La asociación Benfeita, que representa a los vecinos del barrio de A Estación, se ha sumado a las múltiples voces que en los últimos días han apoyado el trazado original de la A-76, que unirá Ponferrada con Ourense, y ha rechazado la propuesta del alcalde, José Tomé, de que la infraestructura pare en Monforte y enlace con la A-72 a Chantada. Creen que este proyecto sería fundamental para que su zona, venida a menos por el declive de sector ferroviario en la ciudad, resurja.
El presidente del colectivo, Roberto Muñoz, señaló también la importancia de impulsar otro ambicioso proyecto que se mueve a pasos muy lentos, el del puerto seco. "Serían moi bos para todo en Monforte en xeral e, por suposto, para o noso barrio", indicó.
El representante de Benfeita destacó la vitalidad que el barrio de A Estación dio a Monforte antaño. Ese esplendor puede adivinarse en los muchos bajos que hay en la Rúa Coruña que hoy tienen la persiana bajada y que en su día formaban parte de una importante lista de negocios y establecimientos.
La crisis del tren, que comenzó en los años 80, supuso también una caída sin freno para un barrio que, en palabras de Roberto Muñoz, llegó tener unos 6.000 vecinos en 32 calles. "A estruturación de Renfe creou problemas, moita xente morreu e os máis novos marchan. A situación é complicada, pero se a A-76 e o porto seco saen adiante hai esperanzas", señaló Muñoz.
El presidente de Benfeita recordó los tiempos en los que A Estación era un bullicio de gente. "Había unha oficina de correos con tres empregados, tres carnicerías, tres froiterías e un número incontable de comercios", dijo.
En A Estación llegaron a residir 6.000 vecinos y había múltiples negocios, un cine propio, una escuela de ajedrez y una rondalla
Muñoz, que participó en la fundación de la asociación en 1969, subrayó el papel de la sociedad La Fraternal como motor social del barrio. Estaba integrada por trabajadores del ferrocarril, un sector que hizo surgir el barrio a comienzos del siglo XX, cuando llegaron a Monforte multitud de personas para ganarse la vida gracias a los trenes.
En A Estación había igualmente sitio para un cine, una escuela de ajedrez e incluso contaba con su propia rondalla. Llegó a constituirse también como parroquia (en 2016 se cumplieron 50 años de aquello) y cuenta con su propia iglesia. Puede que las misas que se celebran en su interior cada domingo reflejen lo que está pasando en el resto de Monforte. Allí se ha centralizado el culto católico de otras cinco feligresías afectadas por la despoblación y la ausencia de sacerdotes.
El templo se ubica en el principio de la Rúa Coruña, justo enfrente de una estación de servicio y muy cerca del colegio Ferroviario, que, según Roberto Muñoz, "é a gran empresa que queda na Estación". El centro educativo creado a raíz del auge del barrio compartía calle con múltiples negocios, uno de ellos el histórico bar Currelos, inaugurado en los 50 y que dos hermanas reabrieron hace tres años, tras una temporada cerrado. Hoy, los establecimientos en esta ubicación de Monforte apenas llegan a diez y muchas casas permanecen en estado ruinoso y abandonadas.
"Hai ocos baleiros que son complicados de encher, pero imos facer todo o que poidamos. Ao final, cando chega a hora da verdade, os veciños sempre nos sumamos", indicó Roberto Muñoz. El presidente de Benfeita está muy satisfecho con las protestas llevadas a cabo hace semanas por los residentes, que consiguieron que Abanca no echara la llave por fuera para siempre a la oficina instalada en el barrio.
ACCIONES. Un caso similar al de Abanca se vivió con la ITV o el geriátrico. "Conseguiuse que estean aquí grazas ás mobilizacións dos veciños", aseguró Muñoz.
Aun así, el presidente de Benfeita insistió en que su barrio y Monforte necesitan planes para revitalizarse. "Debemos achegarnos a núcleos de poboacións importantes e o máis próximo é Ourense", concluyó.
