El Concello de Sarria acometerá una obra "de emergencia" en la pasarela peatonal de O Toleiro, donde es "evidente" el mal estado y deterioro que presenta el pavimento, con el consiguiente riesgo para los numerosos viandantes que utilizan este puente.
El alcalde, Claudio Garrido, que este jueves visitó la zona para valorar posibles alternativas, explicó que la intención del Concello es ejecutar la reparación antes del invierno.
Según dijo, en un primer momento se barajó la colocación de una placa de hormigón con superficie de resinas similar a la solución del Malecón, pero esta opción quedó descartada por el "excesivo peso" que tendría que soportar.
La inspección ocular realizada en la pasarela ha permitido comprobar el importante deterioro de los rasteles (la parte en la que se apoya el entarimado), que se encuentran "podridos". Además, el agua queda estancada, lo que genera una humedad constante.
Por ello, habrá que levantar toda la tarima, cambiar los rasteles, sanear el puente y volver a colocar el piso de madera, aprovechando que estas tablas de la superficie están "en muy buen estado", afirmó Garrido.
Según concretó, el Concello está ahora presupuestando el coste de la obra con vistas a hacerla "lo más rápido posible" dado que la pasarela se vuelve más peligrosa y resbaladiza en invierno.
El Ayuntamiento no ha registrado ninguna reclamación patrimonial por caídas en este puente, aunque sí es conocedor del percance que sufrió una vecina.
La mujer, de 69 años, salía de una consulta en el centro de salud el pasado mes de julio y cruzaba por O Toleiro cuando tropezó en una de las tablas que están sueltas, lo que hizo que cayera al suelo y se lastimara en una rodilla.
En aquel momento hizo público su caso para pedir que se tomaran medidas con el fin evitar otros accidentes similares, dado que la pasarela es muy utilizada por vecinos de todas las edades al comunicar el paseo del Malecón con el centro de salud y otras zonas.
Este puente peatonal fue la primera obra finalizada del fracasado plan de encauzamiento del río. Entró en servicio en diciembre de 2014 con sus 46 metros de longitud, un solo pilar y un cuestionado diseño en hormigón blanco que resiste mal las humedades.
