Las dos familias de refugiados sirios que llegaron a Sarria están "desesperadas"

El programa de acogida acabó sin un trabajo que siguen buscando para no quedar en la calle

Ghassan, Marwa, sus dos hijos pequeños y Fadile Chami en el salón del piso en el que viven en Sarria. VILA
photo_camera Ghassan, Marwa, sus dos hijos pequeños y Fadile Chami en el salón del piso en el que viven en Sarria. VILA

Un año y medio después de su llegada a Sarria con un programa de acogida para refugiados, dos familias sirias con siete niños atraviesan una situación "angustiosa y desesperada". Sin recursos y sin trabajo, se preguntan "cómo vamos a vivir" y "qué futuro garantizamos para nuestros hijos".

Naturales de la ciudad de Homs, una de las más castigadas por la guerra en Siria, las dos familias aterrizaron en Madrid en julio de 2016 dentro de un grupo de 155 refugiados procedentes de Líbano en cumplimiento del Programa Nacional de Reasentamiento.

Fueron los primeros refugiados sirios que llegaron a Galicia y tuvieron como destino Sarria, en base a un convenio entre la Xunta, que les facilitó vivienda, y la Cruz Roja, que les proporcionó atención para cubrir las demás necesidades básicas. Llegaron con "ilusión", escolarizaron a los niños e hicieron "amigos". Una de las familias —con cuatro hijos de entre 4 y 12 años— se trasladó a Lugo y la otra —con tres de 3, 5 y 6 años— continúa viviendo en Sarria.

"Los años que pasamos en Líbano fueron duros, pero hoy estamos peor porque allí teníamos trabajo", explica la pareja

El pasado 24 de enero recibieron un varapalo al enterarse de que dos días después finalizaba el programa de acogida, lo que les deja, según explican, en una situación de vulnerabilidad por cuanto no pudieron integrarse laboralmente y carecen de recursos para pagar el alquiler y otros gastos del día a día. "No sabían que el programa iba a durar solo un año y medio", asegura Fadile Chami, de la asociación gallego-siria SAWT (voz), dedicada a velar por los refugiados de este país que llegan a Galicia.

Fadile Chami sostiene que "el programa falla" porque "es corto y las familias no se pueden defender sin trabajo, sin recursos y sin dinero". "Hubo cosas que no se hicieron", añade la mujer, quien afirma que los refugiados sarrianos carecen, por ejemplo, del libro de familia numerosa y no accedieron a cursos de idiomas o de formación laboral. "No es culpa de Cruz Roja de Sarria ni de las personas, porque aquí prestaron muchísima ayuda el presidente, Jaime, o la trabajadora social, Antía, que hizo todo lo que pudo y mucho más", añade Fadila, quien responsabiliza a los gobiernos.

Desde un piso en Sarria, cuyo alquiler no saben cómo abonarán este mes, Marwa, de 22 años, y Ghassan, de 31, siguen con atención las explicaciones de Fadila junto a sus dos hijos pequeños mientras la mayor duerme en otra habitación. "Nuestra situación es muy difícil, porque ahora estamos sin trabajo ni ayudas", dice la pareja. Los cuatro años como refugiados en Líbano "fueron duros", pero "hoy estamos peor que allí porque allí teníamos trabajo".

Marwa se ganó 600 euros como voluntaria en el comedor del colegio de los niños, de los cuales destinaron 250 a pagar el dentista y el resto a comprar una máquina de coser con la esperanza de que Ghassan, sastre de profesión, pudiese así labrarse un futuro. Pusieron carteles anunciando que se hacían arreglos en ropa, pero apenas hubo respuesta, cuenta Fadile. Solo le llamaron en días sueltos para ir a recoger manzanas.

"Vinimos con ilusión y estamos contentos y agradecidos a las personas, pero sin trabajo es difícil", aseguran. Según explican, la otra familia atraviesa una situación similar, con el marido sin sensibilidad en un brazo tras ser operado de heridas de guerra y una niña con necesidades especiales.

Marwa y Ghassan sueñan con poder volver algún día a la Siria que dejaron hace ya seis años pero donde todavía "no hay tranquilidad ". La mayor parte de sus familiares y amigos están repartidos por el mundo. Por ellos, saben que en Alemania o Inglaterra otros refugiados "pudieron sacar el carné de conducir en árabe y tienen trabajo". "Tres familias sirias que estaban en Lugo se fueron el 17 de enero para Alemania", añade Fadile. "En estas condiciones no queremos que vengan a España nuestros familiares", explica la pareja, quien no se plantea ahora un cambio de rumbo porque "empezar otra vez en otro país con tres niños es muy complicado".

En los últimos días se entrevistaron con responsables del Concello de Sarria y los servicios sociales, que confían en poder ayudarles. "Desde la asociación no vamos en contra de nadie, pero estamos preocupados por dos familias que se están quedando sin amparo, sin dinero, sin garantía de vida, sin saber lo que va a pasar en el futuro ", concluye Fadile Chami.

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