El inglés que subió una montaña

El Camino Francés guarda un lugar mágico en el pequeño núcleo de A Balsa, en Triacastela, donde el artista británico y expolicía Arthur Manton Lowe, quien llegó a exponer en el castillo de Windsor, creó de la nada una galería de arte única en esta ruta. Allí inspiración y naturaleza viven en perfecta armonía

La galería de arte donde el artista inglés exibe su obra se encuentra en una antigua 'palleira', restaurada por él mismo. VILA
photo_camera La galería de arte donde el artista inglés exibe su obra se encuentra en una antigua 'palleira', restaurada por él mismo. VILA

Sobre las siete de la mañana, el británico Arthur Manton Lowe suele abrir las puertas de la Art"s Gallery en el lugar de A Balsa, a pie del Camino de Santiago a su paso por Triacastela. Lo que antaño era solo una palleira, hoy alberga un espacio de arte único en la ruta jacobea para sorpresa de peregrinos y madrugadores. Tras una mirada tímida desde el exterior, se adentran en un lugar "fantástico" –tal y como dejan escrito en el libro de visitas– donde los cuadros de este pintor internacional dan vida a unas paredes restauradas con mimo durante años.

Dentro de esta construcción de piedra varias referencias dan pistas sobre su propietario. Desde un póster de The Beatles a elementos decorativos con la bandera de su país o un sombrero de bobby que reposa encima de un armario y que recuerda los muchos años que Arthur Manton ejerció de policía cerca de Londres, parte de los cuales se dedicó a labores de rescate en el Támesis, un trabajo "muy difícil" que, confiesa, todavía hoy se le reproduce en sueños.

Hace más de una década, tras recorrer el Camino de Santiago y quedar cautivado por la experiencia, adquirió el antiguo alpendre en A Balsa. Según explica, se decantó por esta zona de Triacastela por sus similitudes con el pueblo de su infancia, Banbury, caracterizado por ser "verde y con vacas". La edificación se encontraba en pésimo estado, sin luz, ni agua, ni unas condiciones mínimas de habitabilidad, pero Arthur Manton siempre se la imaginó "completa, con lavanda en el campo, como en la Provenza", señala.

El artista: "Restauré la casa y trabajé el campo. Siempre me la imaginaba completa; con lavanda como en la Provenza"

RESTAURACIÓN. Este británico subió físicamente la montaña de Triacastela, pero también en el plano simbólico, en un proyecto vital y profesional que comenzó rehabilitando aquel antiguo inmueble y trabajando el campo. Se estrenaba el mes de mayo de 2007 cuando pasó allí, con un colchón en el suelo, una primera noche que once años después sigue recordando "muy fría".

Poco a poco fue acometiendo un proceso de restauración y sacando adelante una iniciativa para la cual contó tanto con el apoyo de vecinos –sin ellos "no es posible"– como con el "soporte mental" de sus amigos sarrianos.

Con esfuerzo, la ruinosa construcción acabó por convertirse en hogar y en galería de arte, junto a una finca próxima al río en la que plantó lavanda y "más de cuarenta árboles diferentes". Espiritual y poco amigo de aglomeraciones, Arthur Manton reside en este entorno en comunión con su arte y también con la naturaleza. "Esperé 60 años por este tiempo en mi vida", asegura.

NATURALEZA. Criado en una casa sin televisión, la creatividad de este artista "florece" ya desde joven y se inspira en muchos casos en la naturaleza, a la que concede un papel fundamental. "Es vital. Siempre estamos mirando el móvil o el e-mail y dejamos poco espacio para la mente", reflexiona.

En el año 2001, la localidad de Eton albergó su primera exposición individual y el éxito no pudo ser mayor. De los 33 cuadros que componían la muestra, 30 se vendieron. Entre otros muchos lugares, su arte pudo verse en el castillo de Windsor, donde, según narra, tuvo el privilegio de exponer en la capilla y quien sabe si quizás alguno de sus cuadros acabó en manos de la familia real.

Arthur Manton Lowe: "En el arte se necesita experimentar. También es un camino en el cual la clave está en la expresión"

Las pinturas de Arthur Manton son "simbólicas" con temáticas como los paisajes, la arquitectura o el Camino de Santiago. Utiliza acuarela, pero también se esfuerza por buscar otras vías y hacer pruebas "con polvo de oro". En su opinión, en el arte "se necesita experimentar, porque también es un camino en el cual la clave está en la expresión, en sacar hacia fuera la inspiración", dice.

CREDENCIALES. Testigos de su talento son los peregrinos que hacen un alto para visitar la galería de A Balsa, la cual solo abre de mañana, en el horario en el que suelen transitar los caminantes que se dirigen a Compostela.

Arhtur y una peregrina italianaMuchos de ellos tienen la fortuna de llevarse de recuerdo en su credencial una pequeña muestra de la creatividad del artista. Es el caso de una peregrina italiana, quien asistió maravillada al momento en el cual Arthur Manton le dibujó un paisaje, en el que será ya su sello más "especial".

En la Art"s Gallery, los visitantes pueden también adquirir postales diseñadas por el británico, contemplar sus cuadros o comprar alguna de estas obras, que ya han viajado a hogares de múltiples nacionalidades. Porque, según cuenta Arthur Manton, para él resulta un motivo de satisfacción que sus creaciones se encuentren repartidas por todo el mundo.

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