Los seis dinamizadores del Camino en Triacastela

Jóvenes llegados desde diversos puntos del país hicieron de la localidad su hogar durante once intensos día ► Allí ofrecieron ayuda al peregrino y digitalizaron puntos de interés del municipio para facilitar la estancia del visitante 
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photo_camera Voluntarios, monitores y la directora del campo de voluntariado. S. IGLESIA

Dejar huella era el objetivo con el que seis jóvenes aterrizaron en Triacastela y, doce días después, pueden presumir de haberlo logrado. Los integrantes del campo de voluntariado Xuventude e Camiño, de la Consellería de Política Social, llegaron de diversos puntos de España y terminan este sábado una experiencia con la que revolucionaron el municipio y la ruta jacobea a través de múltiples actividades.

Darío Ibargüen, Liam Ruggiero, Jaime López, Junkal Susperregui, Gabriel Pazos y Elena Moreno, acompañados por los monitores Adriano Ferreiro y David Peral y la directora del grupo, Giovanna Seijo, sirvieron de faro, en estas casi dos semanas, a los peregrinos que llegaban desde O Cebreiro, acondicionaron elementos históricos del concello, crearon una ruta para recorrerlo y digitalizaron sus puntos de interés para que la estancia en Triacastela sea más sencilla.

El torbellino de ideas fue clave. Entre los nueve tiraron de ingenio y, con el asesoramiento del Concello, dieron forma a las tareas que marcarían su calendario. La fundamental, "ayudar, asesorar y dar ánimos" a los peregrinos que recorren el Camino Francés y atraviesan Triacastela, para lo que ellos mismos, a pie o en bicicleta, también patearon la ruta.

Y dirigido no solo a los caminantes, sino a todos los visitantes, dieron forma a un código QR que redirecciona a una infografía con toda la información útil del lugar, como el horario, el método de pago o el teléfono de contacto de los establecimientos comerciales, hosteleros y de pernocta, así como de servicios públicos. Todo ello con dibujos que simplifican su comprensión sin importar el idioma.

Además de visitar lugares icónicos y recorrer tramos del Camino, grabaron con GPS una ruta hasta la ermita de San Mamede 

"La idea es que este código QR esté en espacios en los que todo el mundo pueda acceder a él", explican sus ideadores que, en esa búsqueda por dinamizar el concello, también crearon el hashtag #Treeacastela, para que las personas que publiquen en las redes sociales fotos con el legendario castaño de Ramil -con más de 800 años-, puedan hacerlo bajo una misma marca.

Entre las muchas huellas que dejan en Triacastela -una de ellas la de dejar una localidad más limpia- está la de grabar en GPS una ruta de senderismo a la ermita de San Mamede con dos variantes: de cuatro kilómetros sin pasar por la alvariza y de cuatro y medio pasando por ella.

"Pero la idea es que sea circular y que llegue al mirador de Oribio, unos 15 kilómetros de recorrido", añaden desde el equipo, al tiempo que destacan otras tareas como el acondicionamiento de la capilla de San Pedro, en A Balsa, y su colaboración en la organización del concierto de Abraham Cupeiro, celebrado el día 1, que agradeció la ayuda.

Los nueve del grupo burbuja, a cambio, descubrieron una música única y culminaron una experiencia "muy buena", a la par que «la gente y la comida", pues tuvieron ocasión de visitar lugares icónicos como el monasterio de Samos, recorrer tramos del Camino o empaparse de naturaleza.

Además, solo tienen palabras de agradecimiento para A Horta de Abel, el restaurante Esther, la alcaldesa, Olga Iglesias, y para la ferretería Triacastela, por ceder las herramientas con las que poner a punto sus bicicletas.

Todos, algunos ya experimentados en esto de los campos de voluntariado, están seguros de que repetirán, "donde sea", pero seguro que su rastro perdurará en Triacastela una buena temporada.

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