Una cueva con muchas sorpresas

Desde su primera exploración en 1977, la gruta de Bermún, en el concello de O Incio, se ha convertido en un lugar de investigación para espeleólogos y biólogos

Un espeleólogo, en la cueva de Bermún. C.E.M. TROGLOBIOS
photo_camera Un espeleólogo, en la cueva de Bermún. C.E.M. TROGLOBIOS

FUERON MUCHOS los vecinos de la parroquia de O Viso, en el concello de O Incio, que utilizaron durante años la entrada a la cueva de Bermún para proteger el ganado del calor durante los meses de verano, pero allí se escondía mucho más que un acceso angosto.

Pequeños artrópodos recorren los pasadizos internos de esta cavidad. "Probablemente sexan endémicos", asegura Ricardo Romar, presidente del Club de Espeleología y Montaña Troglobios (C.E.M. Troglobios). Él y su equipo visitan anualmente la cueva de Bermún para conocer a estos invertebrados que dan vida al espacio.

En la actualidad colaboran con la Universidade de Vigo, que se encarga de investigar cada descubrimiento. "Agora están estudando catro variedades que collemos a última vez", reconoce Romar. Entre los artrópodos descubiertos se pueden ver podocampas o un ciempiés totalmente blanco. Para ello realizan salidas con finalidad espeleobiológica que tienen dos incursiones a la cueva. "A primeira entrada facémola para deixarlles comida e que salgan dos escondites", afirma Romar. Esto les permite que, en la segunda, se puedan ver más de cerca y comprobar qué especies habitan en esta cueva de O Incio.

Artrópodo en la cueva de Bermún. C.E.M. TROGLOBIOSTras estas cuatro averiguaciones esperan alguna más, aunque de momento están todavía planeando otra salida con los investivadores de la Universidade de Vigo para observar si nuevos artrópodos se dejan ver en las profundidades de Bermún.

C.E.M. Troglobios está dando pasos agigantados para encontrar una respuesta a lo que oculta esta cavidad, pero fue en 1985 cuando los primeros espeleólogos hallaron vida en su interior gracias a que, casi una década antes, el 9 de octubre de 1977, tres especialistas del Grupo de Exploraciones Subterráneas Ártabros (G.E.S.A) se adentraron en los primeros metros de la cavidad y descubrieron el mundo que se ocultaba bajo los pies de estos vecinos de la parroquia de O Viso.

Uno de ellos fue Manuel Díaz Prieto, experto en espeleología. "La cueva la descubrimos gracias a que unos lugareños avisaron a un miembro del G.E.S.A", asegura, y añade que, pese a ser conocida, ellos se quedaban en la entrada, "había marcas en los primeros 30 ó 40 metros" pero a partir de ahí no existía ninguna señal de que alguien hubiese entrado.

Tras esta primera exploración de la cueva, repitieron la incursión hasta en diez ocasiones a lo largo de ocho años. Fue en la última, en agosto de 1985, cuando se dio a conocer a los clubs gallegos a través de la novena campaña topográfica del grupo.

Artrópodo hallado en la cueva de Bermún. C.E.M. TROGLOBIOSEL INTERIOR. Quien entró a la cueva de Bermún dice que tiene una belleza natural gracias a su formación de roca calcaria. Díaz Prieto reconoce que no se parece en nada a la idea que la gente tiene de una gruta.

"No hay formaciones litogénicas, sino que son de carácter tectónico", explica. Esto quiere decir que, gracias a los derrumbes de los sedimentos, tiene una estructura muy particular frente a los habituales "espeleotemas" -estalagtitas y estalagmitas- que se forman en las cuevas.

Fue en la segunda exploración, llevada a cabo en 1978, cuando miembros del grupo Ártabros descubrieron las salas Ártabros, Uno, Dos y Tres. La primera de ellas lleva el nombre en honor de los primeros espeleólogos que se adentraron en Bermún. "Son salas de mayor volumen y llenas de bloques que antes estaban en el techo", aclara Díaz Prieto.

Aún así, esta cueva, de la que ya se ha recorrido más de un kilómetro, no se queda solo en eso. La presión del agua del río que transcurre por el interior de la cavidad ha ido formando pequeñas galerías y meandros. "Non presenta unha gran dificultade pero hai que ir deitado", asegura Romar. Los espeleólogos señalan que Bermún es buena para practicar posiciones, ya que "só hai un rápel en vertical case ao final".

Hace unos meses, Manuel Díaz Prieto visitó de nuevo Bermún acompañado de algunos de los arqueólogos que trabajan en la cueva de Eirós, en el concello de Triacastela. La visita se hizo ya que cabía la posibilidad de que existiese un yacimiento arqueológico a la entrada de la gruta.

Finalmente, y según confirmó Arturo de Lombera, codirector de las excavaciones en Triacastela, las sospechas no se pudieron demostrar. "O río levou todos os sinais que podía haber", apunta, aunque la cavidad "tiña moito potencial".

Pese a la falta de restos arqueológicos, la cueva de Bermún ha demostrado, con el paso del tiempo, que es un lugar diferente en el que se guardan grandes secretos como las curiosas formaciones calcarias o los artrópodos endémicos que dan vida a este espacio que se oculta bajo la tierra.

Pese a la falta de restos arqueológicos, la cueva de Bermún ha demostrado, con el paso del tiempo, que es un lugar diferente en el que se guardan grandes secretos

El Grupo de Exploraciones Subterráneas Ártabros y C.E.M. Troglobios advierten de que, aunque la dificultad de esta cueva no es elevada, si se quiere visitar hay que hacerlo con expertos y especialistas que conozcan los recorridos y las técnicas, ya que existen diferentes peligros al acceder. C.E.M Troglobios organiza visitas periódicamente a este espacio subterráneo. La siguiente tendrá lugar en las próximas semanas y en las incursiones pueden participar hasta doce personas.

La cueva de Bermún "no es cómoda", asegura Manuel Díaz Prieto. En la entrada hay una dolina -un hundimiento por el que se filtra agua- y después "hay que agacharse e ir prácticamente acostado sobre el río", reconoce. Es ese cauce el que hace que solo se pueda acceder a su interior en los meses más secos del año. "A cova é perigosa en épocas de choiva e tormentas xa que se pode encher de auga e facer que os espeleólogos queden atrapados no interior e leven un bo susto", afirma el presidente de C.E.M. Troglobios y corrobora Díaz Prieto.

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