Vida nueva para un regadío obsoleto

La CHMS y la USC estudian alternativas sostenibles para recuperar la infraestructura y potenciar la agricultura en el valle de Lemos
El regadío del val de Lemos. EP
photo_camera Uno de los canales del regadío Val de Lemos. L.A.R.

La Confederación Hidrográfica del Miño Sil (CHMS) y la Universidade de Santiago de Compostela (USC) firmaron un convenio, valorado en 290.000 euros, para poner en marcha un plan integral que permita el aprovechamiento sostenible del regadío Val de Lemos. La iniciativa supone el enésimo intento de reflotar una infraestructura creada en la década de los sesenta, en la que se invirtieron más de 500.000 millones de pesetas de la época y que afectó a un total de 5.300 hectáreas de terreno repartidas entre los municipios de Monforte, Bóveda, Sober, A Pobra do Brollón y Pantón. Pese a las cifras, no consiguió su principal objetivo: el de convertir el valle de Lemos en una zona de alta producción agrícola.

La obra constructiva del regadío, acometida en aquel momento por la Confederación Hidrográfica del Norte, iba acompañada de un plan de colonización con medidas como el impulso de la concentración parcelaria y la apertura de un centro de industrialización y comercialización agraria, pero las administraciones abandonaron dicho plan a su suerte y la obra hidráulica se quedó a merced de las circunstancias. La falta de mantenimiento de la red de canales, el mal uso reiterado de la misma, el crecimiento de la trama urbana sobre los suelos agrícolas y el abandono de la propia actividad agraria hicieron el resto. En la actualidad, el regadío es una instalación obsoleta y su aprovechamiento se limita a una mínima parte.

"Queremos fomentar a produción sostible de cereal na comarca, tan escaso nestes tempos", dice José Antonio Quiroga

EN MARCHA. El actual presidente de la CHMS, José Antonio Quiroga Díaz, es el primero que reconoce el deterioro del regadío y explica que el convenio implica realizar una radiografía de la infraestructura desde el punto de vista legal, económico, social y productivo, y luego, buscarle una sostenibilidad.

"Con este informe podemos saber o espazo que pode ser rendible para a súa explotación. Tamén podemos delimitar as zonas periurbanas. A modo de resumo, o que tentamos é rematar cunha etapa de abandono do regadío e darlle unha nova vida de xeito sostible para fomentar unha produción propia de cereal, agora tan escaso", dice Quiroga.

Por su parte, Manuel Marey, es coordinador del grupo de investigación PROePLA (Proxectos e Planificación; GI 1716) e investigador principal del proyecto del regadío por parte de la USC. Explica que se hará "unha proposta de accións para o desenvolvemento de modelos e plans de agricultura sostible para a zona" y añade que el equipo de trabajo está formado por 13 docentes de la Escola Politécnica Superior de Enxañería y está especializado en temas "de xestión territorial e xestión e planificación hidrolóxica".

"O equipo que aborda o estudo é experto na planificación hidrolóxica e na xestión territorial", añade Manuel Marey, de la USC

Insiste Marey en que "existe un enorme potencial no val de Lemos para diferentes actividades agrícolas e gandeiras. As circunstancias actuais do mercado mundial de produtos agrarios fan moi interesante e necesario a posta en marcha de actividades de produción máxime nesta zona que conta co recurso fundamental como son as instalacións de rega" y estima que los trabajos comenzarán de inmediato y rematarán en noviembre de 2023.

LOS REGANTES. El presidente de la confederación aborda otra cuestión, la de la colaboración de los regantes. La comunidad se creó hace dos décadas pero el censo de usuarios bajó desde los 4.600 regantes de aquellos años a los 150 actuales. A mayores, el colectivo tiene una importante deuda de las cuotas que no pagó en estos años por el uso del agua. Quiroga está abierto al diálogo para solucionar el conflicto de las cuotas. Además, "queremos que os regantes sexan os nosos aliados na modernización do regadío", añade.

"O plan debe incluír a concentración de terras e darlle prioridade á zona de verdadeiro uso agrícola", comenta la presidenta de los regantes, Alicia Toirán

Alicia Toirán es la presidenta de esa comunidad de regantes que se creó en la década de los 2000 al amparo de uno de los muchos intentos de reflotar el regadío. Lleva en esta lucha media vida y ha visto muchos fracasos. Por eso es cauta, entiende que el plan de viabilidad que pretenden la USC y la CHMS "é un bo punto de partida" y cree que quizá el contexto actual "coa nova lexislación de mobilidade de terras", pueda ayudar, pero sabe que el camino es largo.

Presa de Vilasouto, de la que se nutre el regadío. A.RODIL.
Presa de Vilasouto, de la que se nutre el regadío. A.RODIL

"O principal problema que temos aquí é o minifundismo, polo que calquera intento de que o regadío funcione pasa por facer unha concentración de terras", apunta Toirán. También considera que hay que centrar los esfuerzos en los terrenos de verdadera vocación agrícola. "Parte da área do regadío está agora dentro da trama urbana de Monforte, onde se fixeron casas e rúas, habería que eliminar todo iso e centrarse na área de vocación agraria", dice. 

Toirán conoce bien el regadío y dice que en la actualidad solo hay entre 800 y mil hectáreas repartidas entre Bóveda, Monforte y una parte de Sober en las que el agua se destina de verdad a uso agrícola, "fincas de millo ou prado". En el resto, o no se riega o se riegan huertas, jardines y se llenan piscinas, algo que no tiene lógica.

De hecho, este año, y ante la fuerte sequía, solo se concederán permisos "para regar o millo a través dun estrito sistema de turnos", añade.

Unións Agrarias sigue de cerca los planes para el regadío y Miguel Francés, técnico en Monforte, confía en que lleguen a buen puerto "porque os profesionais da USC son moi competentes". También aguarda que los estudios no se alarguen en el tiempo "porque poderíamos perder o tren".

"Estamos a tempo de recuperar e a actividade agrícola, pero non pode haber máis demoras", advierte Miguel Francés, técnico de Unións Agrarias

En este sentido, advierte que el valle de Lemos, con un buen regadío, tiene unas condiciones óptimas para la producción de cereal y que una buena infraestructura hidráulica "axudaría aos regantes pero tamén a todas as explotacións do sur de Lugo que poderían acceder a alimento de calidade, de proximidade e sostible para o seu gando". Matiza que supondría "desenvolver o amplo potencial agrícola que ten o val e que nunca estivo ben explotado".

En el contexto actual, marcado por los continuos cambios de precios en el sector primario, las dificultades para acceder a materias primas y la dependencia de mercados extranjeros, además de la necesidad de optimizar los recursos hídricos, "o regadío sería un impulso ao sector primario e a unha comarca que non pode vivir só do turismo", concluye.

De Vilasouto al valle
El regadío se nutre de la presa de Vilasouto (O Incio) y dispone de 78,5 kilómetros de canales y 147 acequias, que están, en su mayoría, rotas y llenas de maleza. El mantenimiento está estimado en 500.000 euros anuales.

Comunidad de regantes
Se constituyó en 2003 de la mano de medio centenar de agricultores y ganaderos que querían pelear por la infraestructura.

Otros intentos
Los intentos por reactivar el regadío en los últimos 20 años fueron varios. El más ambicioso lo presentó en el año 2007 la Sociedad Estatal de Infraestructuras Agrarias (Seiasa). Proponía cambiar del sistema original de riego por inundación por otro con una tubería enterrada que llevase agua a presión a pie de finca y, desde ahí, regar por aspersión. Se pretendía empezar en una zona de 750 hectáreas, pero el plan no salió adelante.

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