El servicio de conciliación escolar del Concello de Sarria, que fue suspendido repentinamente el viernes día 2 y que desencadenó la crisis de gobierno que derivó en el cese del edil de Servizos Sociais, Benjamín Escontrela, y la ruptura de la coalición de Camiña y Galicia Sempre, está de nuevo operativo desde este miércoles mediante un contrato menor con 30 días de duración.
Según el alcalde, Claudio Garrido, se trata de un contrato puente para recuperar el servicio mientras se tramita la licitación de la conciliación escolar para el próximo año completo, un procedimiento que ya está en marcha con su expediente y un presupuesto base de 126.000 euros, que el Ayuntamiento prevé adjudicar en el plazo de un mes, de ahí que este contrato menor tenga esa duración.
El servicio está siendo prestado de nuevo por la misma empresa que lo venía ofreciendo desde hace meses y la cual tiene pendientes de cobro facturas que suman más de 100.000 euros, que el Concello no abonó porque no había una licitación previa de este contrato.
El alcalde y el concejal de Servizos Sociais se responsabilizaron mutuamente de esa situación, en un cruce de reproches que acabó con la ruptura del pacto de gobierno al cesar el regidor al edil en sus funciones.
Según confirmó la empresa, la conciliación se reanudó en los colegios Frei Luis de Granada, Xela Arias y Antonio Fernández López en las mismas condiciones que había antes de la suspensión, con el mismo personal (doce monitores) e igual número de horas.
Al ser un servicio para el período escolar dejará de funcionar como tal entre el 23 de este mes y el 8 de enero, y se retomará al volver las clases. Según el alcalde, está ahora en estudio la forma de ofrecer en el período navideño las actividades que permitan conciliar.
Garrido dijo que este contrato puente es fruto de las gestiones que realizó para subsanar un problema mientras que para Escontrela resulta llamativo que se solucione "en dos días lo que no se hizo en meses".
Finalmente, el lunes 5 fue el único día sin conciliación, jornada en la que las familias tuvieron que hacer encaje de bolillos para buscar alternativas.
