El insigne morador de la abadía

La gran estatua que preside el claustro mayor de la abadía de Samos honra la figura del erudito padre Feijoo, homenaje para cual estaba en marcha una suscripción popular hace 75 años

Estatua del padre Feijóo en el claustro mayor del monasterio benedictino de Samos. VILA
photo_camera Estatua del padre Feijóo en el claustro mayor del monasterio benedictino de Samos. VILA

Entre los moradores más insignes del monasterio benedictino de Samos se cuenta el ensayista Benito Jerónimo Feijoo y Montenegro, más conocido como el padre Feijoo, cuya extensa obra resultó clave en el pensamiento del siglo XVIII en España.

El ilustre personaje fue objeto de un reconocimiento a nivel nacional que se vio plasmado en 1947 con la inauguración de una estatua en el claustro mayor de la abadía, obra del escultor gallego Francisco Asorey, cuya creación fue sufragada con donativos reunidos desde varios años antes.

El monje benedictino, nacido en Pereiro de Aguiar (Ourense) el 8 de octubre de 1676, ingresó en el cenobio samonense cuando contaba 14 años y allí realizó dos años de noviciado. Vinculado de por vida a esta abadía, en la cual profesó, el padre Feijoo expresó en varios de sus escritos su amor por Samos, que quiso corresponderle con un homenaje cuyo acto central consistió en la colocación de una escultura presidiendo el claustro mayor.

Los trámites para tal reconocimiento comenzaron en 1935 siendo abad Mauro Gómez Pereira, quien publicó un folleto dando cuenta de este ambicioso proyecto. «El monumento tendrá el anhelado y debido carácter de perpetuidad y hará de este monasterio un santuario de la gran figura española y una escuela en donde la juventud venga para aprender del verdadero "creador, en castellano, del lenguaje científico" su técnica, sus observaciones, sus enseñanzas», recogía el escrito, del cual guarda copia el investigador sarriano Xaime López Arias.

UN COMITÉ. Para llevar a buen puerto este homenaje fue nombrado un comité «pro-monumento», presidido por el médico y humanista Gregorio Marañón y Posadillo, siendo secretario el profesor y bibliotecario de la Universidad compostela, Santiago Montero Díaz, y actuando como tesorero el médico Germán Alonso Hortas.

Otros profesionales de la medicina ejercían como vocales de este comité (Antonio Chaos, Juan Barcia, Enrique Marescot y Teolindo Valcarce) junto con los profesores Ramón Otero Pedrayo, Marcelo Macías y José Filgueira y Valverde; el abogado Manuel Saco y Ribera; el director de "Vida Gallega", Jaime Solá; y el presidente de "Lar Gallego", Manuel Poyán.

Tal y como escribe el padre Maximino Arias en su "Historia del monasterio de San Julián de Samos "el proyecto quedó paralizado" por causa de la Guerra Civil y fue reanudado en los años que siguieron al fin de la contienda.

En 1943, hace ahora 75 años, existe constancia documental de cómo avanzaban los trámites en la provincia de Lugo. Así, se sabe que el Ayuntamiento de la capital, a propuesta del entonces alcalde, Manuel Portela Nogueira, acordó por unanimidad conceder una subvención de 2.000 pesetas para engrosar la suscripción abierta por iniciativa del abad para erigir el monumento del padre Feijoo. A la lista de donativos se sumó también ese mismo año la Diputación.

La obra fue tallada en piedra por el afamado escultor Asorey y el proyecto se convirtió en realidad el 24 de agosto 1947, con la inauguración de la estatua dedicada a este ilustrado que, desde entonces, preside uno de los claustros de mayor tamaño de la geografía española y al que da nombre.

Aquel acto inaugural convirtió al cenobio samonense en el gran protagonista de las crónicas de la época. El diario El Progreso también se hizo eco en sus páginas de un acontecimiento que ya desde el día anterior llenó la localidad "de grandes festejos populares, disparándose potentes bombas, recorriendo sus calles bandas de música en señal de vísperas de los magnos actos de mañana en su milenario monasterio en recuerdo y gloria del filósofo benedictino, figura luminosa del siglo XVIII".

Personalidades de todos los ámbitos se desplazaron hasta Samos con motivo del homenaje "nacional" al padre Feijoo. Maximino Arias plasmó por escrito tal despliegue: "hubo una misa pontifical, celebrada por el obispo de Lugo, con sermón panegírico de don Fernando Quiroga Palacios, entonces obispo de Mondoñedo. A continuación el mismo obispo diocesano procedió a la bendición del monumento, ante el cual el abad de Samos pronunció un discurso al que contestó el ministro de Industria, señor Suances, en representación del titular de Educación". "Un enorme gentío llenaba el gran patio", añaden las crónicas, que califican de "histórica" la jornada.

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