Abren la sala civil y los aseos del cementerio de Sarria tras años sin uso

Las obras fueron ejecutadas con el plan E de 2009 y se deterioraron al no entrar en servicio
Aspecto actual de la sala civil de Sarria. VILA
photo_camera Aspecto actual de la sala civil de Sarria. VILA

El Concello de Sarria ha puesto en servicio la sala civil y los aseos del cementerio municipal, que fueron ejecutados con los fondos del plan E del año 2009 pero que, pese a transcurrir tanto tiempo, permanecían cerrados lo que había causado un deterioro.

La apertura de estas instalaciones se produjo el pasado fin de semana, coincidiendo con las fechas de Todos los Santos, y tras ser sometidas a una restauración por parte de la empresa que había ejecutado en su día los trabajos y con la cual el Concello llegó a un acuerdo, según expuso ayer el alcalde, Claudio Garrido.

El regidor lamentó que estos servicios permaneciesen tanto tiempo sin que el Ayuntamiento les diese uso y señaló que fue necesario acometer obras para subsanar humedades y goteras, además de acondicionar bajantes e instalar un sistema de ventilación, entre otras intervenciones.

Garrido aludió a la conveniencia de contar, no solo con aseos para las personas que acuden al cementerio, sino también con una sala civil para celebrar funerales que no tengan un componente religioso o poder ser utilizada por las personas que asisten a un sepelio en caso de lluvia, entre otros usos.

El inmueble dedicado a los servicios funerarios tiene una superficie de unos 250 metros cuadrados

Personal municipal se encarga de la apertura de estas dependencias que, según fuentes municipales, solo fueron utilizadas en el año 2015 para oficiar misas por parte de la comunidad mercedaria al encontrarse en obras la iglesia del monasterio de La Magdalena.

NUEVOS NICHOS. La creación de esta sala civil o de servicios funerarios fue financiada con fondos del Gobierno central concedidos a Sarria a través del plan E de 2009, si bien las obras no se ejecutaron hasta un año más tarde. En aquella ocasión se reservó una partida de 500.000 euros para construir 156 nuevos nichos ante la demanda de sepulturas y levantar este edificio, además de dotar al cementerio de aseos públicos.

El inmueble dedicado a los servicios funerarios tiene una superficie de unos 250 metros cuadrados y está construido en granito de la zona y oculto parcialmente bajo el terreno para facilitar su integración en el entorno, dado que se encuentra junto al monasterio y en el Camino Francés de Santiago.

Fue realizado en base a un proyecto de Dopi Arquitectos, que diseñó una construcción en la que, partiendo del nivel de la calle, se puede pasear sobre la cubierta del edificio, convirtiéndose así en una especie de mirador desde el que observar la fachada del convento.

Al mismo tiempo, la edificación sirve de cierre del propio cementerio municipal de Sarria.

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