo hai moitas variacións no interior, os muros cambian...", admite la portavoz de la ARMH en Galicia. En este caso, aunque el acta de enterramiento era clara, las modificaciones estructurales limitaron su búsqueda. Ayán también señala que estos procesos en Galicia son distintos porque apenas había fosas comunes, "a xente soterrábase soa, en parellas ou de tres en tres".

"Lo busqué demasiado tarde, lo tenía que haber hecho mucho antes, cuando las hijas estaban vivas", afirma Isabel Mao

"Yo empecé a buscarlos demasiado tarde, lo tendría que haber hecho mucho antes, cuando las hijas estaban vivas", afirma Mao.

Ramón Rodríguez Maceda. ARMH

Ahora espera poder instalar una placa en el cementerio de Saa, al lado del punto en el que se cree 

que se encuentra su abuelo.

Desde la ARMH recuerdan que este caso no es el único, sino que se trata de "unha traxedia habitual". En el tiempo que llevan trabajando han recuperado cerca de 1.500 cuerpos en España, pero solo en Galicia todavía quedan "decenas de casos abertos de personas asasinadas fóra de toda lei".

Ramón Rodríguez
El cuñado que quería un entierro digno

 
La ideología de O Inverno señaló al resto de la familia y pocos días después de su muerte, su cuñado, Ramón Rodríguez Maceda, fue asesinado por el mismo grupo paramilitar, la Escuadra Negra de Eirexalbe. Pese a las recomendaciones de su mujer y familiares cercanos, decidió acompañar a su hermana y sus sobrinas mayores a dar sepultura a Jesús Casas. "Mi cuñado va a enterrarse en una caja y no en el suelo". Son las palabras que pronunció, según testimonios de vecinos y familiares recogidos por Isabel Mao.

Su hijo
En palabras de Mao, el hijo mayor de Ramón, que por aquel entonces rozaba la mayoría de edad, recuerda el momento de la detención. Fue él quien desde su casa los siguió y pidió, a los asesinos de su padre, el perdón de este antes de que fuese asesinado.

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