Día Mundial de la Disfagia

"Solo el 10% de las disfagias se diagnostican y tratan bien"

Se calcula que el ocho por ciento de la población española padece esta condición médica, que causa dificultad e incluso imposibilidad para tragar con normalidad. Esta cifra se ha visto incrementada tras la pandemia, ya que muchas de las personas que han sufrido problemas respiratorios graves la arrastran desde entonces, como indica el doctor Ángel Lancho, especialista en Aparato Digestivo.
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photo_camera El doctor Ángel Lancho. X. PONTE

La disfagia es un trastorno infradiagnosticado a pesar de su elevada prevalencia. Por eso este lunes–cuando se conmemora el Día Mundial de la Disfagia– llaman la atención sobre ello especialistas en Aparato Digestivo como el doctor Ángel Lancho, quien atiende a sus pacientes en el Hospital Ribera Polusa.

Se llama disfagia a la dificultad para tragar, una condición médica que puede ser leve y ocasional o grave, y que se presenta por distintas causas.

El término disfagia proviene del griego y, literalmente, significa "dificultad o alteración para comer", por lo que en sí misma es un síntoma que se podría definir como una dificultad para tragar que entorpece el paso de los alimentos líquidos y/o sólidos desde la boca al estómago. Esta dificultad puede estar causada por un problema en la potencia o coordinación de los músculos necesarios para desplazar la comida desde la boca al estómago o por una obstrucción fija en algún punto entre la boca y el estómago, aunque algunos pacientes puedan presentar una combinación de ambos. Se calcula que en España la disfagia afecta de un modo u otro a aproximadamente dos millones de personas, de las cuales solo un 10% están correctamente diagnosticadas y tratadas.

¿La disfagia se presenta acompañada de otras manifestaciones?

En cuanto a otros síntomas que frecuentemente se asocian a la disfagia, bien porque sean consecuencia o complicación de la misma o bien porque la enfermedad de base que la provoca los ocasione, destacan la imposibilidad de tragar (afagia), el dolor al tragar (odinofagia), la sensación de que la comida se atasca en la garganta o en el pecho, babeo, mal olor del aliento (halitosis), dolor torácico, ronquera y afonía, tos, náuseas y vómitos, regurgitación y ardor en el pecho por detrás del esternón (pirosis retroesternal) y sangrado, digestivo entre otros. En casos graves pueden surgir complicaciones muy serias que pueden poner en peligro la vida del paciente, como infecciones respiratorias por broncoaspiración, asfixia, desnutrición o deshidratación. Por ello, ante la aparición de este síntoma siempre debe consultarse al médico de familia, quien en función de las características del paciente podrá estimar si precisa que se realice un estudio por un gastroenterólogo, neurólogo u otorrinolaringólogo.

Entre los síntomas que a menudo la acompañan están el mal aliento, la tos, náuseas o vómitos, regurgitación o babeo

Como ha comentado, la disfagia puede aparecer como condición secundaria a otras enfermedades, ¿de qué dolencias se trata?

La deglución es compleja y en ella participan varios músculos y nervios. Entonces, cualquier afección que debilite o dañe los músculos y los nervios que se usan para tragar o que cause un estrechamiento de la parte posterior de la garganta o del esófago pueden causar disfagia. Nosotros la clasificamos en dos categorías: orofaríngea y esofágica. En cuanto a las causas de disfagia orofaríngea, las más habituales son algunos trastornos y daños neurológicos como accidentes cerebrovasculares (ictus) o bien el daño medular o cerebral (agudo o crónico en casos de deterioro cognitivo o demencia senil), la esclerosis múltiple, la enfermedad de Párkinson, distrofia muscular y también algunos tumores o malformaciones de cabeza y cuello. Entre las causas de disfagia esofágica, cualquier daño de la mucosa o estrechamiento del esófago producido por tumores, como complicación del reflujo gastroesofágico, anillos y divertículos esofágicos, esofagitis eosinofílica, infecciones por virus o cándida, daños por radioterapia, ingesta de sustancias cáusticas o incluso algunos fármacos administrados de manera incorrecta pueden provocarla. Además de estos estrechamientos, también las alteraciones de la motilidad del esófago (primarias o dependientes de otras enfermedades) pueden ocasionar disfagia; entre ellas destacan la acalasia, el espasmo difuso y procesos como la esclerodermia.

En el caso del paciente mayor, ¿por qué se presenta?

En el paciente anciano, la mayor parte de las causas mencionadas anteriormente son más prevalentes y dentro de ellas, muy especialmente, las disfagias orofaríngeas secundarias a procesos neurológicos vasculares o degenerativos. Esto provoca que uno de cada cuatro personas mayores de 70 años la presenten de algún modo y que además se manifieste en tres de cada cinco personas que viven en residencias de mayores.

