Veinte familias monfortinas, compuestas por 120 gitanos de origen portugués, malviven en As Lamas

Aseguran que ni Cruz Roja ni Cáritas se han preocupado de si disponen de alimentos
Una imagen de archivo del poblado de As Lamas. AEP
photo_camera Una imagen de archivo del poblado de As Lamas. AEP

Vivir en un gueto no es fácil. Casi nadie se acuerda de los que residen entre chapas de metal y tablones de madera, ni tan siquiera en estos momentos en los que una excepcional crisis sanitaria azota a todos.

En Monforte, un pequeño grupo de gitanos de origen portugués fueron abandonados a su suerte hace casi un cuarto de siglo por el Ayuntamiento en una parcela municipal situada en las afuera de la ciudad. Allí siguen, pero su número se ha multiplicado hasta contabilizarse 20 familias que agrupan a un total de 120 personas de mediana edad, niños, jóvenes y mayores que no pasan, en las circunstancias actuales, ni de lejos, por su mejor momento.

El principal problema que tienen es no disponer de alimentos suficientes. Mario Dosantos, un residente en el poblado chabolista, señaló que van justos, más de lo habitual, y que con ellos no se ha puesto en contacto ni Cáritas ni Cruz Roja ni el Banco de Alimentos para ofrecerles comida no perecedera.

Dosantos dice que han echado mano de la solidaridad. Que al ser todos prácticamente familia intercambian los productos que tenían en sus pequeñas despensas entre ellos o acaban comiendo varias familias en la misma chabola, en un espacio anacrónico.

El Ayuntamiento ha hecho muy poco en 25 años para mejorar las condiciones de vida de estas personas

Si alguien desea saber qué es una infravivienda y una vida realmente difícil que acuda hasta As Lamas. Las casas de estos vecinos de la ciudad del Cabe están construidas a retales, con todo tipo de elementos, desde madera a bloques de hormigón pasando por planchas metálicas.

El Ayuntamiento ha hecho muy poco en 25 años para mejorar las condiciones de vida de estas personas. En su día les dieron unas casetas metálicas, de las que se usan en las obras para albergar oficinas o un vestuario. Fue al principio, cuando los habían echado del barrio de A Pinguela, del vetusto y ruinoso edificio que albergó una prisión preventiva. También fue cuando les habían prometido la construcción de unas viviendas unifamiliares y un local social en el lugar que ocupan, así como la urbanización del espacio común.

Fue en la época de Nazario Pin como alcalde, en el mandato 1999/2003, una iniciativa que, si se acude hasta As Lamas, se comprueba que ninguno de sus sucesores la recuperó.

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