Borja Franco: "Escogí Sarria entre los primeros destinos y ahora estoy encantado"

El notario cordobés llegó en febrero de este año a la Rúa Marquesa Casa López después de aprobar la oposición y haber seleccionado la villa entre sus principales opciones sin haber estado nunca antes en Galicia porque, "por lo que había visto y leído, me parecía un buen lugar para vivir".

El notario cordobés Borja Franco Guembe. C.F.R.
photo_camera El notario cordobés Borja Franco Guembe. C.F.R.

El cordobés de 36 años Borja Franco Guembe llegó hace casi un año a Sarria desde Pamplona para trabajar como notario después de aprobar una oposición que supondría un giro de 180 grados en su vida. Asegura estar "muy contento" por poder ejercer este oficio en una villa como Sarria, en la que dice que la gente lo ha acogido "muy muy bien". Y así, el andaluz lleva instalado en la Rúa Marquesa Casa López desde el 20 de febrero de este año junto a su pareja, que trabaja mano a mano con él en horario de mañana y tarde con el único fin de "que la gente salga con menos problemas de los que entra". 

De Córdoba pasó a vivir en Pamplona, y ahora en Sarria. ¿Cómo fue a parar aquí? 
En su día terminé Derecho, y luego empecé a opositar a notario, pero estuve menos de dos años y lo dejé porque me fui a una empresa de limpieza a Pamplona con mi pareja. Allí tenía familia, así que fue más sencillo abrirme paso en lo profesional, pero como la cosa fue para abajo decidí volver a opositar, y por suerte me tocó Sarria como destino. 

¿Por suerte? ¿Tenía ya algún vínculo con la villa? 
Para nada. Tampoco conocía Galicia. Pero escogí Sarria en el puesto número 14 de entre los más de 200 destinos a los que optaba porque, por lo que había visto y leído, me parecía un buen lugar para vivir. Es una villa que tiene de todo, hay mucho ambiente y tiene todo lo que puedes necesitar en el día a día. Además está muy bien situada en el mapa, enseguida te mueves a otras zonas. 

Entonces, ¿esta es su primera vez como notario? 
Así es. La verdad es que no sabía qué me depararía Sarria. Veía que la plaza tenía un gran potencial, y luego es como todo, poco a poco vas haciendo nueva clientela por el boca a boca, y más en un sitio en el que todo el mundo se conoce. 

¿Le resultó complicado abrirse paso al haber únicamente un notario de toda la vida en la localidad? 
La verdad es que no. Está claro que yo no llego a los números del veterano, pero la cosa ha ido mejorando progresivamente con el tiempo. Esto no es una cosa de dos días. Recuerdo que al principio apenas entraba gente y ahora mi pareja y yo hacemos más horas que las del reloj. Suelen entrar cuatro o cinco personas diarias por lo menos a preguntar, así que no me puedo quejar. 

En su día estudié Derecho y luego empecé a opositar a notaría, pero lo dejé para ir a una empresa de limpieza

Y, ¿cuál diría que es su principal función? 
El notario es el consejero de gentes corrientes. Lo que buscamos es resolver los problemas que nos plantean los clientes y ser lo más claros posible para que puedan tomar las decisiones por sí mismos. 

¿Cuáles son las consultas más frecuentes? 
Yo diría que el 90% de las consultas se relacionan con fincas rústicas. Atiendo desde herencias hasta fincas, e incluso intento a veces mediar entre familiares para que consigan llegar a acuerdos por su propio bien. La gente viene sobre todo por la compraventa de fincas por herencias y para ordenar últimas voluntades y ceder poderes, aunque cada caso es un mundo y hay de todo. 

¿Cree que el trabajo de notario es igual en un núcleo pequeño que en una ciudad? 
No puedo hablar desde mi experiencia, pero casi con certeza podría decir que no. En las ciudades los negocios jurídicos se centran esencialmente en pisos, mientras que en las áreas más pequeñas los pisos no presentan la problemática que sí que existe en relación a las fincas rústicas que tanto preocupan en el rural. Al final te amoldas a las necesidades de los clientes e intentas dar el mejor servicio posible, al menos desde mi punto de vista. 

Y usted, ¿se ha adaptado bien a Galicia? 
Y tanto. Es una tierra impresionante. La verdad es que he pasado un verano fabuloso y el invierno no me ha parecido tan duro como me lo pintaban. El clima es otro punto a favor. Y en lo que respeta a la gente veo cierto parecido con los andaluces, porque los gallegos son personas bastante abiertas con todo el mundo, aunque es cierto que son la ‘leche’, en un buen sentido. Es complicado quedarse con una única cosa porque los paisajes, la luz, la costa, el interior... Todo llama la atención. La gente que vive aquí está acostumbrada, pero a los que venimos de fuera nos impresiona. 

Entonces, ¿se proyecta aquí en un futuro? 
Ni siquiera me lo había planteado como tal. Estoy muy a gusto, así que seguramente sí. Lo único que nos costó un poco al principio fue encontrar piso, porque está la villa muy demandada y la oferta es limitada con los pisos turísticos en Sarria, pero al final logramos asentarnos y ahora estamos muy contentos aquí.

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