Hospitaleros sin Fronteras amplía su mercadillo para ayudar a niños en Senegal

La ONG aumentó en esta edición la artesanía que puso a la venta en Sarria y agotó las 250 entradas para el concierto benéfico de Abraham Cupeiro
Público en el mercadillo. VILA
photo_camera Público en el mercadillo. VILA

A ONG sarriana Hospitaleros sin Fronteras, que desde 2015 ayuda a los niños talibés de Senegal que mendigan en las calles, celebró este sábado en la Praza de Juan María López de la villa la segunda edición de su mercadillo solidario, que se vio ampliado con respecto al pasado año tanto en la oferta de artesanía senegalesa como en las actividades programadas.

La asociación contó en esta ocasión con la ayuda inestimable del músico Abraham Cupeiro, cuyo concierto benéfico para recaudar fondos para esta causa registró un lleno total. Las 250 entradas disponibles, con precio simbólico, se agotaron para asistir a esta actuación en la iglesia de Santa Mariña, donde el sarriano trasladó al público a otros tiempos y otros lugares con sus instrumentos recuperados y evocadores sonidos.

Aunque la climatología no acompañó durante el mercadillo, fueron muchas las personas que se acercaron para colaborar con la ONG comprando alguno de los variados objetos que los voluntarios trajeron de Senegal en su último viaje humanitario. En esta ocasión, regresaron más cargados de lo habitual, de modo que pudieron poner a la venta un mayor número de cuadros de arena, telas pintadas, objetos de madera o cestería. "A idea é comprar cada vez máis en Senegal para consumir alí, poder vender aquí e facer como unha cadea", señala la ONG.

El fin último no es otro que reunir dinero para financiar la segunda fase del centro que está construyendo en la localidad de Malicounda y que servirá para acoger a los voluntarios, aumentando así su estancia en el lugar, "pero sobre todo para que os nenos talibés teñan aulas para formarse e un local para enfermería".

El colectivo ha explicado su trabajo en distintos colegios y, gracias a ello, los alumnos de Bóveda quisieron aportar su grano de arena elaborando pendientes para vender en el mercadillo, denominado Malicounda Teránga y al que también acudieron peregrinos.

La cita se completó con gastronomía típica, un cuentacuentos de César No, talleres para niños, actuaciones musicales de Nowelin y TanDuB y el sorteo de dos rótulos luminosos donados por Covissa.

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