La comunidad de montes de la parroquia de Tuiriz, situada en el municipio de Pantón, acaba de comprarle al Obispado de Lugo la antigua casa rectoral, un edificio de 1890 de 995 metros cuadrados divididos en dos plantas y con un pequeño inmueble anexo, así como los terrenos circundantes. En total, la suma del espacio adquirido alcanza los 3.850 metros cuadrados. La intención de este colectivo es dedicar la vieja rectoral una vez logren restaurarla, ya que se encuentra muy deteriorada, a fines sociales en beneficio de los residentes en esta parroquia pantonesa.
La junta directiva reconoció que el estado de conservación no es nada bueno, ya que se encuentra afectado el tejado y varios muros de la estructura. Su idea es recurrir a todas las subvenciones existentes para proceder a su rehabilitación.
Una vez se consiga poner en valor el inmueble, los comuneros de Tuiriz quieren montar un economato para los vecinos, como ya había en la parroquia antiguamente, hacer un almacén comunitario y habilitar un centro de procesado de los recursos que salgan del monte, como por ejemplo para elaborara mermelada o licores de hierbas. Otra función que tendría la rectoral sería albergar un gran salón de actos en el que celebrar todo tipo de actividades.
La junta vecinal señaló que esta adquisición, además de por las posibilidades que ofrece, ha obedecido a razones "históricas. Debía voltar ao pobo, pois na súa orixe foron os veciños quen levantaron a casa". Asimismo, insistieron "nas enormes posibilidades sociais e loxísticas que se abren para todos os residentes en Tuiriz".
RELEVO. La junta rectora de los montes comunales de Tuiriz, colectivo del que forman parte 66 familias, ha sido objeto de un importante relevo generacional, con la entrada de cuatro personas jóvenes en la directiva, que han sido capaces de involucrar a todos en sus proyectos, que consideran beneficiosos para el conjunto del vecindario de esta populosa parroquia pantonesa.
Una de las iniciativas fue crear un puesto de trabajo. Han contratado a una persona que se encarga del mantenimiento y limpieza del monte.
Decidieron, además, renunciar al convenio que tenían con la Xunta, que se llevaba el 30% de los beneficios de la venta de la madera, y gestionar ellos, de forma autónoma, tal recurso.
