"Para limitar el estrés, los niños deben retomar las rutinas de modo progresivo"

La vuelta al cole tras las vacaciones de verano es motivo de ilusión para muchos niños. Sin embargo, es frecuente que aparezcan dificultades para regresar a la rutina de madrugar, realizar actividades extraescolares, deberes, etc. El equipo de psicólogas de la Clínica Ribera Polusa Santo Domingo recomienda cómo encarar el mes de septiembre.
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photo_camera De izquierda a derecha, Belén Vázquez, Yessica Seijo, Lucía Fernández y María Novo, integrantes del equipo de psicología de Ribera Polusa. VICTORIA RODRÍGUEZ
Belén Vázquez, psicóloga y coordinadora del servicio de psicología en la Clínica Ribera Polusa Santo Domingo, explica que "es habitual, especialmente en los primeros días, la negativa a ir a clase y la aparición de nervios y miedos, que varían dependiendo de la edad. En niños más pequeños predomina el temor a la separación de los padres; en escolares de más edad es frecuente el miedo a suspender y, en la adolescencia, ganan importancia los miedos al fracaso académico o los de carácter social y relacional".

La especialista propone retomar las rutinas de forma progresiva y gradual, adaptándolas siempre al momento evolutivo del niño y facilitarle toda la información: "Explicarle qué va a hacer, dónde y con quién estará, evitando cualquier mentira".

"Es recomendable levantarse con tiempo suficiente para prepararse tranquilamente y sin agobios, ayudarles a organizar su material escolar con antelación y planificar las actividades extraescolares a las que asistirán para motivarlos, siempre y cuando esto no suponga una sobrecarga", añade María Novo Arias, otra de las psicólogas de la unidad de Polusa, que incide en que "la familia debe transmitir seguridad y confianza. En niños en etapa infantil, si la angustia es elevada al principio se les puede proponer que acudan con algún muñeco o cualquier otro objeto que resulte emocionalmente significativo para él, ya que esto les infundirá un mayor nivel de tranquilidad".

Comunicación

La comunicación debe ser uno de los pilares de la relación familiar. Por eso, en este momento los padres deben hablar con los estudiantes sobre sus sentimientos y expectativas respecto al nuevo curso: "La creación de espacios seguros para hablar fortalecerá la confianza entre padres e hijos, y estos pueden percibir libertad para contar cómo viven esta etapa y expresar sus preocupaciones o miedos al respecto. Una vez que se inicie el curso es recomendable reservar también un espacio para hablar sobre las sensaciones y experiencias que experimentan y que los niños cuenten qué tal ha ido el día y cómo se han sentido en el centro educativo, más allá del  contenido académico".

"Si tus hijos te reclaman, escúchalos", insiste la doctora Belén Vázquez. "Tenemos que hablar con ellos y ser respetuosos y comprensivos con sus sentimientos, darles el tiempo necesario para calmarse y ayudarlos a afrontar las dificultades que surjan en el día a día".

Señales de alerta

Los adultos también deben ser cuidadosos cuando aborden el regreso a la rutina, para reforzar en los niños la idea de que el colegio es algo positivo. "No debemos agobiar ni presionar al niño con la vuelta al colegio y a las actividades extraescolares, y los padres debemos mostrar ilusión, ya que eso favorecerá la aparición de una actitud positiva", señala la psicóloga Lucía Fernández Riesco, matizando que "es recomendable elaborar un horario realista de la nueva rutina, incluyendo tiempo para el descanso y el ocio".

La vuelta al cole es un proceso de adaptación que puede producir estrés en los menores. Se trata de un estrés que se disipa rápidamente, pero Belén Vázquez considera síntomas de alerta, que hay que atender, "cuando vemos que el niño o adolescente muestra tendencia al aislamiento o conductas evitativas respecto al colegio/instituto, problemas digestivos frecuentes, dificultades para conciliar o mantener el sueño, pesadillas recurrentes, tristeza o irritabilidad constantes y niveles de ansiedad elevados, entre otros...". La especialista de Ribera Polusa matiza que, en el caso de los adolescentes, los síntomas de alerta de que algo no está yendo bien en este proceso tienen características propias, siendo el más frecuente "la tendencia al aislamiento".

La confianza es uno de los mejores regalos que podemos ofrecer a nuestros hijos. Es importante evitar sobreprotegerlos y confiar en su capacidad para desarrollarse, pero si empezamos a identificar un malestar significativo o un deterioro a nivel académico, emocional y/o social, es importante acudir a un especialista para valorar la situación y, si fuese necesario, iniciar un tratamiento psicológico adaptado a cada caso.

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