758 kilómetros por el pueblo saharaui

Un joven navarro realiza el Camino Francés corriendo desde Roncesvalles para hacer visible la situación de la población refugiada
El peregrino solidario, a su paso por Portomarín. EP
photo_camera El peregrino solidario, a su paso por Portomarín. EP

En una época en la que el Camino de Santiago acusa los efectos de la pandemia, el joven navarro Joseba Alzueta se ha lanzado a recorrer la ruta desde Roncesvalles para visibilizar la "precaria" situación humanitaria de la población refugiada saharaui. Este jueves pasó por Sarria y llegó a Portomarín en una peregrinación solidaria de 758 kilómetros que realiza corriendo y que no oculta que está resultando "dura", en gran parte debido a una lesión que lo tuvo parado siete días en Villafranca del Bierzo. 

Atleta amateur, Alzueta es uno de los voluntarios de la Asociación de Trabajadores y Técnicos sin Fronteras (ATTsF), un colectivo con sede en Navarra que acompaña al pueblo saharaui desde hace más de 15 años, aportando la logística para la atención a las necesidades básicas en los campamentos de Argelia. Según explica, entre sus cometidos se encuentra el mantenimiento y reparación de los más de 80 camiones necesarios para la distribución de alimentos, agua y otros bienes de primera necesidad a la población saharaui. Con un equipo de unos 120 cooperadores locales, la asociación se encarga también de la gestión de los residuos en los campamentos. 

Joseba Alzueta, de 37 años, tuvo sus primeros contactos con la causa saharaui siendo un adolescente en su localidad natal de Sangüesa, donde sus padres, miembros de un colectivo de apoyo a este pueblo, recibían cada verano en su hogar a niños saharauis dentro del programa Vacaciones en Paz. Aunque confiesa que en aquel momento todavía era muy joven para tomar conciencia de la situación de aquellos niños, la experiencia vivida en casa quedó en su "subconsciente". 

Con los años, decidió implicarse en algún proyecto solidario y conoció el trabajo de la ATTsF. Fue durante el confinamiento cuando llegó el "empujón final" a través de la lectura del libro Controle su destino de Tony Robbins. 

Una lesión en el peroneo derecho obligó al atleta amateur a permanecer parado durante varios días en Villafranca del Bierzo

Decidido ya a aportar su grano de arena, y tras seis semanas de preparación física más intensiva, el pasado 26 de septiembre inició en Roncesvalles la campaña Sahrawi Lives Matter, con el objetivo de dar a conocer "la injusticia y la precaria situación humanitaria que vive la población refugiada saharaui desde hace 45 años". 

El reto, que espera finalizar el domingo, se compone de 23 etapas que cubre corriendo, con una media de 33 kilómetros por día, portando una mochila que simboliza "la represión de los más de 173.000 refugiados que viven en los campamentos de Tinduf".

La climatología le complicó una peregrinación que se hizo más difícil todavía a partir de Palencia, cuando llegaron los primeros síntomas de una lesión en el peroneo derecho que le obligó a parar en Villafranca "con mucha pena". 

En la localidad leonesa tuvo que permanecer siete días mientras recibía en Ponferrada un tratamiento que, según dice, costeará él mismo. "Quiero ofrecer mi tiempo y mi dinero para hacer este reto", asegura Alzueta, a quien este contratiempo le ha hecho "pensar aún más en las adversidades y complicaciones a las que se enfrenta el pueblo saharaui". 

"Espero que cuando acabe todo esto haya merecido la pena, pero ha habido momentos malos. No lo vamos a negar"

Su experiencia puede seguirse a través de las redes sociales, al tiempo que recauda fondos para el proyecto de la ATTsF mediante transferencia bancaria, bizum o la plataforma ¡Help. 

"Está siendo duro", comenta el atleta, quien pudo comprobar de primera mano cómo la crisis del coronavirus afecta al Camino de Santiago, con albergues "cerrados " y "casi nadie" en la ruta. 

"Espero que cuando acabe todo esto haya merecido la pena, pero ha habido momentos malos. No lo vamos a negar. Lo bonito han sido encuentros con gente de otras asociaciones y alguna delegación saharaui. Echo en falta poder interactuar con gente del Camino, creo que la magia está ahí", opina Alzueta, quien confía en repetir la experiencia jacobea en el futuro como un peregrino a pie.

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