Raúl Vázquez, el soberés que cruzó Europa con su marido muerto al lado

Fue detenido en Girona, pero viajó con el cadáver de su pareja hasta la provincia de Lugo
Estado en el que quedó el vehículo del lucense detenido tras salirse de la vía en Girona. EP
photo_camera Estado en el que quedó el vehículo del lucense detenido tras salirse de la vía en Girona. EP

El soberés Raúl Vázquez López, de 66 años, se ha convertido sin quererlo en el protagonista de una historia de amor que ha cruzado, literalmente, fronteras. El pasado viernes fue detenido en Girona por circular 40 kilómetros en sentido contrario, aunque la sorpresa de los Mossos llegó cuando descubrieron en el asiento del copiloto —con el cinturón de seguridad abrochado y envuelto en una manta— el cadáver de su pareja, Rolf Taubenberger, un científico suizo de 88 años con el que vivió durante años en Zúrich.

La historia es más compleja de lo que en un principio se podría imaginar. Era el último viaje de la pareja antes de morir Rolf, que estaba muy enfermo, con alzhéimer, por lo que lo había tenido que llevar a una residencia y sufría por no poder estar con él.

En diciembre, Raúl, natural de Sober y emigrante en Suiza, decidió sacar de manera ilegal del geriátrico a su pareja por "cosas que no le gustaban", como que le habían robado varios anillos, según recoge El País.

Así, emprendieron un último viaje por Italia, pero el estado de salud de Rolf era muy delicado y murió una noche mientras dormían en el coche —los hoteles habían cerrado por la pandemia—.

Cruzó Francia y España hasta llegar a la provincia de Lugo, donde viven su hermana y su sobrina

El lucense, sin saber muy bien qué hacer y agobiado por las circunstancias, continuó el viaje con el cuerpo sin vida de su marido tapado con una manta y con el cinturón en el asiento del copiloto.

Cruzó Francia y España hasta llegar a la provincia de Lugo, donde viven su hermana y su sobrina. Hacía 30 años que no se veían, no tenían relación y no se sintió bien recibido por sus familiares, que desconocían que viajaban con el cadáver de su marido. Así las cosas decidió volver a Zúrich para dar un entierro digno a Rolf, que llevaba varias semanas muerto y en estado de momificación. Todo ello sin notificar la muerte a nadie.

Fue a la hora de entrar a Francia, sin una PCR hecha y con un cadáver como copiloto, cuando le entró el miedo al ver el despliegue policial a la altura aproximada del municipio de Le Boulou —a unos 10 kilómetros de la frontera de La Jonquera, en Girona—.

Dio un volantazo para cambiar el coche de sentido y empezó a conducir en dirección contraria unos 40 kilómetros con el objetivo de volver a territorio español y evitar que las autoridades le separasen de su pareja. Como era de esperar, Raúl fue detenido después de saltarse otro control y tras salirse de la carretera al intentar esquivar nuevamente a los Mossos.

Finalmente se descubrió en qué circunstancias estaba viajando este lucense. Los agentes policiales levantaron la manta y encontraron el cuerpo de Rolf en avanzado estado de descomposición.

Aún quedan muchos detalles por esclarecer en este surrealista hallazgo. Tras prestar declaración ante el juez, quedó en libertad. Sabe, según fuentes cercanas al caso, que lo que estaba haciendo no era correcto. No niega la realidad ni los investigadores creen que tengan una enfermedad mental. Solo quería disfrutar de su marido hasta el último respiro.

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