El veraneo de Castro Candaz

El asentamiento anegado por las aguas del Miño tras la construcción del embalse de Belesar ha salido a la vista en agosto, cuando lo normal es tener que esperar al otoño. La causa es el bajo nivel del agua, provocado por el polémico vaciado de la presa
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photo_camera Castro Candaz ha emergido muchas semanas antes de lo habitual. MIGUEL PIÑEIRO

Castro Candaz suele ser sinómimo de haber dejado atrás el verano, estar inmerso en el otoño y prepararse para encarar los meses fríos. No ha sido así este año. El misterioso asentamiento anegado por el río Miño tras la construcción del embalse de Belesar es visible actualmente, en agosto, con muchas semanas de antelación, lo que evidencia que el nivel del agua del pantano se encuentra muy por debajo de lo normal en estas épocas.

No es posible acceder a él, pues aún no hay tan poco caudal, pero el lugar es perfectamente visible desde la distancia. Los vecinos de la zona no tienen constancia de otro agosto que permitiera a Castro Candaz asomarse a disfrutar del verano de la Ribeira Sacra desde su particular emplazamiento. Lo normal es que esto ocurra a finales de septiembre o comienzos de octubre.

Es otro reflejo de una de las polémicas que azota Chantada y Galicia en los últimos días. El vaciado de embalses por parte de las empresas hidroeléctricas -el de Belesar está explotado por Naturgy- ha puesto los pantanos a unos niveles realmente bajos. La inmensa presa del Miño, por ejemplo, se encuentra a menos del 30% de su capacidad.

Desde Naturgy alegaron que los trabajos en este y otros embalses gallegos donde han surgido controversias se ha hecho como siempre. Reconocen que hay menos agua de lo que sería lógico en estas fechas, aunque lo achacan a una primavera seca y a una demanda veraniega excesiva fruto de la ola de calor.

El embalse de belesar se encuentra a menos del 30% de su capacidad

Desde el Gobierno ven con escepticismo esta explicación. El Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco) anunció expedientes informativos que pueden derivar en sanciones si se confirma que los niveles de explotación han estado por encima de lo permitido.

Por su parte, la Confederación Hidrográfica del Miño-Sil (CHMS) apuntó que hasta ahora no se han detectado irregularidades, pero no ve razonable el comportamiento de las empresas, a las que pide responsabilidad social y medioambiental. También la Xunta ha avisado de que extremará la vigilancia en los embalses.

EL LUGAR. Al construirse el pantano, esta pequeña península quedó sumergida bajo el Miño, por lo que la visualización y el acceso al asentamiento dependen desde comienzos de los años 60 del siglo pasado del nivel del agua y la actividad en Belesar. Por esa razón ha sido imposible llevar a cabo prospecciones que permitiesen determinar qué es y cuáles son los orígenes de Castro Candaz.

Muchos de los turistas que acuden al lugar lo hacen con la creencia de que los muros y restos que emergen del agua pertenecen a un antiguo castro. Sin embargo, los vecinos de las poblaciones próximas se declinan por un asentamiento medieval. Y es que en el promontorio se ven vestigios de una antigua fortaleza demolida por los Irmandiños durante la revuelta entre 1467 y 1469.

Sí se sabe que a comienzos del siglo XX, Castro Candaz se aprovechó, como tantos otros terrenos en los alrededores, para la viticultura. Una de las hipótesis es que para construir los bancales que caracterizan las plantaciones de vid en la Ribeira Sacra se utilizaron las piedras de la fortaleza.

Cualquier actividad agrícola o arqueológica fue imposible a partir de la construcción del embalse, que hace que Castro Candaz aparezca y desaparezca. Eso sí, agosto nunca había sido un buen mes para contemplar una de las penínsulas con más misterio de la comarca. Y este hecho alimenta la controversia por el vaciado de Belesar, un proyecto que en sus más de 60 años existencia, no ha estado jamás exento de polémica.

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