El vino mencía y la olería, señas de identidad

El vino Lucenza es elaborado en Proendos por Tomás López y Otilia Arias, los también propietarios del negocio de olería Figulus
Otilia Arias, con botellas del mencía Lucenza. CARLOS JULIO GONZÁLEZ
photo_camera Otilia Arias, con botellas del mencía Lucenza. CARLOS JULIO GONZÁLEZ

Lucenza es un mencía joven elaborado en muy pequeñas producciones cada cosecha por una bodega familiar situada en la parroquia de Proendos, en Sober. Tomás López y Otilia Arias son los impulsores de este proyecto, a la vez que cuentan con el taller de olería Figulus, que mantienen la esencia "da auténtica olería de Gundivós".

El tinto Lucenza lo producen desde hace décadas y lo hacen con la fórmula de siempre. López destaca que se trata "dun viño orgánico, para o que non precisamos andar con químicas estrañas e estabilizadores que lle botan os enólogos". Un modelo que defiende a toda costa desde que, en 1989, "dúas persoas e mais eu fixemos no Seminario Menor de Lugo a primeira mostra de viticultura ecolóxica de Galicia".

Los que prueban Lucenza dicen de este monovarietal mencía de color rojo picota que es un vino limpio, intenso y fresco, repleto de matices que lo vuelven complejo, a la vez que elegante.

Parte del secreto puede radicar en la viña que le da nombre. Además de Lucenza, también se le conoce como O Escouple y está situada en la zona de A Malcavada, en plena subzona de Amandi.

"Puxémoslle este nome ao viño porque a parcela da que recollemos a uva determina moito o produto, sobre todo pola calidade das uvas", apunta Tomás. Eso sí, trabajar una viña como Lucenza no es nada fácil, pues se alcanzan pendientes con desniveles superiores al 60 por ciento, todo un reto que no está al alcance de todos.

La producción es muy baja y depende de cómo vaya la cosecha

Tomás reconoce que es "unha viña complicada, na que traballar non é sinxelo, si, pero por eso o viño é tan bo". De hecho, asegura que si la cantidad que elaboran es tan baja –la producción oscila entre las 900 y las 1.000 botellas por cosecha– es porque no compran otras uvas, limitándose a aquella que recogen en su viñedo estrella.

Por ello, "a cantidade de botellas depende moito de como se dea ano e do resultado co que pechemos a vendima", unos trabajos que suelen completar en una sola jornada y, además, acostumbran a hacerlo cuando muchas bodegas todavía no han comenzado la campaña.

Venden a clientes fijos y algún restaurante o vinoteca

Y lo cierto es que demanda no falta, pues, según apunta, "entre clientes particulares de toda a vida e algún restaurante e vinoteca" prácticamente dan salida a toda la producción, reservando una parte para eventos como la Feira do Viño de Amandi o, por ejemplo, "algún cliente novo que sempre se vai facendo, así que imos repartindo, como bos irmáns". De este modo, logran comercializar todas las unidades en el mismo año de su embotellado.

Pero Tomás indica que, por más superficie que tengan, no pretenden aumentar la cantidad que elaboran en la actualidad, al escasear la mano de obra en la zona. "Sempre me din que debía facer máis, eu digo que o que queira facer máis que merque unha viña e que traballe", afirma con rotundidad.

Olería tradicional

El mencía Lucenza seguirá, por lo tanto, siendo un producto exclusivo, algo que comparte con las piezas de olería que también elaboran Tomás y Otilia bajo el sello de Figulus.

"Ás veces parece que que a tradición pasou a ser só unha palabra, polo que nós reivindicamos que as técnicas que empregamos son as auténticas da olería de Gundivós", defiende Tomás, que tuvo contacto con este oficio en su infancia, gracias a una tía abuela que vivía en Campo Verde, núcleo de la mencionada parroquia.

Viticultores de varios puntos de España se interesaron por las "ámboas" que elabora el taller Figulus

Ambos productos, el vino de Amandi y las piezas de olería, son los más representativos del municipio de Sober. Y aunque las segundas estén más relacionadas con la decoración y el coleccionismo, López destaca que a día de hoy existe demanda de productos determinados, "como as ámboas do viño". Cuenta que incluso se las encargaron productores de zonas como el Priorat, La Rioja o Canarias.

"Hai que lembrar que todo barro a baixa temperatura é poroso e isto provoca unha micro osixenación do viño, algo que lle dá carácter", indica.

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