"La cirugía meniscal es muy agradecida, tiene pocas secuelas inmediatas"

La rotura de menisco es una de las causas más habituales de consulta traumatológica y un problema que puede presentarse a cualquier edad, ya que se da tanto en un menisco joven como en uno cuya resistencia está previamente disminuida, como asevera el doctor Albert Grau, traumatólogo en el Hospital Ribera Polusa.
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photo_camera El doctor Albert Grau. XESÚS PONTE


El menisco es una estructura con una función articular importante, ¿podría detallarla?

El menisco es una estructura fibro-cartilaginosa ubicada entre el fémur y la tibia. Tiene forma de herradura o semiluna y su función es absorber la energía de impacto al andar, correr o saltar, y así proteger del desgaste articular, además de ser un estabilizador de la rodilla. Hay dos meniscos, uno para el compartimento interno y otro para el externo de la rodilla. En el externo se distribuye el 70% de la carga, mientras que el interno solo absorbe el 30%. A la larga, una lesión del menisco externo generará más desgaste en la rodilla que una lesión del interno.

A la larga, una lesión del menisco externo generará más desgaste en la rodilla que una del interno

¿Cómo se suele producir este traumatismo?

El menisco se suele lesionar al realizar un exceso de giro, torsión o rotación de la rodilla, con el pie fijo en el suelo y la rodilla en ligera flexión. En ocasiones, los meniscos degenerados –en pacientes ya de una cierta edad– se lesionan al realizar un exceso de flexión de rodilla en carga y no necesariamente al haber hecho un giro. El menisco puede dañarse de forma aislada o ir asociado a lesiones ligamentarias o óseas si el mecanismo lesivo es de alta energía.

Curiosamente, en algunas ocasiones los síntomas se presentan un tiempo después de producirse la lesión.

Normalmente se produce un dolor inmediato, como un pinchazo intenso acompañado de un ligero derrame articular, que ocasiona cojera durante unos días. Posteriormente, este dolor suele ir disminuyendo e incluso desaparecer, pudiéndose reproducir al volver a realizar los giros o flexiones de rodilla mencionados, por ejemplo al retomar la actividad deportiva o laboral, al hacer tareas domésticas... Es por este motivo por el que, en ocasiones, el paciente puede acudir a consulta varios días o semanas después de la lesión por síntomas recurrentes, aunque no es lo habitual por el dolor brusco inicial que produce.

¿Es necesaria una resonancia magnética para confirmar el diagnóstico?

La principal sospecha diagnóstica se establece al entrevistar al paciente y determinar cómo se produjo la lesión, qué síntomas tuvo y cómo ha evolucionado, junto con la exploración clínica en consulta. Ante dicha sospecha, en la actualidad es obligada la petición de una resonancia magnética, que confirmará la lesión y caracterizará la rotura para planificar el tratamiento a seguir.

La sospecha diagnóstica se establece en consulta. Para confirmarla es obligado hacer una resonancia magnética

¿Cómo se aborda esta lesión?

En el caso del paciente activo desde el punto de vista deportivo y laboral, es necesario abordarla de forma quirúrgica, dadas las recidivas de dolor que va a tener al seguir estresando la rodilla. La operación se hace por artroscopia y según las características de la lesión se optará por intentar repararlo fijándolo con unas suturas especiales (aunque en el 80-85% de las ocasiones no es posible) o por una meniscectomía, que es la extirpación total o parcial del menisco roto.

¿Y en un paciente mayor?

Las roturas en pacientes mayores suelen ser degenerativas, en meniscos ya desgastados que no son aptos para suturar. De hecho, en la mayoría de las ocasiones, dado que la exigencia física del paciente es baja se opta por seguir un tratamiento conservador y no operar. Solo si la evolución es mala y las molestias persisten se optaría por intervenir realizando la extirpación del menisco roto.

¿Qué precauciones hay que adoptar después de la cirugía para lograr una buena recuperación?

En general, realizando una técnica u otra, tras la cirugía es importante desinflamar bien la zona con frío y reposo, a la vez que mover la rodilla según esta permita para evitar rigideces. Cuando hubo una meniscectomía se evitará cargar peso sobre esta articulación durante unos quince días ayudándose de muletas, para después ir haciendo una carga progresiva y tonificando el muslo con ejercicios como la bici estática, asistido o no de fisioterapia. En caso de sutura, el periodo de descarga se prolongará hasta las cuatro o seis semanas, pero moviendo la articulación durante ese tiempo hasta el ángulo recto y realizando isométricos de cuádriceps. A continuación se iniciará una carga progresiva, demorando la vuelta a la actividad física hasta que pasen al menos tres meses.

¿Queda alguna secuela tras la intervención quirúrgica?

En general, es una cirugía agradecida y según mi experiencia, con pocas secuelas inmediatas: puede quedar alguna inflamación o dolor residuales de leve intensidad derivados de la fibrosis en el lugar de extirpación o de lesiones asociadas, por ejemplo del cartílago adyacente. Pero a largo plazo, y sobre todo en el contexto de grandes roturas en el menisco externo, la rodilla se degenerará con mayor celeridad a lo que haría en una evolución natural por la falta de amortiguación y de estabilidad. 

Más información en: riberasalud.com/polusa

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