Uno de cada cuatro mayores de 70 años presenta algún grado de disfagia

¿También puede darse en una persona joven sin patologías asociadas?

Sí, sí, sin duda. Existen causas que también son prevalentes en la gente joven como el reflujo gastroesofágico, la esofagitis eosinofílica (que es provocada por alérgenos en la dieta y cuya incidencia va en aumento, también entre los niños), algunas enfermedades sistémicas y neurológicas o por trastornos de la motilidad del esófago. Afortunadamente los tumores, el daño vascular cerebral y los procesos neurológicos degenerativos en esta edad son poco frecuentes.

Las cifras indican que la incidencia en hombres es 1,5 veces mayor que en mujeres, ¿a qué se debe?

La verdad es que al ser un síntoma bastante frecuente, atendiendo en la consulta tanto a hombres como a mujeres que lo presentan y no me había planteado nunca esta cuestión, que tampoco creo que sea muy relevante. En cualquier caso, el sentido común me hace pensar que ello es debido a que algunas de las causas de disfagia, como el daño neurológico isquémico o los tumores de cabeza y cuello o de esófago, son más frecuentes en hombres que en mujeres.

Los alérgenos en la dieta están provocando un aumento de la disfagia entre los niños

¿Cuál es su tratamiento en los distintos casos?

Aquí habría que distinguir entre el tratamiento de la enfermedad o proceso que haya causado la disfagia, lo cual en algunos casos desgraciadamente no siempre es posible, como puede ocurrir en algunas enfermedades neurológicas y degenerativas; y las medidas de soporte generales para aliviar y mejorar la calidad de vida del paciente, evitando las complicaciones de la misma y asegurando una correcta hidratación y nutrición. Y aquí no puedo evitar decir que antes de cualquier medida es imprescindible un correcto diagnóstico de la disfagia y de las causas que la han provocado, siendo por ejemplo en el caso de la disfagia esofágica la endoscopia digestiva alta (gastroscopia) la exploración principal, pero no única para hacerlo. En cuanto al tratamiento de la causa, dada la multitud de las mismas sería imposible citarlas aquí todas, pero este incluye desde medidas farmacológicas para el reflujo gastroesofágico hasta dilataciones endoscópicas de estrecheces del esófago e incluso colocación de prótesis en el mismo y tratamientos oncológicos como la quimioterapia, radioterapia o cirugía en el caso de tumores. Sí creo interesante mencionar algunas medidas como ejercicios de ayuda para la coordinación de la deglución en caso de disfagias de origen orofaríngeo, siempre supervisados por un equipo multidisciplinar que incluya médico rehabilitador, neurólogo o geriatra, logopeda, etc. 

¿Los pacientes deben introducir cambios en su dieta?

Sí, muchas veces será necesario que lo hagan. El médico y el nutricionista serán los encargados de indicar las nuevas pautas dietéticas a seguir según cada tipo de disfagia, ya que en algunos casos puede ser necesaria una dieta semilíquida o triturada, mientras que en otros, por el contrario, habrá que añadir algún espesante a los líquidos para evitar atragantamientos. Se hará siempre asegurando unas correctas hidratación y nutrición, pudiendo llegar a ser preciso en casos extremos la colocación de una sonda para ello.

Muchas veces será necesario que el paciente haga cambios en su dieta


Mencionaba la gastroscopia como herramienta de diagnóstico. Sigue siendo un procedimiento con mala fama...

A este respecto debo indicar que actualmente, la práctica totalidad de estas exploraciones se realizan con sedación, por lo que el paciente no percibe molestias y no debe tener miedo de consultar al médico por este síntoma.

Además de la disfagia orofaríngea y la esofágica también existe la llamada disfagia nerviosa, en personas con altos niveles de ansiedad. ¿Cómo se presenta?

La disfagia nerviosa, también llamada fagofobia, es un miedo aparentemente irracional a atragantarse, con unas sensaciones por parte del paciente en las que nota que su garganta es más estrecha y no le deja tragar. No debe confundirse con la anorexia nerviosa ni con trastornos obsesivo-compulsivos y debe tenerse en cuenta que puede presentarse incluso en niños. Habitualmente sucede en personas ansiosas que pueden haber sufrido previamente un episodio desagradable, como un atragantamiento grave con sensación de asfixia. No es frecuente ver casos extremos, que pueden llevar incluso a la desnutrición, pero con relativa frecuencia sí se presentan en la consulta pacientes, más frecuentemente mujeres, que refieren "sensación de tener un globo en la garganta" que les dificulta tragar. 

El abordaje precisa aquí un enfoque diferente.

Sí, aunque una vez más es preciso un estudio que descarte cualquier lesión o enfermedad orgánica antes de indicar un tratamiento que en muchas ocasiones va a precisar soporte por parte de psiquiatra, psicólogo, nutricionista y logopeda.

Más información en: riberasalud.com/polusa

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