Se considera que un paciente sufre estreñimiento cuando, en el último año, durante al menos tres meses y en más de un 25% de las deposiciones, presenta dos o más de los siguientes síntomas:
—Esfuerzo excesivo para defecar.
—Heces duras o caprinas.
—No lograr sensación de vaciado completo.
—Sensación de obstrucción a nivel anorrectal.
—Utilización de maniobras manuales para facilitar la expulsión (extracción con el dedo, compresión pélvica).
—Evacuar menos de tres veces por semana.
Aunque considerado con frecuencia un síntoma ‘menor’, lo cierto es que en ocasiones puede ser la manifestación de una enfermedad importante y además supone una notable carga económica para el sistema sanitario por las consultas, pruebas y gasto farmacéutico que genera. Además, altera notablemente la calidad de vida de quien lo padece.
Distintos tipos
Si no consideramos los casos agudos, generalmente relacionados con un cambio en el estilo de vida por un viaje, un periodo de menor movilidad o un cambio de dieta, el más frecuente es el crónico simple o idiopático (sin causa conocida). En muchas ocasiones, en realidad se trata de un paciente sedentario que bebe pocos líquidos, con una dieta pobre en fibra y sin hábitos regulares a la hora de defecar.
Sin embargo, el estreñimiento puede deberse a otras causas, tanto a una lesión estructural en el tubo digestivo como a un trastorno de la función motora, secundario a fármacos o a enfermedades sistémicas de naturaleza neurógena, endocrinometabólica o neuro-muscular. Es importante recordar que en enfermedades tan prevalentes como la diabetes, el hipotiroidismo, la depresión, el ictus, la demencia senil o el párkinson es frecuente el estreñimiento. Lo mismo ocurre en pacientes en tratamiento con fármacos como antidepresivos, antiepilépticos, analgésicos opioides, algunos antihipertensivos, neurolépticos o incluso suplementos de hierro o de calcio. Detectar y corregir estas situaciones en cuanto sea posible resulta imprescindible.
¿Cuándo hay que ir al médico?
La presencia de sangre o el estrechamiento de las heces, el dolor abdominal, la existencia de fiebre o debilidad y la pérdida de peso inexplicada pueden hacer sospechar un problema serio en un paciente con estreñimiento; también hay que estar vigilante si una persona de más de 50 años anteriormente no estreñida comienza a serlo, cuando el problema es intermitente durante los últimos meses o cuando existen síntomas añadidos por la noche. Se debe acudir también al médico cuando haya antecedentes familiares de cáncer de colon.
Prevención
Una dieta rica en fibra que incluya fruta (no en zumo), verdura, legumbres, frutos secos y cereales, la ingesta de abundante líquido, el ejercicio físico y el hecho de ir al baño con regularidad (preferiblemente después del desayuno y siempre en el momento en que se perciba necesidad) suele ser suficiente. Cuando esto no funciona, si no hay síntomas de riesgo puede probarse un tratamiento con laxantes, comenzando con los que aumentan el bolo intestinal (salvado de trigo, metilcelulosa o plantago ovata). No se recomienda el empleo de enemas, supositorios ni maniobras manuales. Si lo anterior tampoco funcionase, el siguiente escalón lo constituyen los laxantes osmóticos (macrogol, lactulosa). Finalmente, si todo ello falla habría que recurrir, bajo prescripción médica, a estimulantes del tránsito intestinal (bisacodilo, linaclotida). El empleo de algunos laxantes como sen, fave de fuca o cáscara sagrada no se recomienda de forma prolongada por las alteraciones que producen en el colon.
Un 5% de los que consultan, aproximadamente, son derivados al especialista. El coste que debe asumir el sistema sanitario público a causa de ello es muy alto.
Una cuarta parte de la población española es estreñida, siendo un problema el doble de frecuente entre el sexo femenino.
Esta diferencia entre sexos aumenta con la edad. En el caso de pacientes ancianos institucionalizados, se calcula que hasta un 80% consume laxantes.
La mayoría de los que sufren estreñimiento no consultan al médico y recurren a diversos productos de farmacia o parafarmacia para aliviar sus síntomas.