"El sol es un falso amigo del acné, por eso es normal tener un brote postverano"

El acné es un proceso inflamatorio de origen hormonal, por eso lo sufren especialmente los adolescentes y los adultos jóvenes. Esta afección cutánea suele alternar temporadas de mejoría con otras de exacerbación. El ya cercano otoño es una de ellas, como alerta Tamar Troncoso, farmacéutica y especialista en dermofarmacia.
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photo_camera Tamar Troncoso, en las instalaciones de la farmacia Rego Lodos.

El acné parece mejorar con el sol, pero tras el verano empeora de nuevo, ¿a qué se debe?

El sol es un falso amigo para los sufridores del acné. Su efecto antibacteriano y antiinflamatorio hace que durante los meses de verano la patología mejore y nos relajemos en nuestras rutinas cosméticas. Pero la piel, una de las formas que tiene de protegerse frente al sol, es engrosar la capa córnea (la ‘corteza’). Esto puede obstruir las glándulas sebáceas y cuando ya pensabas que el acné estaba controlado, aparece el temido brote postverano. 

No solo es un falso alivio de esta afección cutánea, sino que puede empeorarla.

Exacto, durante los meses de verano las pieles con tendencia acneica suelen tener una mejoría porque el sol tiene esa acción bactericida y antiinflamatoria que ya mencionamos y seca las lesiones. El problema es que la piel en verano tiene muchos enemigos: el cloro y agua del mar que la deshidratan, la relajación de las rutinas cosméticas, la alimentación que suele ser peor, una mayor producción de sebo y sudor a causa del calor y, por último, el engrosamiento de la capa córnea como autodefensa ante los daños solares. Todo esto, junto con el aumento de estrés que nos provoca la vuelta a la rutina, crea el caldo de cultivo perfecto para que aparezca el temido efecto rebote. 

La piel tiene muchos enemigos en verano. Eso, junto al estrés de la vuelta, crea el caldo de cultivo perfecto para el efecto rebote

¿Cómo se debe tratar el habitual efecto rebote de septiembre? 

Realmente, lo importante siempre es prevenirlo. Es decir, mantener una rutina adecuada durante los meses de verano para no liarla en otoño. Pero si llegamos tarde, ¿qué podemos hacer en septiembre? Hay dos pautas muy básicas en cualquier rutina cosmética que son innegociables. La primera es limpieza mañana y noche. Cuando hablo de limpieza, un error muy común es pensar que es innecesario cuando no te maquillas. El objetivo de la limpieza de la piel, entre otras cosas, es eliminar ese exceso de grasa oxidada que puede empeorar la patología. Y en un cutis con tendencia acneica lo ideal sería utilizar limpiadores específicos con un pH ácido. Otro paso innegociable es la protección solar, incluso en los días más grises. Esto nos va ayudar a evitar, entre otras cosas, las hiperpigmentaciones (manchas) y el engrosamiento de la capa córnea. 

¿Qué principios activos resultan útiles para combatir un brote de acné?

Unos activos que me gusta mucho incluir en las rutinas cosméticas en pieles con tendencia acneica son los antoxidantes, que ayudan a controlar la oxidación del sebo. En una piel con tendencia acneica, el sebo es de peor calidad y está mucho más oxidado, también es proinflamatorio, y todo esto hace que la patología pueda empeorar. Por eso, incluir un antioxidante nos suele ayudar mucho. Mis favoritos son la niacinamida y el ácido azelaico y sus derivados. Otros activos que pueden ayudar son los retinoides, aunque hay que tener cuidado con ellos, ya que su introducción en nuestra rutina debe hacerse paso a paso, según la tolerancia de la piel, para no liarla. No podemos olvidar que el acné es una patología y cada piel es un mundo, y por eso siempre es importante personalizar, ya que lo que le va bien a un tipo de cutis a otro no le funciona, por eso recomiendo acudir a un especialista para que nos asesore de manera personalizada. Y después tener claro que hay grados de acné que debe ver el dermátologo. 

Una vez que el brote ya está controlado, ¿cuál es la rutina de cuidados que precisa una piel acneica? 

Depende. Los pasos innegociables de una rutina, limpieza y protección adaptada al tipo de piel, deben mantenerse sí o sí, pero después habría que ver las necesidades de cada persona. Hay pieles que han estado sometidas a tratamientos médicos y necesitan más hidratación, en otras pieles habría que trabajar las manchas y en otras, la preocupación pueden ser lar marcas tipo agujerito, conocidas como pica-hielo. 

Activos como el azelaico, kójico, glicólico o mandélico pueden ayudar a mejorar las marcas que deja el acné

¿Hay algún tratamiento cosmético que ayude a mejorar esas marcas y cicatrices?

En las hiperpigmentaciones postinflamatorias (HPI), que son las manchas que se forman tras un grano, hay algunos activos que nos pueden ayudar. El objetivo sería detener la creación de pigmento, reducir la inflamación y ‘lijar’ la mancha que tenemos (aumentar la renovación). Solemos usar activos despigmentantes (azelaico, kójico, arbutina…), activos renovadores (glicólico, mandélico, cítrico…) o activos que ayudan con el componente vascular, como el tranexámico. En cuanto a las marcas, en este caso los cosméticos tienen unos resultados regulares, aunque algunos resultan renovadores, como los hidroxiácidos, betahidroxiácidos o polihidroxiácidos. Suelen ser mucho más efectivos los tratamientos medico-estéticos. 

¿El tratamiento para adolescentes y para adultos es el mismo?

Hay activos que podemos utilizar en ambos tipos de acné, pero las necesidades de una piel adulta son distintas. Entran en juego la flacidez, las arrugas o el fotoenvejecimiento, entre otros, y eso cambia las reglas del juego. Además, el tipo de lesión acneica y la localización en los acnés adulto y adolescente son distintas.

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