Un trabajo que se da a conocer en voz baja

Val do Frade es el resultado del esfuerzo incansable de Puri Díaz Ferreiro, que lucha por mantener la tradición vitícola de Vilachá
Purificación Díaz Ferreiro, en su viña de Vilachá, con las aguas del río Sil al fondo. EP
photo_camera Purificación Díaz Ferreiro, en su viña de Vilachá, con las aguas del río Sil al fondo. EP

A Puri Díaz Ferreiro le gusta que conozcan su bodega Val do Frade por la calidad del vino que elabora y por lo que su trabajo implica para la parroquia de Vilachá de Salvadur (A Pobra do Brollón). La suya es una de las dos bodegas que comercializan sus caldos desde este territorio, manteniendo viva una tradición vitícola centenaria junto a pequeños productores que elaboran para autoconsumo y para la conocida feria del vino que celebra cada año este lugar.

En 2006 constituyó la sociedad con varias personas más, pero desde hace once años Puri Díaz Ferreiro sigue adelante en solitario, como autónoma, primero compaginándolo con la hostelería y ahora dedicándose al vino de forma exclusiva.

Produce cada añada unas 3.000 botellas de una única referencia, un tinto elaborado a base mencía (85%) y garnacha (15%) que reúne las cualidades típicas de un buen Ribeira Sacra. Puri destaca que es "un viño afrutado, fresco e equilibrado tanto en cor como en graduación, que era de 13,5 graos na última colleira, pero este ano seguramente suba ata os 14, pois é a tendencia á que nos leva o cambio climático", indica.

La demanda es alta y le obligará, a corto plazo, a aumentar la cantidad de botellas que elabora, que ahora es de 3.000

En la ribera que le da nombre a su vino, Val do Frade, ella misma trabaja una hectárea de un viñedo que combina cepas viejas, "que producen a esencia", y otras plantadas de forma posterior. De allí salen todas las uvas que emplea en la elaboración de su vino, pues prefiere "que sean fincas propias". Ella las cuida con mimo y reconoce que esta profesión le apasiona, aunque confiesa que de pequeña "odiaba o mundo do viño".

Y es que su historia es la de muchos vecinos de la zona que, de niños, "mentres os demais xogaban, tiñamos que axudar na casa a mover o viño dun barril a outro" o incluso a meterse dentro de minúsculos depósitos para limpiarlos desde dentro. Para explicar esto último muestra a sus visitantes una pequeña cuba para que entiendan lo que suponía.

Eso no impidió que, con el tiempo, "acabase enganchada" a la viticultura, que considera mucho más que un oficio.

Anécdotas como esta son las que cuenta a las personas —cada vez más— que se desplazan a Vilachá para conocerla. La propuesta de Puri Díaz combina una visita a la bodega, con una cata y un paseo por la viña, que incluye una parada en el mirador de A Capela, con unas vistas espectaculares.

Son muchos los que, finalizada la actividad, deciden adquirir algunas botellas de Val do Frade, que aúnan el sabor de un territorio con mucha historia con el resultado de un trabajo incansable en busca de la calidad.

De hecho, casi la totalidad de la producción se vende de forma directa en las visitas. De esta forma, Puri se asegura que quien bebe su vino tomó conciencia "do traballo que hai detrás de cada botella e que viviron o que facemos". También le llena de orgullo que vaya gente a Vilachá, a su hogar, a conocer el conjunto de bodegas centenarias declaradas bien de interés cultural (BIC) de esta parroquia.

En agosto es cuando más movimiento registra, con decenas y decenas de visitantes de diferentes puntos de España, desde el País Vasco a Andalucía, La Rioja, Castilla-La Mancha o Navarra, solo por citar algunos.

Vienen "a ver se o que facemos é real ou unha película, pois moitas veces non o poden crer". Aunque en la ribera de Val do Frade no haya tanta inclinación como en Doade, por ejemplo, el trabajo sigue siendo muy exigente.

Maravillados tras la visita, la mayoría vuelven a casa con unas cuantas botellas de Val do Frade y más de uno acaba llamando para pedir más unidades. A Puri, como es lógico, esto le llena de satisfacción "e faime seguir adiante, porque sei que a xente bebe ese viño e recorda a visita".

Esta elevada y creciente demanda de su Val do Frade le obligará también a aumentar la producción a corto plazo, pero lo hará "pouco a pouco" y siempre apostando por ser ella misma la que vea desarrollarse cada viñedo.
 

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