La herencia envenenada de O Alemán lleva al banquillo a su exmujer y un empleado

El espíritu del estafador sarriano sobrevoló un juicio en el que los dos acusados se presentaron como otras víctimas más de sus triquiñuelas
Los dos acusados, ante el tribunal en el juicio en la Audiencia. MIGUEL OLARTE
photo_camera Los dos acusados, ante el tribunal en el juicio en la Audiencia. MIGUEL OLARTE

Javier Álvarez López, más conocido en el mundo de la delincuencia como O Alemán de Sarria, está supuestamente muerto desde el pasado septiembre, cuando un juzgado de una ciudad colombiana emitió un certificado de defunción. La Audiencia Provincial de Lugo, sin embargo, aún no tiene confirmación oficial, por lo que lo ha declarado en rebeldía en espera de saber si puede cerrar definitivamente los procesos contra él que se mantienen abiertos. Una herencia envenenada que ayer sentó en el banquillo a su exmujer, Sandra L.V., y al que fue uno de sus comerciales en el concesionario de venta de vehículos que regentaba en Sarria, Francisco Javier C.S.

Los tres estaban acusados de un delito de estafa por la venta de dos Mercedes a unos empresarios de Baleares que pagaron 81.000 euros por unos vehículos que nunca llegaron a ver, un modus operandi habitual de las múltiples condenas y las investigaciones abiertas contra O Alemán. Él no estaba este jueves en el banquillo, pero fue igualmente el protagonista de un juicio en el que los otros dos acusados maldijeron el día que lo conocieron y se presentaron como dos víctimas más de unas artimañas que ya habían llevado a Javier Álvarez varias veces a prisión y, finalmente, a su fuga del país y su presunta muerte.

Sandra L.V. tuvo con O Alemán dos hijos y una empresa, el concesionario de coches de segunda mano que tenían en Sarria y de la que esta mujer colombiana era administradora única. Al menos sobre el papel, porque tanto en sus declaraciones este jueves como en las del otro acusado y en las de las víctimas de la estafa quedó claro que no tenía papel alguno en el día a día de la empresa. Ni sabía nada de coches, ni de gestión ni estaba autorizada, según dijo, para tocar ni un euro sin que su marido diera permiso personalmente al banco.

De hecho, O Alemán aprovechó un viaje a Colombia de su mujer en 2015 para enviarle allí los papeles del divorcio. Desde entonces, testificó la mujer, ni siquiera pagaba la pensión de sus hijos. Ella ahora vive cuidando a una persona mayor en Madrid y con la ayuda de los servicios sociales.

Francisco Javier C.S. ha rehecho su vida como taxista en A Coruña. Fue uno de los principales encargados de ventas de O Alemán desde octubre de 2012 hasta marzo de 2013, cuando, según su testimonio, ya había visto las suficientes cosas de su jefe para darse cuenta de que aquello no podía traer más que problemas. Aún recuerda cómo todos en el concesionario vestían íntegramente con la ropa y el logo de Mercedes y los recambios se compraban en las tiendas autorizadas. Nada podía hacer ver que no era más que una tapadera para vender de manera ilegal vehículos importados de Alemania sin autorización de la marca y en gran parte defectuosos o trucados. El empleado aseguró que advirtió a los compradores del riesgo antes de marcharse y hasta les animó a denunciar.

Lo hicieron, solo que también lo denunciaron a él, como participante en la venta, y a la administradora del concesionario, que este jueves se sentaron en el banquillo junto al espíritu de O Alemán.